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Aumentan niños filas del ballet

Los jóvenes sueñan con llegar alto, tal vez como el mismo Billy Elliot, pero también están conscientes de que el camino será difícil. Foto: Claudia Susana Flores
En el 2000, la película sobre un chico británico que sueña con ser bailarín de ballet y desafía el estigma de ser un estudiante varón de esta forma de arte conmovió
sábado, 31 de agosto de 2019
Por: Mariana Montes
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Agencia / Reforma
Monterrey, México (31 agosto 2019).- En el 2000, la película sobre un chico británico que sueña con ser bailarín de ballet y desafía el estigma de ser un estudiante varón de esta forma de arte conmovió a miles.

Sí, Billy Elliot demostró que los niños también bailan y no hay nada de malo en eso, coinciden especialistas.

"La película fue un parteaguas, los niños comenzaron a ver como posibilidad el estudiar ballet.

Hablando de lo que ha sucedido en Monterrey, hace 25 años, puedo decir tal vez dos o tres chicos estudiaban esto y eran chicos más grandes, no niños", señala Alejandro Jáuregui, profesor de la Escuela Superior de Música y Danza.

Actualmente, la institución pública tiene 36 varones inscritos en danza clásica, una demandante carrera de 16 semestres, con planes especiales para hombres que duran 8 semestres.



Pero detrás de los números están las experiencias de los Billy Elliots locales que Jáuregui afirma conocer de primera mano.

En el pasado, relata, los niños le contaban que su círculo de amigos era nulo porque en las escuelas los otros no aceptaban que bailaran.

Incluso, dice, hubo quienes ocultaron que tomaban las clases.

"Hoy, la aceptación ha mejorado nacional y localmente. Los chicos tienen amigos en sus colegios que saben que son alumnos de ballet, pero -y aunque son menos- todavía hay niños a los que les hacen bullying".

Un ejemplo reciente del estigma que prevalece hacia el alumno de danza es el caso del Príncipe Jorge de Inglaterra, de 6 años.



"El Príncipe Guillermo (su padre) dijo que Jorge amaba el ballet. Tengo noticias para ti, Príncipe Guillermo, veremos cuánto dura eso", expresó al aire en tono burlón la conductora estadounidense Lara Spencer en el programa Good Morning America.



Esto desató protestas de la comunidad artística y lemas como #BoysDanceToo y #Ballet4boys se popularizaron en redes.

CONTRA EL ESTIGMA

Roberto Machado, también docente de La Superior, delinea las tareas a cumplir para eliminar la mentalidad que deriva en comentarios como el de Spencer y animar a los niños a aprender la disciplina.

"Buscamos que desde más temprano, desde la infancia, se comience a tener conciencia.

Que los padres de familia sepan que es una carrera seria y difícil donde se dedican muchas horas de trabajo y se desarrolla el carácter y la fuerza de los chicos.

"Verán que el pensamiento del ballet como algo lírico y etéreo que no es para hombres es completamente equivocado".

También es importante, recalca, que se rompan los mitos en torno a las instituciones de enseñanza de las artes, que tienen fama de elitistas.

Para esto, la clave es el acercamiento.

"Es común que los papás visiten las escuelas donde sus hijos van a estar desarrollándose académicamente.

Entonces, si su niño expresa inquietud por aprender baile, dennos la oportunidad.

"Vengan a nuestras funciones, vengan a pedir informes de los programas y talleres que tenemos.

Estamos abiertos a esto".

Los papás deben conocer, además, los beneficios que la danza brinda al desarrollo físico y emocional.

"Los chicos ejercitan sus músculos todo el tiempo, desarrollan fuerza, elasticidad y potencia como atletas.

Desde el punto de vista psicológico, son estudiantes que se saben evaluados y se autoevalúan, y que por eso tratan de ser mejores constantemente", expresa Jáuregui.

"También se vuelven sensoriales y saben expresar sus sentimientos".

EXPERIENCIAS

Belisario Domínguez y Dominic Godoy, estudiantes de la Licenciatura en Danza Clásica de La Superior, están completamente seguros: quieren una carrera en el ballet.

Para estudiar este arte cuentan con el apoyo de sus familias, coinciden los chicos.

"Cuando era más niño, mis primas y mis tías bailaban ballet en academias y compañías, entonces mi mamá me llevaba a verlas", cuenta Dominic, de 13 años y alumno de quinto año.

"Una vez me llevaron a ver 'El Lago de los Cisnes', me preguntaron si me gustó, dije que sí y me metieron a estudiar", agrega el chico originario de Nuevo Laredo.

Belisario relata que, tras la recomendación de una maestra, comenzó a tomar clases de ballet.

Su maestro resultó ser Jonhal Fernández, primer bailarín del Ballet de Monterrey.

"Él me invitó a una de sus funciones, lo vi y me quedé impresionado, supe que esto quiero hacer el resto de mi vida", agrega el regiomontano de 14 años, quien cursa el cuarto año.

Belisario tiene una idea muy clara de por qué algunos chicos no quieren estudiar esta carrera artística.

"Principalmente, la causa es que creen que los van a tachar de homosexuales, porque, incluso cuando estamos en el siglo 21, existe la idea de que el ballet es para gays, lo cual no es cierto.

La realidad es que es una disciplina que no cualquiera puede hacer", afirma.

Tampoco es un hobby, es una carrera demandante, añade Dominic.

"Mi consejo (a los niños) es que, si están dispuestos a estudiar con disciplina, tomen la oportunidad.

Dejen que el tiempo vaya pasando y que las otras personas se acostumbren a lo que están haciendo".

Los jóvenes sueñan con llegar alto, tal vez como el mismo Billy Elliot, pero también están conscientes de que el camino será difícil.

"Sé que necesito un plan B. Acabaré esta carrera (de danza clásica), pero además planeo tener una profesión académica.

Nunca sabes si te puedes lesionar y terminar tu carrera como bailarín, que como quiera es corta: lo máximo es (retirarte) por ahí de los 40 años", expresa Belisario.

Dominic asegura que, tras dejar los escenarios, sueña con dedicarse a la enseñanza de la danza, aunque también quiere ir a la universidad.

"Si puedo tener dos carreras y dos títulos, ¿por qué no hacerlo?".

 

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