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Muy altas expectativas pesan sobre Will y Kate

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Un par de años románticos en el pintoresco Anglesey, al norte de Gales antes de que la realidad de las obligaciones monárquicas se les impongan
viernes, 29 de abril de 2011
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LONDRES En realidad, sólo quieren estar tranquilos. Al menos durante dos años, el príncipe William y Kate Middleton desean poder mantener una vida normal y pacífica en su retirada vivienda.

Un par de años románticos en el pintoresco Anglesey, al norte de Gales antes de que la realidad de las obligaciones monárquicas se les impongan.

Pero las expectativas hacia la pareja y hacia su boda en sí son ya enormes, y no sólo en Reino Unido. ¿Quién espera qué del matrimonio del siglo? La casa real Para el palacio de Buckingham, Kate tiene una misión: ser madre de un nuevo heredero.

Pero las expectativas de la corte van más allá de la fertilidad. William y Kate son el estandarte de la monarquía moderna. La reina Isabel II, de 85 años, y el casi nonagenario príncipe Felipe, cada vez harán menos apariciones públicas.

William y Kate deberán seguir los gigantescos pasos que Carlos y Camilla hasta ahora no han podido dar. Además, frente a la presunta frialdad de la reina, ellos encarnan a la nueva generación: cercanos al pueblo, con sentido del humor y los pies en la tierra.

Pero cuando es necesario, siguen fielmente las tradiciones a las que tan ligados están los británicos. No obstante, observadores como Patrick Barkham, de The Guardian, advierten que hasta ahora apenas se conoce a la futura princesa.

Sólo ha concedido una única y breve entrevista. La política El primer ministro británico, David Cameron, y el resto del gobierno, dieron saltos de alegría en Downing Street cuando se anunció el compromiso del principe.

Reino Unido se encuentra sumido en una crisis financiera y social. El político conservador habla mucho de la big society, y es que Cameron desearía una sociedad en la que todos cooperaran, solidaria, pero que también se hiciera a sí misma y no pidiera tanta ayuda al Estado cuando las cosas no van bien.

Y ¿qué podría reforzar más el espíritu nacional que una gran imagen de la boda real? La economía Cuando tras la boda se sequen las lágrimas de alegría y se barran las calles, habrá que hacer el recuento en las cajas.

Las expectativas son altísimas, y no sólo para los vendedores de recuerdos. El sector hotelero celebra la buena ocupación, aunque no se reservaron las 90 mil habitaciones disponibles.

Los 600 mil visitantes adicionales que se esperaban con motivo del enlace dejarán unos 77 millones de libras (cerca de mil 500 millones de pesos) a orillas del Támesis.

Pubs, puestos de comida rápida, aerolíneas, supermercados, todos esperan sacar provecho. La asociación de pubs calcula que gracias a la boda se beberán 100 millones de pintas más, lo que supondría ingresos extra de unos 350 millones de libras.

El sector de la moda espera que Kate les aporte un fuerte impulso, aunque Vivienne Westwood criticara su estilo. Las organizaciones benéficas William y Kate no quieren regalos de boda, han pedido abiertamente donaciones a una selección de 26 organizaciones benéficas.

Para gestionarlo, han creado un fondo propio. Según el Institute of Chartered Accountants in England and Wales (ICAEW), sólo los mil 900 invitados podrían aportar hasta 1.8 millones de libras (34 y medio millones de pesos), libres de impuestos.

A ello se suman los donativos de fans de la monarquía, empresas, gobiernos y organizaciones de todo el mundo. Los medios La BBC vendió en sumas millonarias sus producciones televisivas en todo el mundo, y en otros canales británicos, los espacios publicitarios se reservaron bien.

Los periódicos están viviendo un renacimiento gracias a la boda. (Agencia / El Universal)

 

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