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La flexibilidad sigue siendo el punto de partida en el mercado de oficinas.

Las empresas buscan que los muebles que utilizan tengan la facilidad de adaptarse a distintas actividades.

Según JLL, más compañías ponen en práctica formas inteligentes de hacer que las oficinas se adapten a las necesidades del trabajador.

Entre el mobiliario requerido destacan los paneles acústicos, las unidades de almacenamiento y los separadores de espacios.

Su diseño logra que sean funcionales para las necesidades que se presenten.

Por ejemplo, los cubos de asientos.

Se guardan fácil y se usan para crear una pequeña zona tipo auditorio y así celebrar reuniones sin necesidad de designar otra área, detalla la consultora.

Las estanterías móviles, agrega, cumplen una doble función de almacenamiento y de división flexible en los espacios.

Una mesa alta tipo trazador da la posibilidad de trabajar sentado o de pie y se usa para la colaboración en grupo o como puesto de trabajo individual.

El mobiliario multifuncional deja reusar zonas de planta abierta y da flexibilidad para ampliar o reducir áreas de trabajo en función de los cambios en la ocupación.

Un ejemplo es la oficina del despacho de abogados Norton Rose Fulbright, en Johannesburgo.

Al reducir su espacio de oficinas a la mitad usó tácticas de diseño eficientes, como puertas deslizantes y apilables para ampliar las salas.

El reporte de JLL explica que desde hace unos años las empresas a nivel mundial ya tenían un deseo de contar con inmuebles para el futuro.

Sin embargo, la pandemia aceleró todo el proceso de reconfiguración de lugares de trabajo.

Dio como resultado diseños de inmuebles y mobiliario capaz de funcionar en distintos escenarios.

Los muebles modulares no sólo tienen sentido desde el punto de vista económico, de acuerdo con JLL.

La sustentabilidad es otro punto, pues es más probable que sean reutilizados y sigan siendo funcionales en distintos giros.