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Cd. de México
La brutalidad apareció en las gradas del Estadio Azteca. Poco antes de que Diego Lainez celebrara el quinto gol del América sobre los Pumas, se armaron los golpes en las gradas del Coloso Santa Úrsula. Seguidores del América y los Pumas se enfrascaron en una pelea muy violenta, más de lo usual.
De repente un aficionado cayó de las butacas. Otros se corretearon entre los asientos. Muchas personas huyeron hacia los costados, buscando resguardarse de un pleito que no pudo contener la Policía. Ya lo de menos era el partido: para algunos el verdadero objetivo era dañar a un americanista o a un auriazul; para otros era evitar los daños colaterales, correr, evitar ser parte del pleito que duró alrededor de 8 minutos. El pleito se ubicó a un costado de la cabecera sur, aquella copada por los hinchas de los Pumas; en ese sector confluyeron fans de los dos equipos. En esa zona sí hubo granaderos, pero no pudieron contener el pleito. Se constató que no hubo detenidos.
Eran demasiados, así que los uniformados prefirieron separar a los rijosos.
Después de la bronca, la afición de los Pumas en ese sector prefirió irse del Estadio.
Al final, saldo blanco
Autoridades capitalinas informaron que el juego entre América y Pumas transcurrió con saldo blanco.
En el dispositivo de seguridad participaron más de 2 mil 500 agentes, quienes llegaron después del medio día al Azteca para la vigilancia en los alrededores del inmueble.
Durante la llegada de aficionados y jugadores, los uniformados se mantuvieron dentro y fuera del estadio y con apoyo de la Policía montada resguardaron la entrada de las porras por la cabecera norte y sur.
Durante el partido se desató un conato de bronca pero las autoridades no reportaron personas detenidas.
Al terminar el encuentro deportivo, los policías permitieron la salida del público en general, después de la porra local y al último la visitante, esto con el objetivo de evitar algún tipo de enfrentamiento.