El mundo de los hongos es todo el mundo. Están en la comida que comemos, en las formas en las que las plantas se comunican, en la descomposición de los cuerpos después de la muerte y en medicinas fundamentales para la vida.
En los últimos cinco años aproximadamente, el interés por estas especies biológicas ha aumentado. En Google las búsquedas relacionadas con el uso de hongos, sobre todo los alucinógenos después de las lluvias y las microdosis de hongos en tratamientos digestivos y psiquiátricos han aumentado exponencialmente desde 2022, según sus propias estadísticas
Entre las búsquedas más recurrentes en la plataforma se encuentran las del hongo melena de león, una especie comestible y medicinal, así como los hongos adaptógenos, pues se cree que ayudan al cuerpo a adaptarse al estrés y a mejorar la salud de manera integral.
Pero este interés no ha sido suficiente para la magnitud del universo fungi.
Los hongos son uno de los organismos más abundantes en el mundo. En México puede haber cerca de 200 mil especies de hongos y sin embargo solo se tiene información de entre el 3.5 y el 5 por ciento de ellas.
Hasta hoy se han documentado alrededor de 320 especies aproximadamente de interés gastronómico y medicinal.
La doctora Laura Guzmán Dávalos, profesora investigadora del departamento de Botánica y Zoología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, directora del Laboratorio de Micología de la Universidad de Guadalajara, señala que esto se debe a la investigación científica en ascenso y a la difusión no científica de su uso en productos como la serie de ficción The Last of Us y a filmes como Magical Fungi.
"Hay más interés de las personas por conocer más de los hongos en diferentes aspectos, algunos de ellos sobre todo en hongos alucinógenos que hoy se usan de manera medicinal en varios países", dijo.
"En Europa comenzaron a surgir hallazgos de que la sustancia que produce la psilocibina no solo produce alucinaciones sino que causa neuroplasticidad y puede tener un uso médico para tratar la depresión, la ansiedad y varios tipos de migrañas resistentes a fármacos actuales, también se ha usado para pacientes terminales para manejar su proceso de duelo, por mencionar algunos".
En el laboratorio que ella coordina se realizan alrededor de 20 investigaciones simultáneas sobre hongos.
Junto con otros 14 investigadores participaron del Congreso Mexicano de Micología, en su edición 14, organizada por la Sociedad Mexicana de Micología.
Para asistir fueron apoyados por el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco (COECYTJAL), convirtiéndose en uno de los equipos más grandes del País.
Presentaron investigaciones hechas en Jalisco que estudian, por ejemplo, a los hongos que parasitan a las hormigas y modifican su comportamiento obligándolas a esparcir sus esporas.
Uno de los estudiantes del laboratorio estudia cinco especies nuevas de este tipo de hongos, a una de ellas la nombrarán en honor al cineasta Guillermo del Toro
Otra investigadora del laboratorio en Jalisco estudió una especie nueva de ganoderma, un famoso hongo medicinal, cuya especie más conocida es asiática, la estudiante descubrió en el laboratorio una especie mexicana no reconocida que se llamará mexicurtisii.
Uno de los obstáculos para la investigación de los hongos, además del financiero, es que en México -donde la ciencia redescubrió durante los años 50 y 60 el uso de hongos alucinógenos-, hoy en día es contra la ley su uso y por lo tanto su investigación.
"Por lo tanto no se pueden hacer estudios de su uso medicinal. Es una lástima que no se puedan hacer investigaciones de ese tipo, pero en general hay muchos hongos que no se sabe si son comestibles, poco a poco se descubrirán, hay algunos que también podrían ser usados como biomateriales para textiles, piel y unicel biodegradables.
Las opciones son múltiples y hay aplicaciones que hoy todavía no podemos ni imaginar", dice la especialista.
LA VISIÓN CULTURAL
A finales del año pasado, el escritor mexicano Naief Yehya publicó un libro dedicado a los hongos. Se titula El Planeta de los Hongos, y fue publicado en Anagrama durante noviembre.
El tema ya le interesaba desde hace años, cuenta, pero fue hasta que comenzó a escribir lo que pensó sería solo un ensayo, que los textos que conforman el libro comenzaron a tomar forma.
"Fue pensar que el ciberespacio, el territorio donde he estado viviendo desde hace ya décadas y del que me volví una especie de corresponsal, se inventó, se formó, se creó y se esculpió a través de mentes alteradas por los psicodélicos", dice.
"Muchos de los ingenieros, programadores, visionarios, comentaristas, no todos, pero muchos importantes, tuvieron experiencias psicodélicas que los ayudaron a concebir un espacio tridimensional en una pantalla o experiencias más interactivas, más visuales, más táctiles, a resolver ecuaciones, entrarle a la matemática topológica".
El enfoque psicodélico es la puerta de entrada al libro de Yehya.
Comienza diciendo, de hecho, que mucha gente que conoce ha tenido experiencias de luminosidad con los alucinógenos; sobre todo durante los últimos años del siglo pasado estas experiencias estaban vinculadas con lo divino, la libertad y la apertura de mente.
Según su perspectiva, en la actualidad los hongos con estas características tienen otro cariz.
"Estamos en un nuevo giro de esta cultura, después de muchos años de prohibicionismo, de persecución, que ahora se empieza a relajar un poco, la actitud hacia los psicodélicos se ha vuelto medicinal", apunta.
"Estamos en un momento distinto. Todos estos centros holísticos que ahora incluyen en sus rollos yoga, hongos en chocolates, son un cambio interesante.
El hongo era algo transgresor, era una ruptura, algo contracultural y ahora considerarlo como algo domesticado me parece extraño".
Esta evolución es parte de la relación de los hongos con los humanos que históricamente han pasado de la experimentación al misticismo, la religión, la transgresión y la cultura.
"Lo que caracteriza nuestra relación con estas sustancias es el desequilibrio, esta sensación de perderse y de reencontrarse, de caer y de despertar de levantarse con algo o caer en un estado que te puede ayudar a sobrepasar algún dilema, tomarlo como un analgésico sería una mirada un poco mediocre a algo tan potente y tan maravilloso".
La investigación del autor mexicano contempla las capacidades de los hongos más allá de sus efectos psicodélicos en las mentes de las personas.
Le interesaba entender cómo y para qué los hongos producían esas sustancias.
¿Hay una inteligencia que lo guía? ¿es simplemente biología?
"Hay manifestaciones claras, convincentes e inconfundibles de inteligencia. ¿Cómo puede ser que el hongo resuelve laberintos de la manera más eficiente? Hay hongos musicales hifas del hongo establezcan redes con una eficiencia maravillosa de intercambio de alimentación e información con los árboles, con las plantas, con los animales.
No sabemos todo sobre los hongos, mucha de esta información es muy nueva, claro, los hongos han estado aquí millones de años antes que nosotros, no está aquí para hacernos ningún servicio, el hongo ya estaba aquí mucho antes de que nosotros llegáramos y estará mucho después de que nosotros nos vayamos.
Son los dueños del planeta".
CONOCIMIENTO ANCESTRAL
El conocimiento del uso de hongos comestibles es también una mezcla entre conocimiento ancestral de las comunidades originarias y el de sus nuevas posibilidades culinarias.
Esto lo descubrió la lingüista venezolana Laura Linares Colmenares cuando llegó a México.
Durante sus paseos en los mercados de la Ciudad de México, donde vive, se sorprendió de que después del temporal tantos platillos fueran ofrecidos en los menús diarios que incluían setas.
"Para mí el fenómeno alimentario de los hongos era algo ajeno", cuenta.
De esta vista externa nació el proyecto que publicó el año pasado la editorial mexicana Elefanta, el primer Diccionario Gastronómico de Hongos Mexicanos, una investigación de la bióloga especialista Amaranta Ramírez Terrazo y de Laura Linares.
"En principio quería hacer un análisis sobre los nombres de los platos en los mercados de la Ciudad de México y cómo variaban de un mercado al otro.
En ese proceso empecé a visitar los mercados y coincidió con la temporada de hongos. Había visto que vendían hongos silvestres pero me impresionó que habían guisos, quesadillas, sopas con hongos.
"Mi idea de la cocina mexicana estaba muy atravesada por la milpa, el frijol, el hongo nunca me había parecido un ingrediente realmente relevante en la gastronomía mexicana, pero en la práctica y en la realidad está presente en todos los mercados, sobre todo después de las lluvias".
En este diccionario las investigadoras realizaron una serie de entrevistas a cocineros de la Ciudad de México y también a guardianes de los pueblos originarios que seguían usando hongos en su gastronomía tradicional.
Integraron algo de la historia de los hongos que usaron y consejos para los cocineros que quieren integrar estas recetas en sus hogares.
En el diccionario hicieron una estandarización de métodos de cocción para que los hongos no resulten en intoxicaciones, integraron la terminología cultural y la científica, así como los varios nombres con los que se conoce a un mismo hongo, su localización y en qué estados -maduros, en estado joven- se recomienda utilizarlo.
En qué casos es mejor freírlo, darle una doble cocción o incluso comerlo crudo.
"La idea es democratizar de alguna manera los hongos, traer los hongos a la mesa urbana de una manera consciente para no pagar un dineral en comerse un plato con hongos silvestres cuando realmente lo puedes hacer si vas al mercado y los compras".
El diccionario registró 125 hongos de los que describieron 50 en el centro de México. Hay 425 especies comestibles en todo México
UN MUNDO POR CONOCER
Se estima que hay entre 2.2 y 3.8 millones de especies de hongos en todo el mundo, pero hasta ahora, solo se han descrito formalmente alrededor de 148 mil especies.
Esto significa que conocemos menos del 10 por ciento del total.
Las razones de que esto sea así tienen que ver con las dificultades de identificación, muchos hongos son microscópicos o viven en lugares inaccesibles, como el suelo, las profundidades del océano o dentro de otros organismos.
Además presentan una enorme variabilidad genética, lo que complica su clasificación y estudio.
Existen ecosistemas, como selvas tropicales o áreas subterráneas que todavía no se han estudiado exhaustivamente y algunos hongos son difíciles de distinguir de bacterias, líquenes o incluso plantas debido a sus similitudes morfológicas.
El desafío está presente y podría tener consecuencias cruciales para la vida del ser humano en la tierra.
Por el auge antes mencionado, hoy se ofertan tours y experiencias con hongos, sobre todo los alucinógenos. La doctora Laura Guzmán Dávalos, señala que hay que hacerlo con precaución.
Aunque los hongos tienen muchos beneficios hay otros que también provocan daños, que son tóxicos y que pueden causar intoxicación o incluso la muerte.
"Si sales a una salida turística con una persona que no sea experta podrían tener consecuencias irreparables", dice.
Lo mejor según su perspectiva es asegurarse de que la guía o el guía esté respaldado por una institución universitaria o gubernamental.
El laboratorio que ella lidera, por ejemplo, organiza junto con el gobierno del municipio de Mixtlán, en la región Sierra Occidental de Jalisco, la Feria de los Hongos que este año cumplirá la décima edición.
Se realizará el próximo 25, 26 y 27 de julio en Mixtlán.
PARA VER MÁS
Hongos fantásticos
Fantastic Fungi, dirigida por Louie Schwartzberg, es un documental que lleva al espectador a un viaje inmersivo entre tiempo y espacio a la tierra mágica que habita bajo nuestros pies, una red subterránea que podría salvar y sanar al planeta a través de los hongos.
Lo puedes ver en Amazon.
Colección de la UdeG
La Universidad de Guadalajara, a través del Laboratorio de Micología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), tiene más de 35 años estudiando los hongos macroscópicos de Jalisco y otros lugares.
Tras la creación del laboratorio en 1981 por los universitarios Gregorio Nieves y Luz María Villarreal de Puga, inició la colección con 50 ejemplares de hongos secos.
En la actualidad superan 25 mil, lo que la coloca en el tercero o cuarto lugar de las más grandes del país.