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¿Su hijo se muestra más irritable que de costumbre o empezó a hacerse del baño encima? ¡Cuidado!, puede sufrir de ansiedad.

Aída Aceves Valencia, especialista en terapia infantil, señaló que este trastorno mental no es exclusivo de jóvenes o adultos, pues los niños también pueden desarrollarlo, afectando su calidad de vida.

La especialista aseguró que el padecimiento es silencioso y puede afectar mental y físicamente a los niños, ya sea de forma inmediata o a largo plazo.

Por eso, aclaró, es importante detectarlo a tiempo para que el menor pueda recibir ayuda no sólo de sus padres, sino también de un profesional.

La mejor manera de detectar que algo anda mal es vigilando el comportamiento del niño, si muestra actitudes que normalmente no tiene, como el hacer berrinches, o muestra desinterés en cosas que antes le daban placer, es momento de actuar.

Aceves Valencia señaló que los padres deben tener empatía con el niño, no minimizar sus sentimientos, al contrario, se deben validar para de esta manera tratar de mantener el control y generar un espacio seguro para el infante.

A la par, agregó, es necesario acudir con un especialista para tratar la ansiedad del niño de la manera correcta y evitar a que trascienda a una depresión o padecimiento mayor.

Con la pandemia por Covid-19 se ha visto un incremento en los casos de depresión y ansiedad, principalmente en adultos.

Las llamadas a los centros de atención incrementaron hasta en un 400 por ciento, además de que los suicidios también tuvieron un repunte importante.

Sin embargo, los niños no escaparon a este fenómeno.

De acuerdo con cifras del INEGI, en 2020, un total de 12 niños entre 5 y 14 años se suicidaron, siendo la octava causa de muerte en este grupo etario.

Las cifras de 2021 todavía no están segregadas por edad, pero, reveló el Instituto, el año pasado, en Jalisco, 755 personas se quitaron la vida, 15.26 por ciento más que en 2020.

Signos de alarma

- Síntomas físicos

- Dolor abdominal.

- Dolor de cabeza.

- Trastorno del control de esfínteres.

- Mayor frecuencia de rabieta y llanto.

- Cambios del apetito.

- Quejas físicas.

Síntomas cognitivos

- Verbalización o demostración frecuente de baja autoestima.

- Sentimientos de culpa.

- Dificultad para concentrarse.

- Disminución del rendimiento escolar.

- Ideas recurrentes sobre la muerte.

Síntomas conductuales

- Irritabilidad.

- Aislamiento de familia y amigos.

- Baja energía.

- Pérdida de interés.

- Sensación frecuente de aburrimiento.

- Negativa a comunicarse abiertamente.

- Alteraciones del sueño.