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Pbro. Miqueas Cantú Mtz

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El rey que rabió

domingo, 30 de octubre de 2022
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Quevedo en su "Visita de los chistes" alude a este personaje proverbial, y dice: "yo soy el rey que rabió, y si no lo conocéis por lo menos no podéis dejar de acordaos de mí, porque, en habiendo un paredón viejo, un mundo caído, una gorra calva, un ferrezuelo lampiño, un trabajo rancio, un vestido caduco, una mujer manida de años y rellena de siglos, luego decís que se acuerda del rey que rabió, y no soy yo el primer rey que rabió.

Ni sé cómo pueden dejar de rabiar todos los reyes, porque andan siempre mordidos por las orejas de envidiosos y aduladores qué rabian.

Este personaje iracundo lo han tomado en sus líneas diversos autores. El licenciado Cosme Gómez de Tejada en su libro León prodigioso, se refiere a él así:

Un rey viendo que la perdición del mundo venía por la locura y la ira, pronunció sentencia de muerte contra ellas y mandó que en una pública hoguera fuesen quemadas y sus cenizas dadas al viento.

La locura murió riendo y la ira bramando y fuera de sí.

Las cenizas se esparcieron por el aire y arrastradas por una tempestad desecha de todos los vientos, se extendieron a todo el mundo, aficionándolo todo y volviendo locos y coléricos a cuantos se las tragaban a respirar, uno de ellos fue el propio Rey el cual viendo al mundo perdido irremisiblemente por su causa, enloqueció con ira tan cruel que rabiaba de cólera y por eso se le llamó el rey que rabió.

El consejo bíblico dice:

Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados.

Efesios 4:26 NTV

La ira es el antojo no controlado que abre la puerta a profundidades de rencor, odio, resentimiento y peleas que nunca terminan, el rey que rabió nos comunica esa ola de un mar profundo llamada la ira.

La quisieron quemar pero incluso sus cenizas afectaban a aquellos que la respiraban.

La ira es así, es por eso que el llamado bíblico es a frenar el enojo. No es malo enojarse, lo que es tóxico es enojarse sin control, sin propósito y sin un objetivo puntual.

Cuando le damos nuestro corazón a Jesucristo, su poder es suficiente para ayudarnos a controlar el enojo y no caer en las garras de la ira.

Si ya está sufriendo las consecuencias de la ira en su familia o en su matrimonio o alguna área de trabajo, hay esperanza en Dios. confiando en El se puede tener control.

Mi deseo es que este inicio de semana sea libre de la ira y que Dios le ayude en todo.

 

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