Aunque especificaron en su invitación de boda que no se podrían llevar infantes, unos novios de Estados Unidos pasaron un bochornoso momento cuando un niño interrumpió sus votos matrimoniales con su llanto.
La madre del menor se negó a retirarlo del evento, ante la mirada avergonzada y sorprendida de la joven novia.
El video se viralizó hace unas semanas en plataformas como TikTok, donde recibió 3 millones de vistas y, además, fue retomado por la revista People para un artículo en su versión digital.
Lo que vivió la mujer de 25 años, identificada como Claire Kendall Taetz, es una tendencia que ha quedado evidenciada en redes sociales y que no se limita a casamientos.
Niños y niñas interrumpen todo tipo de eventos y lugares: funerales, obras de teatro, ballets o funciones de cine.
En videos como el publicado por Claire, la mayoría de los usuarios expresan su molestia con los padres de los menores y terminan por exigir espacios libres de infantes.
"Los niños son niños y se portan como niños", indica la psicóloga Caty Bermea, enfocada en crianza respetuosa.
La madre de dos pequeños prefiere reflexionar sobre las razones por las que padres de familia insisten en llevar a sus hijos a lugares que no son adecuados para su edad.
"Es una conducta un poco extrema por parte de los padres, ya que hay ambientes que no son apropiados para los niños".
Papás y mamás deben reconocer, dice, qué es lo que les orilla a llevar a sus hijos a todos lados.
"Hay que hacer una introspección para poder nombrar la emoción que a nosotros, como adultos, tenemos: ¿por qué me siento ansiosa para no poder dejar a mi hijo en ningún lado?", señala la experta.
I. SIN MALA INTENCIÓN
Que los padres de familia acudan con sus hijos a eventos en los que éstos no son solicitados, ignorando las peticiones incluso de sus seres queridos, como le sucedió a la novia Claire, poco se relaciona con una mala intención, como amargar un momento especial o desacatar las órdenes.
De hecho, de manera paradójica, papás y mamás llevan a sus pequeños a este tipo de reuniones o dinámicas por la urgencia de cumplir el compromiso con su círculo cercano.
Esta situación suele estar relacionada con una red de apoyo reducida o la desconfianza ante figuras como las niñeras o algún cuidador sin vínculo sanguíneo.
"No es que exista una mala intención, sino que se preguntan: '¿Dónde dejo a mis hijos?' y quieren cumplir con la amistad o el familiar en algo que ya habíamos planeado", dice la psicóloga Mariana Angelini.
La consejera emocional del Tec de Monterrey no descarta que haya gente malintencionada, pero es identificable según la experiencia y circunstancia.
"Tal vez ya sea con otra intención cuando los padres de familia tienen una actitud más grosera, agresiva, del tipo: 'Tienen que ir mis hijos porque yo lo demando'.
"Tendríamos que verlo de una manera individual -y familiar- en ese punto".
Muchos progenitores piensan que los pequeños deben estar presentes en eventos sociales -quinceaños, fiestas de cumpleaños, etcétera-, porque serán extrovertidos o serán más cercanos al núcleo familiar, agrega Angelini.
Otros, precisa la psicopedagoga Vanessa Martínez, consideran que "No pasa nada" si acuden con los pequeños, pues los demás "deben adaptarse" a ellos.
II. UN LUGAR SEGURO
Imagina que estás en el cine o en la presentación de tu ballet favorito y de repente un incontenible llanto y un par de gritos rompen con la atención que habías alcanzado.
¿Cómo reaccionarías?
La asertividad es clave, indica Angelini. Lo mejor, dice, es evitar la confrontación y acudir con algún empleado o autoridad del sitio en el que se encuentran.
"Lo más importante en escenarios como éste es la asertividad y aplicar límites saludables", señala.
Angelini y Bermea coinciden en que es sano para los adultos tener un espacio solamente para ellos.
Y si ningún familiar puede resguardar a los hijos mientras estás divirtiéndote, la niñera es una opción. Si sientes desconfianza de esta figura, apunta Angelini, las buenas referencias ayudarán.
"Podrías contratar alguna niñera que haya trabajado en algún preescolar, que cuentes con referencias confiables", dice.
Los vecinos también podrían ayudar.
"A lo mejor tienes un vecino o vecina que conoces desde hace muchos años, con hijos de la edad de los tuyos, y que pueden ayudarte a cuidar a tus hijos".
Añade que lo primordial es que la persona debe ser de absoluta confianza para que sientas tranquilidad y disfrutes de tu compromiso social.
Como última instancia, en ciertas ciudades hay guarderías nocturnas, agrega la especialista Martínez.
III. EVENTOS MASIVOS, NO
Existen razones físicas y emocionales por las cuales los adultos deberían evitar que sus hijos asistan a eventos con muchos asistentes durante la primera infancia (de 0 a 5 años), explica Martínez.
Uno de ellos es la exposición a estímulos inadecuados.
"Desde el punto de vista socioemocional, la sobreexposición a lenguaje y comportamientos inapropiados, ruido excesivo, luces intensas y la presencia de bebidas alcohólicas puede generar estrés, irritabilidad y dificultades en la regulación emocional"", afirma.
Otros son el aburrimiento y la fatiga: estos eventos suelen ser largos y con pocas actividades adecuadas para los niños, lo que puede provocar que se fastidien, lloren, interrumpan o alteren el desarrollo del evento.
También hay riesgos físicos.
Los espacios concurridos, con niveles altos de ruido y ambientes poco controlados, pueden generar estrés en los niños y aumentar el riesgo de accidentes", dice, además que los niños sufren alteración de sus necesidades básicas, como comer, dormir y jugar.
DE ACUERDO A LA EDAD
Vanessa Martínez recomienda la siguiente guía para conocer a qué edad es pertinente acudir con tus hijos a un sitio o compromiso.
- Bodas y reuniones familiares: A partir de los 6 años
- Conciertos y espectáculos: A partir de los 12 años.
- Fiestas nocturnas: No son recomendables para menores de edad.
- Teatro y cine: Depende de la duración, la clasificación del evento o película y la capacidad del niño para permanecer atento sin incomodar a otros.