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Visibilizan hombres su salud mental

En los últimos años se han hecho esfuerzos por combatir el tabú de la salud mental, aún hay ideas sociales que obstaculizan que los varones busquen ayuda emocional.
lunes, 7 de agosto de 2023
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Agencia/Reforma

De los más de 8 mil suicidios registrados en México en el 2021, casi el 82 por ciento fue de hombres.

Aunque en los últimos años se han hecho esfuerzos por combatir el tabú de la salud mental, aún hay ideas sociales que obstaculizan que los varones busquen ayuda emocional cuando la necesitan.

En su lucha por combatir los estigmas, tres hombres reflexionan sobre sus propios caminos hacia el cuidado del bienestar emocional.

Los tres participaron en la campaña "Soy papá, soy hombre y mi salud mental también importa", que realizó Ingenium, A.B.P., recientemente.

Ellos también son mentores de los cursos en psicoeducación que brinda la asociación.

SE VALE LLORAR

A Román Vadillo, su papá le advertía que los hombres no lloran.

"Fue algo que cargué mucho tiempo y es como una olla exprés que tarde o temprano explota. Yo exploté haciéndome daño", cuenta el hombre de 57 años.

Recuerda que era aún niño cuando comenzó a ver en él algunas características que lo hacían sentir raro y diferente.

Tenía 9 años cuando lo llevaron con un psiquiatra, pero le dio miedo y no volvió.

A los 13 años comenzó a consumir drogas. Fue un paliativo para una enfermedad mental que le diagnosticarían casi 20 años después: trastorno bipolar.

"He estado estable, pero he tenido tres internamientos psiquiátricos", cuenta el hombre nacido en Ciudad de México y radicado en Monterrey.

Aceptar el diagnóstico no fue sencillo. Significaba luchar contra el estigma de que una persona con una enfermedad mental está loca.

Y evadió los síntomas por años, dice, llegó un punto en que no le quedó de otra más que atenderse.

"No tenía buena memoria, tenía ataques de ira, no podía dormir y estaba totalmente desfasado", relata, quien es padre de dos hijos y abuelo de una niña.

"Cuando por primera vez me atendieron, empecé a sentirme diferente".

Atenderse, comenta, ha sido una bendición que le ha permitido disfrutar de la vida al lado de sus hijos.

Lleva 34 años sin consumir drogas y es asesor en adicciones. Día con día lucha para romper los estigmas y que otros hombres se animen a atenderse.

"Estoy aprendiendo a amarme, a respetarme, a darme esa atención", dice. "Yo lloro, se vale llorar, no es una debilidad. Es una fortaleza".

'NO ESTAMOS LOCOS'

Al inicio, Roberto González pensaba que la falta de sueño y el estrés laboral eran la causa de sus malestares.

Pero cuando llegó al hospital con alucinaciones y tras un intento de suicidio, escuchó por primera vez esa palabra: esquizofrenia.

"Cuando el médico te da ese diagnóstico, tú dices: '¿qué es eso?' Y te pones a pensar muchas cosas, dices: '¿qué va a pensar la gente?'", cuenta el regio de 54 años.

"Fueron meses que estuve encerrado en la casa, sin salir a ninguna parte por temor a la sociedad. Se van al extremo de decir: 'es un psicópata', 'es un asesino'".

En aquella época, a mediados de los años 90, las enfermedades mentales eran aún más desconocidas que hoy. La esquizofrenia lo era aún más.

Luego de más de medio año de darle vueltas al asunto, concluyó en que tenía que enfrentar la realidad y combatir el estigma.

"Tienes que afrontar lo que tienes, pero tampoco no me voy a dejar caer o que la gente diga lo que quiera", cuenta el padre de tres hijas y abuelo de dos nietas.

"Tomé la decisión de salir y demostrar a la sociedad que una persona con un diagnóstico como el mío puede desarrollarse, ser productivo y sobresalir".

Convencido de su lucha, busca dar visibilidad al trastorno. Se dedica a la difusión de la educación en salud mental.

En cada entrevista de trabajo que ha tenido, comenta tener el diagnóstico de esquizofrenia. A veces lo han discriminado.

No le importa. Él continúa dando conferencias y hablando sobre el tema cada que tiene la oportunidad.

"Que te valga lo que la gente diga, si vas con el psiquiatra o con el psicólogo", aconseja. "Primero estás tú".

POR SU FAMILIA

Hace dos años, la esposa de Mario Almaguer fue diagnosticada con una enfermedad mental: Trastorno límite de la personalidad y ansiedad generalizada.

"Te cambia la vida al saber que esa persona necesita ayuda y se siente mal", cuenta Mario, de 55 años.

"Es un golpe, es un shock, ¿realmente te está pasando esto? Hay incredulidad, negación. Pero empiezas a conocer más del tema, te empiezas a quitar esa venda de los ojos y ver lo que realmente está pasando.

Es difícil, pero hay luz en el camino".

Tras la noticia, Mario tomó la decisión de apoyar con todo a su esposa.

Para poder ayudar a una persona, indica, primero hay que atenderse uno mismo. Al igual que su pareja, él también ha llevado procesos de terapia para conocerse y cuidarse.

"¿Qué es lo que sucede cuando vas en el avión?", ejemplifica. "Primero ponte la mascarilla tú, en caso de una emergencia, y luego puedes ayudar.

Aquí es igual, te tienes que cuidar tú para estar bien".

Mario considera que muchos hombres crecen con ideas erróneas de que ir con el terapeuta es sinónimo de estar "loco".

Conforme fue convirtiéndose en adulto, se dio cuenta que no es así. Y ahora, busca transmitir estas nuevas visiones para que sus hijos tengan una vida diferente.

"Si te cuidas, ellos van a crecer diferente", apunta. "A mi hijo le digo: 'llora'. Lo abrazo, le permito llorar y lloro con él, si es necesario".

 

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