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Pero a medida que pasa el tiempo, la rutina, la convivencia entre otros factores terminan con la idea del beso apasionado.
Cuando hablamos de besarnos nos referimos a aquel beso profundo en donde se encierra deseo y pasión.
Esos besos que uno solía darse en los primeros tiempos, el típico beso de adolescentes. Este es un es un problema que puede ocurrirle a parejas que más allá de tener una muy buena química e incluso contar con una actividad sexual activa, llevan el beso a segundo plano.
5 razones por las que dejamos de besarnos
• Se apagó la pasión en general en la pareja.
• Tuvieron hijos: al tener hijos tal vez ya no creemos tan importante ese intercambio con nuestra pareja.
Un beso apasionado con nuestra pareja es demostración de cariño pero también de contacto sexual, muchas veces tememos mostrar este tipo de contacto frente a nuestros hijos.
• Tenemos la libido puesta en otro lado, dejando a un costado a la pareja.
• Prejuicio por creer que eso de los besos apasionados hay que dejarlo para adolescentes y jóvenes que recién empiezan con el contacto sexual.
En nuestra sociedad todavía está mal visto que una pareja de años esté a los besos apasionados en público.
• Otro condicionante es que, a veces, nos preocupa pensar que para nuestras parejas un beso apasionado es sinónimo de “vamos a tener sexo”, y no siempre el desenlace es la cama.
En muchos casos, sobre todo las mujeres, tomamos al beso como un mínimo gesto de cariño, de sentirse deseada.
¿Cómo reavivar ese sentimiento?
El desafío es volver a esos tiempos de novios, dándole un lugar importante a los juegos amorosos, conectándonos y sintiéndonos el uno al otro.
Los besos cariñosos y hasta los apasionados, sin duda, reavivan la pareja. Lo ideal es comenzar de a poco, no sólo en la cama sino por medio de diferentes gestos: empezar abrazar más, darse besos en el cuello, acariciarse o agarrarse de manos. Luego todo fluirá.