Sienten que los conocen mejor que nadie. Sufren cuando ellos sufren y cuando ellos triunfan sienten que fueron parte del éxito. Ellos los hacen y, piensan, ellos también podrían destruirlos.
A este sentimiento que sienten los fans por sus ídolos musicales, televisivos y de Internet se le llama de manera escueta: relaciones parasociales.
El término parece describir una forma novedosa de relacionarse, pero lo cierto es que la historia de la música y la fama está llena de casos como este.
Hoy las redes sociales alimentan esta ilusión de cercanía que por un lado llena los bolsillos de los sujetos del amor pero, por otro lado, los somete al escrutinio de una lupa.
En 2023 un grupo de seguidores acosaron y amenazaron con violencia física y digital a la esposa del crítico musical estadounidense Anthony Fantano después de que él hiciera una reseña negativa de Midnights, el disco que Taylor Swift estrenó ese año.
En redes sociales, los fans inundaron durante semanas sus publicaciones con insultos y comentarios agresivos, defendiendo a la cantante de manera extrema.
Situaciones similares han ocurrido con periodistas y creadores de contenido que han expresado opiniones críticas sobre Swift con respecto a su música o a sus actitudes desleales con otras artistas o ambientales, como su uso desmesurado de su jet privado.
En 2018, algunas de sus fans históricas de Justin Bieber comenzaron a acosar y enviar amenazas de muerte a Hailey Baldwin tras anunciar su compromiso con el cantante canadiense.
Muchas "Beliebers", como se llaman sus fans, habían idealizado su relación con Selena Gomez y se negaban a aceptar su nueva pareja, que todavía ahora sigue siendo comparada con la actriz y cantante pese a haberse convertido en la esposa y madre de su hijo.
Más recientemente, apenas el año pasado, la cantante Chapelle Roan se vio envuelta en una controversia con sus fans. La ahora ganadora del Grammy a mejor artista revelación despertó la rabia de muchos de sus escuchas cuando señaló que, si bien apreciaba a la gente que iba a sus conciertos y apoyaba su música, no le parecía normal ni correcto que la gente la abrazara sin su consentimiento, la siguieran en público e incluso intentaran contactar a su familia.
Para muchos esta actitud era arrogancia, pero despertó un debate público sobre el derecho que tienen los fans sobre la vida de sus estrellas favoritas.
Expertos señalan que, aunque estas relaciones suelen ser inocuas, la proliferación de redes sociales ha facilitado que algunos seguidores desarrollen percepciones erróneas sobre la intimidad con sus ídolos, llevando a comportamientos inapropiados.
Cientos de artistas viven historias como estas, desde actores de telenovelas hasta cantantes de K-pop, jugadores de futbol y hasta artistas drag.
Durante muchos años podían ser actores, celebridades, presentadores de noticias, figuras políticas o, en general, personas reconocidas que aparecían en la televisión, revistas, radio u otros medios.
Hoy entran en esta categoría influencers, streamers, youtubers y tiktokers que el mundo sigue y ama.
¿CÓMO ES UNA RELACIÓN PARASOCIAL?
El término "relaciones parasociales" fue utilizado por primera vez por los psicólogos estadounidenses Richard Horton y Donald Wohl en 1956, cuya teoría consistía en que las personas en la televisión ofrecen al consumidor de medios una sensación de intimidad al expresarse a través de formas verbales y no verbales que resultan atractivas y dan la impresión de dirigirse directamente a la audiencia de manera personal.
En otras palabras, la interacción parasocial es "la reacción de un usuario de medios hacia un intérprete mediático, de tal manera que el usuario percibe al intérprete como un compañero de conversación íntimo".
A pesar de que estos momentos son unilaterales, al dar la ilusión de un intercambio real, los usuarios de medios los perciben como auténticos.
En la investigación "Relaciones parasociales a través de las redes sociales: una mirada al consumo de medios en la era moderna" (2024) la investigadora Coralys O'Halloran Acevedo de la Universidad de Puerto Rico analiza cómo las relaciones unilaterales fomentadas a través del consumo de medios están en aumento debido a la necesidad de satisfacer interacciones interpersonales mediante plataformas de redes sociales.
"No solo las personas que participan activamente en la industria del entretenimiento pueden ser objeto de relaciones parasociales, sino que cualquier usuario de redes sociales corre el riesgo de desarrollar o formar parte de una relación unilateral sin darse cuenta", dice el estudio.
"Las relaciones parasociales pueden ser una ocurrencia normal; es una reacción natural al consumo constante de los medios de una persona en particular.
Sin embargo, cuando se llevan al extremo, un usuario de medios puede llegar a creer que tiene una relación íntima con la persona detrás de la pantalla.
Esto podría conducir a la idealización, el acoso y la intrusión relacional obsesiva con el fin de trasladar esa relación a interacciones en la vida real.
Aquí es donde radica una preocupación existente sobre las relaciones parasociales".
Varios académicos relacionan el posible desarrollo de las relaciones parasociales con la teoría del apego. Desarrollada por el psicoanalista inglés John Bowlby y Mary Ainsworth durante los años 70, esta teoría plantea que los seres humanos nacen con la necesidad de formar lazos con sus cuidadores en la infancia, lo que definirá cómo se desarrollarán sus apegos en otras relaciones a lo largo de la vida.
Para muchos académicos la sensación de intimidad que alguien puede experimentar en una relación parasocial influye en el apego que desarrolla hacia su figura parasocial.
En una relación unilateral, asumir el carácter de alguien a quien nunca se ha conocido, mientras esa persona controla completamente cómo quiere ser percibida, puede resultar problemático para muchos.
En muchas ocasiones lo que se muestra en, por ejemplo, TikTok no suele corresponderse con la realidad.
Lo cierto es que muchos creadores se benefician de ello. Muchas estrategias de marketing y generación de vistas suceden gracias a que los espectadores se sienten íntimamente unidos a su contenido y, entonces, compran los productos que promocionan, envían regalos y dinero.
Esto podría explicarse con la teoría de la penetración social de los estadounidenses Irwin Altman y Dalmas Taylor de la Universidad de Maryland que desarrollaron en 1973 y que describe el proceso de desarrollar una intimidad más profunda con otra persona a través de la autorrevelación mutua y otras formas de vulnerabilidad.
Excepto que en estas relaciones parasociales, la autorrevelación es unilateral: el creador de contenido comparte fragmentos de su vida, mientras que el consumidor de medios, en el mejor de los casos, puede tan solo comentar sobre esa información.
En la tesis "Relaciones Parasociales con Influencers en Internet", realizada en 2022, la investigadora Sydney Reynolds de la Universidad de Louisiana explica la razón por la que alguien consume medios (entretenimiento, soledad, falta de interacciones sociales), combinada con necesidades interpersonales (inclusión, afecto, control, relajación o disfrute) puede llevar a un usuario a seguir a ciertos creadores de contenido.
Muchas relaciones parasociales pueden desarrollarse en personas que experimentan soledad, aislamiento, rechazo, problemas de autoestima o una necesidad de homofilia (búsqueda de similitudes).
Dependiendo de por qué alguien consume medios, qué tan profunda es su falta de satisfacción interpersonal y qué emoción busca mitigar, es más probable que se formen relaciones e interacciones parasociales.
"Los influencers en redes sociales se dirigen a sus audiencias de manera personal y comparten contenido que motiva a las personas a seguirlos o interactuar con ellos.
Esta conciencia mutua entre el influencer y el consumidor de medios fortalece la relación parasocial", dice en el estudio.
Lo cierto es que, según apuntan los especialistas, algunas relaciones parasociales pueden ser ligeras y sin consecuencias, mientras que otras deben tomarse en serio debido a las suposiciones que hacen los espectadores.
Ahí radica la diferencia, en que algunas personas son conscientes de sus vínculos parasociales, mientras que otras no.
Las respuestas podrían estar en terapia. Una persona que siente que su vínculo más importante es un artista o una cantante, quizá necesite sanar apegos de la infancia complejos.
Quizá la respuesta está en lo que la cantante estadounidense Chapelle Roan hizo cuando estuvo en el escrutinio público: ponerle límites a sus fans, dejarlos acceder a su arte y a sus procesos creativos pero no a su vida personal y a sus entornos físicos.