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Empieza por "curar a tu vivienda" para sanarte tú.
El término "Síndrome del Edificio Enfermo" se usa para describir situaciones en las que los usuarios de un inmueble experimentan efectos agudos en la salud.
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), los efectos se relacionan con el tiempo que se pasa en la propiedad.
Sin embargo, no se puede identificar ninguna enfermedad o causa específica.
Síntomas en usuarios
Estos pueden empeorar dependiendo del tiempo que el usuario permanezca en el inmueble y desaparecen después de que abandona la propiedad.
- Dolor de cabeza.
- Nariz tapada o estornudos.
- Lagrimeo en ojos.
- Enrojecimiento ocular.
- Piel seca y con picazón.
- Ojos o garganta seca y con dolor.
- Tos.
- Erupciones en la piel.
- Cansancio y dificultad para concentrarse.
Causas en la vivienda
Aunque no está claro lo que causa el Síndrome del Edificio Enfermo, puede deberse a una combinación de factores:
- Mala ventilación en el inmueble.
- Sistemas de aire acondicionado en mal estado.
- Polvo, humo, vapores o fibras de tela en el aire.
- Problemas con la limpieza.
- Fallas con el diseño, por ejemplo, muebles abarrotados.
- Nivel de iluminación bajo, contraste insuficiente, brillos excesivos y destellos causan estrés visual generador de irritación de ojos y dolores de cabeza.
- El ruido ambiental arriba de 60 decibeles (dB) produce fatiga.
- Las vibraciones producidas en las cercanías de un inmueble o generadas por máquinas instaladas en el mismo también afectan.
- Pobre control de la humedad y temperatura.
- Humedad continua en muros, pisos y losas que hacen que se llenen de bacterias y virus que terminan quedando al contacto humano.
¿Qué hacer?
- Ventilar las habitaciones por las mañanas.
- Mantener limpias las aspas de los ventiladores.
- Evitar alfombras, tapetes y juguetes de peluche.
- Lavar las cortinas con frecuencia.
- Hacer el mantenimiento adecuado a los sistemas de climatización y limpiar los filtros con frecuencia.
- Si se tiene acceso a la iluminación del sol, dejar que esta entre a las habitaciones.
- Utilizar una iluminación adecuada a las necesidades de las habitaciones, evitando en la medida de lo posible exceso de brillo y destellos.
- Mantener una temperatura y humedad relativa adecuadas en el ambiente. En verano puede ser de 22 grados centígrados y en invierno de 24.
- Poner atención a los acabados y materiales constructivos. Hacer uso de materiales ambientalmente preferentes y que no generen partículas tóxicas.
Buscar los que no contienen compuestos orgánicos volátiles (cov's).
Fuentes: Protección Ambiental de Estados Unidos, National Institute of Health y Organización Mundial de la Salud.