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Por: Jesús Rivera
En Corrales, incluso, vecinos comunicaron que la Directora de la Cruz Roja, Dinorah Guerra, prometió llevarles ayuda durante la única visita que realizó a ese sector, pero hasta ahora no ha cumplido.
Mientras tanto, el nivel del río no baja y los damnificados de las comunidades rurales del oriente de Reynosa llevan ya tres semanas fuera de sus viviendas, las cuales están invadidas por el agua.
Son tres campamentos que se levantaron sobre el bordo norte del canal Anzaldúas: el primero, integrado por habitantes de El Banco, el segundo, a unos doscientos metros de distancia, por personas de la colonia El Porvenir y el tercero, a una distancia similar, por habitantes de Corrales.
Todos ellos, de un modo u otro, han recibido la visita de autoridades locales y organismos como el Club de Leones para entregarles víveres, ropa y agua embotellada.
Sin embargo, pasa el tiempo y los damnificados empiezan a desesperarse. Bajo los improvisados techos hay hasta veinte o treinta familias y el alimento a veces no alcanza.
Protección Civil se encarga de llevar agua para el aseo, la limpieza de la ropa y los enseres domésticos. Uno de los habitantes de El Banco, Juan García, comentó que en ese campamento hay unas 32 familias cuyos miembros se van durante el día con familiares que viven en otros sectores y regresan por la noche para cuidar su patrimonio.
Don Juan García tuvo la previsión de colocar la mayor parte de sus muebles y ropa en un lugar elevado de su casa, pero la mayoría perdieron casi todo.
Esa comunidad se vio afectada por la creciente del río a pesar de ubicarse al norte de las vías del ferrocarril, cuya altura hubiera evitado la inundación.
Hay tres huecos por debajo de las vías a lo largo de cinco o seis kilómetros, de tal suerte que si se hubiesen tapado a tiempo, los problemas serían mínimos.