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La pandemia por Covid-19 puede implicar un retroceso para los niños, al considerarlos "adultos miniatura" que, entre otras cosas, permanecen en el encierro frente a una pantalla, advirtió la psicoanalista Mercedes Minnicelli, quien participó en la mesa de reflexión ¿La infancia como potencia en tiempos de vacilación de la ley? organizada por 17 Instituto de Estudios Críticos, en el marco del coloquio internacional "Mutualidad".

"La pandemia puso en evidencia que respecto de las niñas y los niños no hemos avanzado nada", expuso la directora de la carrera de Especialización en Infancia e Instituciones en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional del Mar del Plata.

"Es más, corremos un peligro importante: que se vuelve a la idea del niño como adulto en miniatura, como un pequeño, sin establecer las diferencias necesarias entre aquello destinado a los niños, (ni considerar tampoco) el tránsito por la adolescencia como un momento de transformación y de elección de caminos.

"La pandemia hizo que encerráramos a nuestros niños, los ubicáramos frente a las pantallas y a partir de ahí nos quedamos como tranquilos.

"Sin embargo", contrastó Minnicelli, "lo que ellos nos enseñan es lo difícil que les está resultando volver a encarar procesos de socialización, volver a encarar el estar con otros, la necesidad que tienen de la oferta que les hagamos de literatura, de juegos, de juguetes, de espacios de conversación sobre lo que les pasa".

"Al principio (de la pandemia) nos encontramos ante la necesidad de cierto tiempo de confinamiento, pero se fue extendiendo y hubo un olvido de todos los rituales que forman parte de la escolarización y que se pierden cuando un niño está solo en su casa y se transmite la escuela a través de una pantalla.

"Son rituales organizadores, desde el saludo, desde la presencia de los cuerpos, los olores, el barullo --en (la plataforma) Zoom no se tolera el barullo--, la maestra que llega, arma la ronda, canta... todo eso va marcando una subjetividad distinta a la de los niños en pandemia", explicó.

Además, el encierro en casa puede implicar para las niñas y los niños estar junto con personas que no los tratan bien, sean éstas sus padres o sus cuidadores, dijo.

"Se olvidó el punto de vista del niño en estas cuestiones. Creo que la salida requiere de mucho acompañamiento, requiere que volvamos a pensar en cuáles son las prácticas docentes, socializadoras, de sostén social de las nuevas generaciones".

Se trata de concebir a la infancia "en potencia", indicó.

"Hay una relación inversa", criticó la especialista, "porque entre más investigaciones tenemos, más saberes y mejores legislaciones, más olvidada está la infancia como potencia".

Es un tema, dijo, que debe colocarse en la agenda en los medios de comunicación, de la academia y los espacios de formación, así como en los de definiciones de políticas públicas

"Cuando yo digo infancia", previno, "no hablo de las niñas y de los niños, sino de qué lugar como sociedad, como gobierno, como academia, le damos a los problemas que afectan a las niñas y los niños concretos".