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Buena parte del tiempo que Catalina Porras pasa en la Sierra de San Pedro Mártir, parque natural situado en Baja California, suele estar al pendiente de la vida de un ave que ella misma, junto con otros apasionados, liberó para que alzara el vuelo y se integrara a la vida salvaje.

Se trata del cóndor de California, que hace más de dos décadas estaba a punto de la extinción de no ser porque ella y otros profesionales se dedicaron a su rescate.

Esta especie fue menguando por muchos factores, entre ellos los venenos que los ganaderos ponen en trampas para que los depredadores dejen de afectar a sus animales.

"Se usaba para matar a pumas que también mataban a los becerros, entonces la consecuencia era tanto que contaminas el suelo como a los animales que se alimentan de esos cadáveres envenenados", explica.

"En Baja California perjudicó mucho el veneno utilizado en ranchos para matar a los coyotes y a pumas, pero ya la gente es más consciente: de los primeros cóndores que se liberaron, tres de cinco continúan vivos.

Hablamos de dos hembras de 21 años y un macho de 20 años, que van a quedarse ahí, Dios quiera, hasta después de que yo me vaya".

El proyecto ha sido respaldado por México y Estados Unidos, y logró que las aves volvieran a volar por esta zona de temperaturas inclementes y que se encuentra casi aislada, aventura que le implicó a esta regiomontana un cambio radical de vida.

"No muchos dejan familia, comodidades, para estar aquí", sonríe Catalina, nacida el 19 de enero de 1965.

Miguel Ángel Sicilia conoce aquella proeza y decidió filmar "Cóndor de California. Una historia de conservación", espectacular documental presentado en festivales en el que narra la vida de Catalina, Juan Vargas, su compañero, y Mohamed Saad, quien colaboró varios años en el proyecto.

"Para mí fue un honor y un privilegio haber homenajeado su trabajo", cuenta Sicilia. "Soy biólogo, fotógrafo y realizador audiovisual, y trabajé 15 años para comunicación de la ciencia de CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) y en 2009, en mis pininos de fotografía, fui a fotografiar el proyecto cóndor.

"Catalina y Juan me recibieron muy bien y siempre seguí de cerca el proyecto. Y regresar 12 años después como realizador independiente a hacerles este homenaje, fue un privilegio".

"Les tengo un profundo respeto y admiración", comenta.