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Donación de órganos queda en familia

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Una donación en vida, cuando un ser querido necesita un riñón para seguir con vida, de manera voluntaria dice: 'Yo te lo dono'.
lunes, 10 de marzo de 2025
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Agencia/Reforma

Cuando un mexicano necesita un trasplante de riñón puede ser colocado en una lista nacional en la que cada año hay unos 16 mil pacientes registrados, por lo que las personas pueden esperar el órgano por meses o años, o incluso morir en la espera.

También existe la posibilidad de una donación en vida, que suele ocurrir cuando una persona, al enterarse de que uno de sus seres queridos necesita un riñón para seguir con vida, alza la mano y de manera voluntaria dice: 'Yo te lo dono'.

A pesar de que aún existen mitos en torno a este tipo de donación, que puede ser entre familiares o no, cientos de casos ocurren cada año en México.

En 2024 se realizaron mil 749 trasplantes renales por donante vivo en México, de los cuales 67 se llevaron a cabo en Nuevo León.

Al conmemorar hoy el Día Mundial del Trasplante de Órganos y Tejidos, personas que recibieron más de un riñón cuentan sus historias.

Con cinco riñones

No cualquiera puede contar que tiene cinco riñones en su cuerpo. María Josefina Alonso, de 52 años, es una de esas pocas, y lo que más felicidad le da es que son órganos que su hermano, hermana e hijo le donaron para salvar su vida.

Esta mujer ha atravesado por tres trasplantes de riñón a lo largo de su vida, debido a una falla renal que inició cuando tenía unos 20 años.

"Descubrí que soy bien amada por mi familia y por mi Dios", sonríe Josefina, vecina de San Nicolás.

La primera vez que le dijeron que necesitaría un trasplante le comentaron que podrían ponerla en lista de espera o buscar un donador en vida.

Su hermano no dudó en ofrecerle su riñón, lo que le regresó la salud. Hasta que seis años después Josefina contrajo varicela y perdió el órgano.

Entonces su hermana Martha le ofreció uno de los suyos.

"Fue una cosa muy hermosa", cuenta Martha, hoy de 66 años. "Le pude dar vida y es muy bonito".

Cuando se realiza un trasplante de riñón, por lo general no se extraen los órganos anteriores, aunque ya no funcionen.

Para entonces Josefina tenía cuatro riñones en su abdomen y una gran calidad de vida. Pasaron alrededor de 17 años cuando empezó a presentar fallas de nuevo y los médicos le dijeron que necesitaría otro trasplante.

Llegó a pensar que era mejor quedarse así, viviendo con hemodiálisis el resto de su vida, pero su único hijo la sorprendió al ofrecerle ser el donador.

"Me acuerdo que de muy chico me tocó ver todo el proceso de la enfermedad de mi mamá", cuenta Jaime Eduardo Juárez Alonso, de 30 años.

"Pensé: '¿Por qué no le regalo calidad de vida?'. No te quita nada, simplemente das más calidad de vida a otras personas".

Hubo quienes criticaron tanto al hijo como a la madre, pero eso no los detuvo. La cirugía fue en mayo del 2024 en el Hospital San José, de TecSalud.

No cualquier familiar es compatible para una donación de órganos en vida, por lo que Josefina se siente aún más agradecida.

A casi un año de su último trasplante, hoy invita a otros a considerar la donación para que, como ella, otros puedan tener una segunda, tercera o hasta cuarta oportunidad de vivir.

Mamá le da la vida por partida doble

Sonriente, Patricia Palomino coloca sus manos sobre su abdomen y expresa: "Aquí tengo a mi mamá".

La mujer de 49 años nació con un sólo riñón, lo que la llevó a necesitar un trasplante cuando tenía 19 años.

Sus padres querían ser sus donadores, pero en aquel momento no fueron compatibles y su hermano mayor se ofreció. La cirugía transcurrió con éxito.

"Pasaron cinco años, me dio un virus muy fuerte y perdí el riñón", cuenta Patricia, habitante de Monterrey.

La entonces joven se puso en búsqueda de otro donador, sin éxito.

Su madre le expresó de nuevo su deseo de ser donadora, recuerda Patricia, y aunque en un inicio seguía sin ser compatible, cambió por completo su estilo de vida y su alimentación, se encomendó a su fe y rezó incansablemente hasta que los estudios confirmaron la compatibilidad.

"Mi mamá desde el día uno me dijo: 'Yo voy a ser tu donadora'. Siempre rezó tanto con Diosito", comparte la mujer.

"Es el amor", reflexiona, "a mi hermano en este momento y a mi mamá... les debo la vida".

Pasaron 17 años y empezó a presentar fallas renales de nuevo. Hubo más hermanos, primos y otros familiares que intentaron donar, pero no eran compatibles.

Sus médicos la colocaron en lista de espera. Pasó años en hemodiálisis, perdiendo la esperanza. Hoy tiene secuelas de la embolia que presentó en ese tiempo.

"Llegó un momento en el que dije: 'Ya no puedo'", comparte la educadora, quien trabaja en el Colegio Himalaya.

"Dios mío", rezaba, "¿qué hago?".

Pero como en la vida no hay que perder la esperanza, puntualiza, siguió luchando hasta que finalmente recibió la anhelada llamada telefónica: había llegado un órgano para ella.

Su último trasplante, gracias a alguna familia que decidió donar los órganos de su ser querido fallecido, fue en enero del 2021 en el Hospital Zambrano Hellion.

Hoy Patricia goza de gran salud, aprecia cada instante de su vida y está eternamente agradecida.

Y recuerda sobre todo a su madre, que ya falleció, pero sabe que la acompañará siempre, en su interior.

Donación entre amigas

"¿Cómo le pides a alguien que te done un riñón?".

Esa fue la pregunta que pasó por la mente de Beatriz Anaya Sarno, de 43 años, cuando le informaron que necesitaría un trasplante.

Tenía unos 20 años cuando le diagnosticaron una lesión renal y, hace dos años, sus médicos le indicaron que era hora de buscar un nuevo riñón.

Le dijeron que existía la opción de estar en lista de espera, con miles de personas, o buscar a alguien que quisiera donarle uno de sus riñones.

"Es difícil. Dices: '¿Cómo pido un riñón?, no es como pedir 5 pesos, no es como pedirle una pluma a alguien", cuenta la mujer originaria de Ciudad Victoria, Tamaulipas.

La realidad es que no se animó a pedirlo a nadie, confiesa.

Mientras ella acudía a sus hemodiálisis, algunos integrantes de su familia se apuntaron para ser voluntarios, pero ninguno fue compatible.

"Sentí mucho miedo porque dije: 'No, no voy a encontrar. Ni modo, voy a tener que seguir hemodializándome'", comparte Beatriz, quien trabaja en el área de movilidad estudiantil en la Universidad de Tamaulipas.

Nunca se le cruzó por la cabeza que sería una amiga de su trabajo quien le diría: 'Yo te doy mi riñón'.

La amiga, quien pidió mantener su anonimato, se enteró de la situación y le habló de inmediato.

"Al principio no podía creer lo que estaba escuchando y me lo tuvo que repetir. Yo le decía: 'A lo mejor tus hijos van a necesitar un riñón y no: bien plantada (en ser su donadora)', cuenta Beatriz, quien todavía antes de la cirugía le aseguró que no se enojaría si se arrepentía.

"Siempre nos hemos querido mucho, pero con esto ella me demostró muchas cosas".

La cirugía fue el 17 de diciembre en el Hospital Christus Muguerza de Alta Especialidad. Ambas siguen en recuperación en sus casas y se acompañan a distancia.

Para Beatriz, quien hoy siente como si hubiera vuelto a nacer, esta experiencia la lleva a reflexionar sobre la importancia de fomentar la cultura de la donación.

"No puedo exigir", expresa, "pero si no están comprometiendo la salud de alguien, que lo hagan de corazón. Es un acto tan bonito, a mí me lo hicieron y yo sí lo haría".

Estas enfermedades

llevan al daño renal

La diabetes, la hipertensión y el sobrepeso pueden llevar a una persona a necesitar un nuevo riñón, el órgano que encabeza la lista de pacientes que requieren un trasplante en el País, con más de 16 mil mexicanos esperando cada año.

En Nuevo León, donde estos padecimientos son comunes, el riesgo es significativo.

"La diabetes, la hipertensión, el sobrepeso y el tabaquismo producen daños microscópicos con el paso de los años", señala Diana Carolina Sánchez Guerrero, Coordinadora General de Trasplantes en Christus Muguerza Alta Especialidad.

"Y sobre todo, si no tenemos estas enfermedades controladas, esos cambios microscópicos acumulados con los años producen daño renal".

Cuando el daño renal llega a una etapa avanzada, conocida como enfermedad renal crónica, es común que se requiera el trasplante.

En Nuevo León se estima que 4 de cada 10 personas viven con diabetes, y 7 de cada 10 adultos tienen sobrepeso u obesidad.

Si bien una parte de estas enfermedades están relacionadas con el estilo de vida, como mala alimentación y sedentarismo, los genes juegan un rol fundamental.

"Genéticamente nuestra población tiene una tendencia a tener enfermedades crónicas degenerativas, entre ellas la diabetes, la alta presión y tendemos a ser obesos", explica César Escareño, director de Trasplantes de TecSalud.

Además, destaca, se ha encontrado que los hispanos tienen una tendencia a que su enfermedad renal avance con mayor velocidad.

Si esto se combina con un mal control de la enfermedad, aumenta la probabilidad de requerir un trasplante. Por ello es fundamental tener en control estos padecimientos.

 

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