Quizá no sientes interés o conexión por las actividades religiosas que se realiza en esta Semana Santa.

Sin embargo, el amor, la empatía y la compasión son virtudes que van mucho más allá de cualquier creencia, así que puedes aprovechar este tiempo para ir a tu interior y cuestionarte cómo está tu relación contigo mismo y con los demás.

"Una persona buena es compasiva, aunque no practique ninguna religión, pero sabe religarse, de ahí viene la palabra religión", dice el sacerdote Luis Eduardo Villarreal, defensor de los derechos de personas migrantes.

"Creo que es una semana propicia, una gran oportunidad para que, si no quieres participar en los días santos, te des una vuelta dentro de ti misma o de ti mismo para ver cómo estás y entonces definir un poco cuál es el sentido de tu vida".

Añade que cualquier religión o camino espiritual habla de la compasión.

"Todos te hablan de una regla de oro que se sintetiza en el cristianismo: trata a los demás como quisieras que los demás te trataran a ti".

DIOS, ENERGÍA, COSMOS...

El Padre Villarreal, quien practica a diario la meditación, invita a dedicar por lo menos 20 minutos al día a estar en un lugar a solas para reflexionar, resolver, contemplar las necesidades de muchas personas y desarrollar la capacidad de ayudar.

Para ir a tu interior, señala, se necesita detener el ritmo de vida acelerado impuesto por la sociedad, que abarca trabajo, escuela y una agenda repleta de todo tipo de pendientes, menos de una contemplación hacia sí mismo.

"Somos seres creados por amor", indica Villarreal, fundador en el 2008 de Casanicolás, uno de los albergues pioneros de Nuevo León que protege a personas migrantes.

"Llámale al creador Dios, energía, vida, sistema, cosmos, como le llames: reconocer eso dentro de ti, saberte parte de un universo más amplio, de un amor superior, te lleva a descubrir que eres capaz de amar y ya estás en ese camino de introspección".

MENTE-CUERPO

La psiquiatra española Marian Rojas Estapé, quien tiene años investigando la unión mente-cuerpo para entender el origen de las enfermedades, sostiene que la introspección sana, meditación o mindfulness, y la oración son potentes medios de curación, ya que gracias a estos procesos la mente actúa sobre el cuerpo restaurándolo.

El mindfulness, un concepto traído de la meditación budista, significa atención plena en el momento presente. Se trata de ir entrenando la mente poco a poco.

Al desarrollar esta habilidad mejora la concentración, la creatividad y la capacidad de aprendizaje.

"En el caso del mindfulness, la clave radica en soltar pensamientos tóxicos asociándolo a una plena conciencia de los sentidos y del hoy y ahora", explica en su libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas.

"Cuando existe una visión espiritual de la existencia, la oración suma a las ventajas del mindfulness la fe en un ser superior, Dios, y la íntima confianza de que todo lo que nos ocurre tiene un sentido".

COMPASIÓN Y CURACIÓN

Una buena persona, independientemente si práctica o no una religión, considera el Padre Villarreal, es aquella que se indigna ante la injusticia y el sufrimiento; que va en contra de la guerra, del abuso, de cualquier tipo de explotación.

"Es aquella que es capaz de detenerse para tender una mano a quien necesita. Aquella que reconoce que los demás son también parte de uno mismo", señala.

"Una buena persona se sabe religar consigo misma, con los demás, con la naturaleza y con Dios".

Mientras que la empatía es ponerse en el lugar de la otra persona, la compasión se define como un sentimiento en el que reconoces el sufrimiento de otros y buscas aliviar ese dolor.

Para las religiones y la ciencia, el ser una persona compasiva genera grandes beneficios en mente y cuerpo.

"Trabajar la compasión desde el corazón tiene efectos maravillosos en la mente, en el cuerpo y en la relación con los demás.

Es una manera de liberarse de la rabia y del odio, aportando paz y equilibrio", apunta la psiquiatra Estapé.

Es necesario conocerse y saber hasta qué punto puede haber una entrega a los demás, sin que exista una afectación.

Cada individuo tiene una capacidad diferente para empatizar y ser compasivo, pero son habilidades que pueden trabajarse para acrecentarlas.