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La tapatía Guadalupe Marín desafío a su tiempo al escribir, aunque no supiera cómo, viajar sola contra el consejo de todos y reivindicar el deseo de una mujer divorciada.

La Única, la novela que publicó a finales de los años 30, es el único testigo de su temple y experiencia de vida, comúnmente relacionada con sus maridos: el muralista Diego Rivera y el escritor Jorge Cuesta.

Con una compilación de textos, crítica literaria del difunto Juan José Tablada, la escritora y editora Anaclara Muro se reencontró con ésta, la única novela de Lupe Marín.

"Me interesaba la transición cultural del siglo 19 al siglo 20 y cómo los espacios se habían abierto aparentemente para mujeres artistas y escritoras, pero me encontré con que en esta compilación sólo había dos reseñas dedicadas a libros escritos por mujeres, uno de Nellie Campobello y el otro dedicado a Guadalupe Marín", explica Muro sobre su hallazgo.

"Era una reseña (para Marín) sumamente despectiva. Principalmente hacía referencia a Guadalupe como persona. Decía que era chismosa, desagradable, machorra y de la novela no tenía ningún buen comentario.

Decía que se notaba que su autora era inculta y que sólo eran muchos chismes acumulados".

Eso despertó la curiosidad de Muro, quien comenzó a buscar ejemplares de la novela, difícil de encontrar y casi nunca compilada en las publicaciones de la historia literaria nacional.

Por fin encontró un ejemplar en la Biblioteca Nacional y se impresionó.

"Es una novela sumamente ágil y divertida, que a diferencia de otros textos de esa misma época, no tiene un lenguaje complicado", dice Muro.

Presenta conversaciones muy largas con personajes, sobre todo femeninos, que plantean reflexiones sobre la vida en general y dilemas vinculados con maternidad, amor, matrimonio y creación artística.

"(La novela) es muy digerible y al mismo tiempo termina siendo muy profunda".

Para Muro, el haber estado casada con Cuesta y utilizar al personaje del escritor en la novela, jugó de manera muy negativa para ella, así la novela pasó desapercibida y fue bastante ignorada por la crítica.

"En el libro se retrata a Cuesta con muchos defectos, como un hombre celoso, caprichoso.

Se burla de él como escritor y de toda esa élite intelectual de México, personas que sólo buscan reconocimiento sin trabajo detrás.

"Se burla de estas pretensiones que tenían desde la élite, que tenía que ver con esa crítica que hace Tablada, que si no sabías francés no eras nadie importante", explica Muro.

En el libro, Marín también se burla de sí misma y asume ser una persona ignorante por no haber accedido a la educación y escribir el texto de todas formas.

La editorial de la UNAM publicó en su colección Vindictas una nueva edición de La Única para reconocer el valor literario de Marín.

La edición se puede encontrar en la página libros.unam.mx.