Migrantes de diversas nacionalidades esperan en la plaza cívica de Tijuana (México), para poder ingresar a las oficinas de migración de Estados Unidos, en el paso fronterizo de El Chaparral. EFE

/REFORMA

A un mes del cambio de Administración en Estados Unidos, migrantes de origen mexicano continúan escépticos de que las cosas cambien para ellos, especialmente después de ser golpeados de forma desproporcionada por la pandemia de coronavirus.

Originario de Hidalgo, México, Francisco Ramírez emigró a los Estados Unidos hace 27 años escapando de la inseguridad, el desempleo, y de un sistema que, según afirma, repudiaba.

"Nosotros no creemos en políticos. No creemos que Biden vaya a ser mejor que Trump; siempre prometen lo mismo" dijo Francisco en entrevista,

Radica en Nueva York en el barrio de Bushwick, ubicado en el noreste del distrito de Brooklyn, Ramírez se ha convertido en un líder de la comunidad migrante.

Afirmó que su comunidad se encuentra cansada de que los utilicen como bandera política para ganar adeptos y luego, olviden sus promesas.

Datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) arrojan que para mediados de febrero, se detectaron 30 por ciento más casos de Covid-19 entre hispanos y latinos, que los registrados entre personas de raza blanca o no hispana.

En cuanto a hospitalizaciones y decesos, el panorama es aún peor. Se consignaron tres veces más hospitalizaciones y el doble de muertes entre gente de raza hispana que de raza blanca.

Esto es parte de las razones por las que a un mes de la llegada de Joe Biden al poder, grupos de migrantes como el que encabeza Francisco, aún tienen dudas sobre el papel del nuevo mandatario para garantizar un piso parejo.

Al respecto, Carlos Galina, Maestro en Política de Estados Unidos, explicó que es poco probable que dentro de los primeros 100 días de Gobierno del demócrata, exista algún movimiento puntual que más allá de declaraciones, marque un precedente para mejorar las condiciones de la vida de los más de 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos.

Esto debido a que se concentran en reconstruir el país que la Administración de Trump le entregó a pedazos luego de una fallida estrategia para hacer frente a la pandemia.

No obstante, Galicia augura que una vez pasado este lapso, se espera que el tema de migración fronteriza recobre fuerza entre el Presidente estadounidense y su gabinete.

"El Presidente de Estados Unidos tiene gran interés en el desarrollo económico como medida para solucionar los problemas migratorios, entonces sin duda buscarán aumentar la inversión en Centroamérica", señaló.

"Eso fue algo en lo que Biden ya estuvo involucrado durante la Administración de Obama, bajo una dinámica de negociación de 'dar y recibir'.

Biden siempre insistía que si Estados Unidos les daba dinero, los países en cuestión debían comprometerse en mejorar el acceso a la justicia, tener reformas más democráticas, etc".

Esto, según afirma el analista, puede ser una oportunidad única para México de ser intermediario entre EUA y Centroamérica, aunque lamenta que el Presidente Andrés Manuel López Obrador no muestre interés en aprovechar el moméntum que México puede tener dada su ventaja geopolítica.

"No creo que AMLO quiera enemistarse con Estados Unidos como tal, pero hay símbolos confusos respecto a la voluntad política del Presidente de fortalecer la relación bilateral", señaló.

Mientras tanto, en la población migrante de Bushwick, la cual forma parte del más de 50 por ciento de hispanos que habitan el barrio, el escepticismo sigue latente.

Un escepticismo fincado entre otras cosas, en el abandono por parte del Gobierno republicano cuando la pandemia tocó tierra.

"La pandemia fue dura porque en un principio no recibíamos ni apoyo de acá, ni del Gobierno de México. Nos tuvimos que activar colectivamente para hacer frente a esta situación.

Hicimos un grupo para canalizar recursos y comida donada a las personas infectadas, exponiéndonos por supuesto, pero no había de otra. Fue una época difícil".

Francisco asegura que los servicios a los que tienen acceso son mejores que a los que algún día podría aspirar a tener en México, sin embargo, admite que la pobreza y las consecuencias fatales que ha traído la pandemia a su comunidad, sigue siendo un punto pendiente en este olvidado rincón de la ciudad que nunca duerme.

Según el hidalguense, el barrio en el que habita es uno de los más marginados, por lo que nada le gustaría más a él y a su gente que ver todos esos entredichos de campaña, hechos realidad.

"Una reforma migratoria, más recursos para salud, educación, vivienda, lo básico, eso queremos".

Han pasado 30 días desde que Biden tomó la Casa Blanca. Aún quedan 70 más para su primer 'corte' de resultados y pese a que hace unas semanas anunció su plan para dar ciudadanía a más de 10 millones de indocumentados, las dudas y el sabor agridulce de que rojos y azules solo voltean a verlos como un recurso para llegar a la oficina Oval, no han desaparecido.

"Ver para creer", dice el mexicano.