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Vivir con un riñón

La nefróloga María Concepción Oseguera calcula que hay 2 mil trasplantes de riñón con donador vivo anualmente.
lunes, 2 de octubre de 2023
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Agencia/Reforma

Viridiana se convirtió a los 29 años en la donadora de riñón de su hermana mayor, quien padece de glomerulonefritis, inflamación de los glomérulos, unidades principales de filtración de sangre del órgano.

"No tuve una razón, simplemente sabía que lo tenía que hacer", dice la madre de familia sobre los motivos que le llevaron a tomar tal decisión.

"No tenía ni qué pensarle. Estaba esperando la oportunidad de ayudar a mi hermana".

El trasplante se realizó en el Hospital Christus Muguerza Sur, en junio del 2019.

"Ella continúa con su enfermedad, pero está apagada.

Dejó la hemodiálisis, que recibió por dos años", menciona.

Viridiana cuenta que su hermana tenía un año en la lista de espera para conseguir donador.

"Lamentablemente no se mueven nada rápido esas listas.

Hay demasiada gente esperando y al final no sucede nada.

Vimos la posibilidad que fuera alguien de nosotros, como familia, y la mejor opción fui yo".

Temía no poder embarazarse de nuevo debido a la información que leía en distintas páginas de Google. Algunas de éstas indicaban que la donadora podría desarrollar preeclampsia.

Hace tres meses, comparte, dio a luz a su segundo bebé.

"Lo volvería a hacer. Vale la pena. No me arrepiento, aunque sí es una operación muy dolorosa", admite, "pero ver a mi hermana sana y fuerte es mi paga".

La opción viable

Diana donó su riñón hace un año y medio en el Hospital Universitario.

"Quería a mi papá vivo", dice la mujer de 41 años.

Su padre, ahora de 64 años, tenía diabetes -actualmente controlada- e insuficiencia renal crónica.

"Quería sentirme saludable para pasar por esto (el trasplante). Tuve que bajar 10 kilos en tres meses porque me decían que mi masa muscular tenía que estar en 31 por ciento".

Era la única opción viable de la familia para donar el riñón a su papá.

De sus dos hermanos, uno tiene los niveles de colesterol y triglicéridos muy altos; la otra estaba embarazada.

"Las enfermeras del hospital me decían: '¿Tienes miedo? ' Y yo respondía: 'No, porque si digo miedo es como si lo estuviera llamando'".

A Diana, el trasplante le dejó de recuerdo una cicatriz y hábitos más saludable, en tanto que a su padre le regaló calidad de vida.

En México más de 16 mil 435 hombres y mujeres están en espera de un trasplante renal.

Son los héroes

La nefróloga María Concepción Oseguera calcula que hay 2 mil trasplantes de riñón con donador vivo anualmente.

Nuevo León, Jalisco, Ciudad de México, Aguascalientes y Guanajuato son los estados donde se realizan la mayor cantidad de trasplantes renales, indica.

"Hay que darle visibilidad a estas personas que son donadoras.

Son los héroes del trasplante", menciona la especialista, quien recientemente participó como conferencista en el congreso de la Sociedad Mexicana de Trasplantes, en Monterrey.

"Merecen conocer los riesgos y los beneficios para que, en caso que deseen donar, tomen una decisión autónoma".

A diferencia de otras intervenciones quirúrgicas, explica Oseguera, en la cirugía de donación no se consigue un beneficio físico.

"En todas las cirugías esperamos resolver un problema, como corregir un órgano que está lastimado. Aquí no.

El beneficio emocional del donador tiene que ser tan grande que compense que no va a recibir algún beneficio físico".

La especialista recomienda que quien done el riñón sea una persona con algún vínculo sentimental con el receptor del órgano.

"Cuando son donadores vivos, el proceso es muy fácil porque atribuimos que por cariño y lealtad quieren donar".

La condición: estar sano

La nefróloga Oceguera enfatiza que antes de aceptar un riñón, se tiene que verificar que el donador esté completamente sano.

Pero, ¿qué significa estar "completamente sano"? La especialista enlista una serie de requerimientos para el donador: z No debe fumar.

- No debe consumir drogas, en especial, heroína y cocaína ya que su consumo deriva en glomerulonefritis o enfermedad renal crónica.

- No debe tener algún trastorno psiquiátrico que impida al donador decidir libremente si desea someterse al procedimiento.

"Esta contraindicación es expedida por el psiquiatra en pacientes que no puedan tomar una decisión autónoma o que requieran un tratamiento que no pueda ser suspendido para poder donar".

- No debe estar embarazada.

La evaluación

Al donador lo evalúa un cirujano de trasplantes, un nefrólogo, un urólogo o ginecólogo, un infectólogo, un otorrino, un odontólogo y un psiquiatra, señala la especialista Oseguera.

"No es sólo evaluar el riñón, sino los demás aspectos físicos y mentales de la persona para protegerla como se merece".

El protocolo de trasplante, menciona, dura entre uno y seis meses.

"Idealmente, se debe tener un equipo diferente que evalúe a los donadores y a los recibidores. No es adecuado que yo valore al mismo tiempo al donador y receptor".

Una persona que se somete a un trasplante renal requiere unos 15 días de recuperación, tiempo similar al de otras operaciones como la cesárea.

La experta indica que las guías de salud internacionales permiten la donación a partir de los 18 años, pero es más recomendable de 20 a 25 años.

Quienes se hayan sometido a este proceso quirúrgico deben ser valoradas, por lo menos, una vez al año.

Una vez que dé a luz, tendrá que esperar seis meses para someterse al protocolo.

 

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