Vida  /  Sociedad
0
Votos
Nota Aburrida
Nota Interesante
Eso que sientes se llama languidez

La languidez se caracteriza por una sensación de aburrimiento, de estancamiento, de desesperanza, de resignación y de frustración.
jueves, 22 de julio de 2021
Comparte esto en Facebook
Comparte esto en Twitter
Comparte esto en Digg
Enlarge Font
Decrease Font
Agencia/Reforma

Tras 16 meses de pandemia, abres los ojos esta mañana y piensas que no quieres ir a trabajar. ¿Cuál es la razón, dices, si lo único que haces es ir a otro cuarto de la casa para pasar las siguientes ocho, 10 o hasta 12 horas frente a la computadora?

Te sientes estancado en esta contingencia, aburrido de seguir la misma rutina de lunes a viernes y sin la posibilidad de celebrar o de pasar un rato agradable durante los fines de semana como estabas acostumbrado.

Esto que experimentas tiene nombre: languidez.

"Es un término que el Covid-19 puso en boga", explica el psicoterapeuta José Luis Leal. "No es un cuadro clínico de depresión que tiene síntomas específicos y persistentes a lo largo del tiempo, pero sí habla de la sensación de aburrimiento, de estancamiento, de desesperanza, de resignación y de frustración".

La languidez no llega de manera súbita e intensa, comenta, sino que es pasiva y se presenta como desgano, desmotivación e incertidumbre, esta última incentivada por el bombardeo de información sobre la prevalencia del coronavirus que hace dudar si el actual trago amargo alguna vez terminará.

¿Y cuántos han sentido este malestar? Quizá más personas de las que crees.

"Yo creo que todos en algún momento de los últimos meses vivimos desesperanza, desmotivación, decepción, estancamiento, aburrimiento y falta de estímulos en mayor o menor medida", agrega el experto en salud mental.

"Tampoco quiero decir que absolutamente cada persona en el mundo pasa por esto, pero sí es seguro decir que la gran mayoría (lo ha experimentado)".

LA PÉRDIDA

Es indudable que el Covid-19 trajo a miles de familias momentos de profundo dolor, luto y duelo por la pérdida de vidas, indica el psicoterapeuta Leal.

"Pero también están los duelos que puedo llamar pequeños o simbólicos, que tienen que ver más con todo lo que perdimos en la vida diaria, con todas nuestras fuentes de energía.

"Por ejemplo, si antes (de la pandemia) tenías una semana de trabajo dificilísima, podías pasar la noche del sábado con tus amigos de toda la vida, ir de paseo con tu familia el domingo, o practicar un deporte que te llenaba de vitalidad".

Los beneficios de la socialización son muchos, pero ¿qué hizo la emergencia sanitaria? Borrarlos del mapa, continúa el experto.

También quedaron fuera del alcance los espacios de transición entre la vida laboral y la privada, de juegos y de tradiciones diarias o semanales.

Esto trae el aumento del desgano y del aburrimiento que identifica a la languidez.

"Hemos, incluso, perdido la noción del tiempo laboral", añade Paola González, profesora de la Escuela de Psicología de la UDEM.

"De pronto ya no tenemos que estar físicamente en los trabajos y, en lugar de pasar ocho horas (en un espacio), encuentras que estás las 24 horas conectada (a tus deberes)".

Por eso, indica la experta, un saludable primer paso es aceptar que la pérdida no sólo está relacionada con la muerte de alguien, sino también con el ausente sentido de la normalidad.

Es esencial abrir paso al dolor por este tipo de daño.

ESTRÉS SIN FIN

En el trasfondo del cansancio que caracteriza a la languidez, la especialista González también nota un flujo de estrés que dificulta llevar la rutina diaria.

Por ejemplo, la aprehensión por cuidar a los hijos y mantener el empleo, así como el temor de contraer el coronavirus o infectar a otros, son incesantes.

Lo malo, dice, es que la gente ya ni nota esta nociva sensación que es tan permanente en la nueva normalidad como el uso del cubrebocas.

El estrés, ahonda, hace que el cuerpo desprenda hormonas que inundan al organismo, situación que desde el punto de vista fisiológico y emocional es difícil de mantener.

De hecho, los constantes malestares, achaques y enfermedades son muestra de la factura que este constante estado de alerta cobra a la persona.

"Nuestras hormonas están diseñadas para protegernos de los peligros, lo único es que el peligro (del Covid-19) es tan gigante que las hormonas nos hacen mala jugada.

"Por eso creo que el cansancio es más bien el efecto del estrés, y aquí tendríamos que ser conscientes de lo que sentimos, de lo que pensamos y hasta de lo que decimos".

Si aceptar las pérdidas es un primer paso saludable, el realizar una introspección que permita saber cómo te sientes hoy y cómo está el nivel de estrés es un excelente y necesario segundo movimiento para recuperar el bienestar.

LO QUE PUEDES HACER

Aparte de los consejos antes mencionados, existen otros tips para combatir la languidez, coinciden los especialistas Leal y González. Éstos son algunos recomendados por los dos expertos:

- Encuentra propósito en las cosas pequeñas como en el disfrute de un paseo por el parque, la sonrisa de los niños y los atardeceres.

- Acepta que eres incapaz de cambiar la realidad: el Covid-19 sigue aquí y lo mejor que puedes hacer es encontrar maneras de adaptarte a la situación.

- Habla con tu familia sobre lo que sientes. Probablemente ellas y ellos sienten tanta languidez como tú. Es importante que retiren el tabú de platicar sobre la salud mental.

- Pide ayuda profesional si sientes que el cansancio y el estrés están en niveles altos e inmanejables.

- Cuida tu cuerpo: encuentra el tiempo para dormir bien, comer tres veces al día y hacer ejercicio.

- Explora nuevos pasatiempos: tener actividades inéditas y retadoras es un gran antídoto contra el aburrimiento y el hastío.

 

Opina sobre este artículo

Nombre   Email  
Título
Opinion