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Da hija a mamá regalo de vida

Paola Bulnes y su mamá Martha Elisa González compartieron su testimonio para promover la donación de órganos. Foto: Alberto Hernández
Dice Paola Bulnes González que siempre estuvo lista para devolverle la salud a su madre, Martha Elisa González Cardona. Que nunca lo dudó
martes, 14 de enero de 2020
Por: Daniel de la Fuente
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Agencia / Reforma
Monterrey, México (14 enero 2020).- Dice Paola Bulnes González que siempre estuvo lista para devolverle la salud a su madre, Martha Elisa González Cardona.

Que nunca lo dudó, ni siquiera cuando sus seres queridos, entre ellos sus hijos, le preguntaban si estaba segura de lo que hacía.

"Nunca he estado más segura en mi vida", les respondía, convencida.



Paola tiene 45 años, es madre de cuatro chicos y es la única mujer del mismo número de hijos que tuvieron Martha Elisa, hoy de 73 años, y Óscar Bulnes Valero, de 75, reconocido arquitecto regio.



La historia inició cuando los problemas renales de Martha se agravaron en el 2018, tras años de malestares, por lo que en agosto de ese año su nefrólogo, Marcelo Arellano, le advirtió que sólo quedaban dos opciones: hemodiálisis o trasplante.

Esa vez la acompañó Paola.

"Mamá se súper asustó", cuenta la hija. "El doctor le dijo que el tiempo estaba corriendo, que debía ser una cosa o la otra, entonces empecé a hacer preguntas sobre el trasplante".



La última pregunta sorprendió a Martha Elisa y al médico: "¿Y puede ser un hijo el donador?". La madre volteó y respondió: "¡Cállate, no digas eso!".

Paola no insistió, pero dice que en ese momento lo decidió.

Incluso ese día en un grupo familiar por celular avisó a sus hermanos de la problemática que enfrentaba su madre y les dijo que ella "estaba puesta" para el trasplante.



"De inmediato los tres ya me estaban hablando, que claro que no, que pensara en mis hijos", expresa. "'¡Oigan!', les dije, 'nadie me lo está quitando, pero sí les quiero decir que, si llega el momento, ¡estoy lista!'".

Paola, comparte Martha Elisa, siempre ha sido así: echada para delante, decidida, de altos sentimientos.

Así lo ha demostrado siempre, sobre todo hace 13 años cuando perdió al padre de sus hijos en un accidente.

El deterioro en la salud de Martha Elisa aumentó.

Paola habló entonces abiertamente a sus padres de donar un órgano, pero ambos se negaron.

"Me tachaban de loca", sonríe. "Para ellos era un tema súper tabú".



Martha Elisa explica: "Como madre dije que no. A mi hija no me la toquen, vamos a esperar. Estoy en las manos de Dios".

Entonces llegó la hemodiálisis.

La primera sesión la tuvo el 25 de diciembre del 2018. A ella no le gustó el tratamiento. Dice que se lo pintaron "muy bonito", pero aquellas jornadas tres veces a la semana la hicieron sentir peor.



"Tuve varias entradas de emergencia al hospital", comenta. "Estaba muy desesperada".

Paola se acercó con el médico y le preguntó qué exámenes debía realizarse para ser candidata.

"Tu mamá no quiere", le dijo, pero ella le insistió: "Déjame hacerlos. Además, no le vamos a preguntar. ¡Ubícate, es mi mamá!".



Todos los hermanos se hicieron los exámenes, pero sólo ella salió excelente en todos. Aun así, no dijo nada. Fue en marzo del 2019 cuando Martha Elisa entró a la lista de trasplantes del Muguerza Sur que Paola preguntó: "¿Qué sigue?".



"Vamos a esperar", le dijo Arellano. Entonces, tras comprobar la compatibilidad del 99.9 por ciento de Paola con su madre y de que nunca hubo donador, el médico le habló a Martha Elisa para avisarle que había un órgano disponible y que lo recibiría en septiembre.



"¿Por qué hasta septiembre?", le preguntó. "¿No me dijiste que era cuestión de horas para que el riñón estuviera en buenas condiciones?".



"Es de un donador vivo", le dijo el médico.

"No entiendo, ¿quién es?", preguntó y le confesó que era Paola.

Martha Elisa se exaltó.

"Ya hizo todos los exámenes, Martha, en todos salió bien y está angustiada. Comprende", le dijo.

"Tú decías que esto iba a venir 'de arriba' y así está pasando. ¿Qué más quieres?"

Martha Elisa se encontró con Paola en casa e intentó reprocharle.

Llena de amor, la hija fue categórica: "¿Qué parte de que 'soy tu hija y te lo quiero dar' no entiendes?".

La cirugía fue el 2 de octubre del 2019 en el Muguerza Sur.

Martha Elisa evoca con emoción el rostro de Paola ese día.

"Era la más feliz", describe la madre a su hija.

Todo fue un éxito tras ocho horas de intervención.

Paola cuenta que, mientras ella tardó en recuperarse, su madre pasó en camilla frente a ella gritando "¡Paola, Paola!". Iba sonriendo, haciendo con el pulgar el ademán del éxito.



Siguieron tres meses de aislamiento. Martha Elisa pasó Año Nuevo en el hospital, no así el 24 de diciembre, aunque convivió con la familia sin tocar a nadie, con tapabocas.



Hoy ambas saben de los cuidados que deben tener toda la vida, pero más de la enorme problemática que enfrentan en México quienes esperan un órgano.



"Hay gente que muere esperando un órgano", lamenta Paola. "Uno piensa que porque tu licencia de conducir dice que eres donador ya lo eres en automático.

Eso no sucede. Esto pasa por la familia y muchas veces ésta se niega. Eso debe cambiar. Hay que hablarlo".

Su madre coincide: "Debemos promover la donación en vida y después de la muerte".



Antes del trasplante, cuentan, intercambiaron puntos de vista con otros que fueron beneficiados con este acto de amor sin igual.

Martha Elisa no olvida que en aquel octubre, en el quirófano, contempló a su hija antes de quedar envueltas en el sopor de la anestesia.

Tenía miedo y, a la vez, estaba agradecida.

Quizá en ese momento recordó lo que tantas veces le dijo Paola: "Te estoy devolviendo algo que tú formaste en tu vientre".

"Voy a tener algo tuyo dentro de mí", le decía Martha Elisa, conmovida.

"Siempre ha sido tuyo", le respondía la hija.

 

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