Ma. Teresa Medina Marroquín
Orbe
Política del mejor nivel o diplomacia de altos vuelos es la que se requiere en estos momentos de extrema y grave dificultad en la relación de México con Estados Unidos.
Antes debemos recordar que todo lo que nos enseña la historia respecto a esa relación no son experiencias halagüeñas, sino todo lo contrario.
Confirmando que lo grave es que nunca, como país, hemos podido ir ni siquiera un paso delante de los poderosos vecinos del norte, cuya sede es Washington, D.C.
Obviamente todo México espera que la presidenta Claudia Sheinbaum ya se encuentre barajando una amplia y muy eficaz serie de estrategias políticas y comerciales que contrarresten los efectos tan desastrosos si el T-MEC llegase a su fin.
Mucho diálogo y acuerdos bilaterales, como bien lo ha apuntado la propia Dra. Sheinbaum, es lo que se necesita para llevar la fiesta en paz con la primera superpotencia del planeta.
Aunque sin duda esa fiesta pacífica demanda un diálogo inmediato, oportuno y eficaz.
ELLOS DICEN SER TODOPODEROSOS; LO SON EN LA CRUDA REALIDAD
De otra forma una emergencia nacional podría estar a las puertas de nuestro país, y no precisamente tocando, sino más bien pateando esas puertas, pues por ahora los que gobiernan a Estados Unidos se saben todopoderosos.
Enorme responsabilidad pesa sobre los hombros del canciller Juan Ramón de la Fuente y del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, al negociar con sus homólogos gringos, siempre estos de mentalidad imperialista, a quienes nada les importan los buenos y justos argumentos como la soberanía nacional cuyo concepto, definitivamente, parece no entenderán.
Y que al contrario, no han alcanzado a comprender que esa soberanía descansa sobre la dignidad de nuestra sufrida Nación.
En ese sentido, antes que semejante bestia aseste un manotazo salvaje sobre la faz de nuestra nación, es urgente, como dicen, para ayer, que el arte de la negociación y no de la confrontación se instale -¡a la de ya!- dentro de las conversaciones que lleven (o ya estén llevando) a cabo nuestros representantes en territorio norteamericano.
LA PRIORIDAD ES QUE EL T-MEC NO DESAPAREZCA SOBRE LA MARCHA
Bien se dice que los márgenes de maniobra del gobierno de México ante estas negociaciones son absolutamente reducidas. Nadie lo duda.
De ahí que ha sido muy bien visto que directivos del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), máximos representantes de la cúpula del sector privado mexicano, ya estén en Estados Unidos dialogando con sus contrapartes y con los propios poderes políticos de esa superpotencia.
Y es que, hablándolo con franqueza, el gobierno mexicano solo no puede contra esa descomunal fuerza económica, comercial, tecnológica y militar que ostentan los americanos.
Esa es la verdad.
La prioridad es, entiéndase así, que el T-MEC no desaparezca. Y ni siquiera que este tratado comercial, que tanto bien ha hecho a todas y todos los mexicanos en inversiones, tecnología, producción y empleos, continúe sufriendo serias e irreversibles modificaciones sobre la marcha como son la imposición unilateral de los aranceles al acero y la afectación a la de por sí compleja cadena de suministro y manufactura, en el caso del acero que igual golpea a la industria automotriz.
El arte de que el T-MEC no desaparezca tiene mucho que ver con no caer en la indignidad de la subordinación, más bien superar estos grandes escollos que se han presentado mediante el talento de la diplomacia mexicana tan capaz de convencer a sus pares americanos de que sus exigencias serán satisfechas en tiempo y forma.
Es decir, que ante el tema no sólo de moda sino obligado (porque entonces en qué país vivimos), se transforme la palabra “enfrentar” por la de “negociar”.
¡Pero con urgencia!
¡Deseándoles un día maravilloso!
tessieprimera@hotmail.com , @columnaorbe, columnaorbe.wordpress.com