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Promete Biden para EU nueva política comercial

Brian Deese, director del Consejo Nacional Económico. Foto: EFE
Miembros destacados de la Administración Biden están prometiendo un enfoque muy diferente al comercio internacional.
martes, 26 de enero de 2021
Por: Bob Davis
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Agencia / Reforma

Washington DC, Estados Unidos (26 enero 2021).- Miembros destacados de la Administración Biden están prometiendo un enfoque muy diferente al comercio internacional.

Los negociadores estadounidenses dejarían de enfocarse en abrir mercados para firmas de servicios financieros, compañías farmacéuticas y otras compañías cuyas inversiones en el extranjero no incentiven directamente las exportaciones o los empleos en casa.

Entre los que argumentan esto figura Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del Presidente Joe Biden, y miembros de su equipo de transición que probablemente obtengan empleos de alto nivel en el sector comercio.

La nueva mentalidad está en proceso de convertirse en la normalidad entre los demócratas.

La política comercial debería "involucrar un enfoque preciso en qué mejora los salarios y crea empleos altamente remunerados en Estados Unidos, más que hacer que el mundo sea seguro para la inversión corporativa", escribió Sullivan con Jennifer Harris, una ex funcionaria de la Administración Obama, en un artículo al inicio de la campaña presidencial.

"Por ejemplo, ¿por qué debería ser una prioridad de negociación para Estados Unidos abrir el sistema financiero de China para Goldman Sachs?".

Lawrence Summers, Secretario del Tesoro en la Administración Clinton, va incluso más allá, al argumentar contra priorizar ganancias para Hollywood, bancos de inversión e inventores que quieren protección para propiedad intelectual.

Sus "preocupaciones de élite" no aportan mucho al empleo o al ingreso fiscal de Estados Unidos, indicó en una entrevista.

Esas opiniones se ven reflejadas en las propuestas fiscales de Biden, que buscan incitar a las compañías estadounidenses para que conserven empleos en el país en lugar de facilitar inversiones en el extranjero.

Ampliar instalaciones en Estados Unidos redituaría un crédito fiscal; trasladar producción al extranjero, sobre todo a paraísos fiscales, se sancionaría con impuestos más altos.

Brad Setser, miembro del grupo de trabajo de Biden para la transición en materia comercial, ha proporcionado gran parte de la potencia intelectual detrás del cambio propuesto.

Aunque los negociadores estadounidenses presionan a favor de abrir mercados para las compañías farmacéuticas, argumentó Setser en el Consejo de Relaciones Exteriores, las firmas realizan gran parte de su producción en países con impuestos bajos como Irlanda, lo que lleva a un gran déficit comercial para Estados Unidos en el sector.

Fomentar las firmas de servicios financieros estadounidenses en China es otra prioridad, pero las exportaciones del sector se ven eclipsadas por las ventas a evasores de impuestos en las Islas Caimán.

Setser exhorta a que la política comercial y fiscal promueva las exportaciones estadounidenses de bienes manufacturados, un llamado al que Sullivan y Katherine Tai, la Representante Comercial entrante de Estados Unidos, hacen eco.

Tai dice que la nueva Administración quiere una "política comercial centrada en el trabajador", no una enfocada en la competitividad corporativa o en precios de ganga.

"Las personas no son sólo consumidores, también son trabajadores y asalariados", señaló ante un grupo empresarial hace poco.

Los planes de Biden han producido mucha incredulidad entre veteranos escépticos de política comercial. Administraciones que se remontan a por lo menos los años Clinton han prometido algo similar.

Robert Lighthizer, el Representante Comercial de la Administración Trump, afirma que él ya creó una política centrada en el trabajador.

Lighthizer usó aranceles para intentar hacer que la manufactura volviera a Estados Unidos, aunque el crecimiento en los empleos de fábrica se estancó una vez que la Administración recurrió a impuestos que elevaron los costos para muchas fábricas.

También presionó por, y ganó, un mayor acceso a los mercados chinos para firmas de servicios financieros de Estados Unidos, lo que no sería una prioridad para Biden.

Hay muchas razones por las que la política comercial de Estados Unidos se mantiene así. Economistas comerciales dicen que la apertura de mercados para firmas de servicios financieros, farmacéuticas y otros grandes inversionistas en el extranjero de hecho beneficia a los estadounidenses de clase media, si bien indirectamente.

El ingreso fortalece a las grandes compañías para que puedan realizar investigación dentro del país, crear nuevos productos para los consumidores estadounidenses y pagar buenos salarios a sus trabajadores.

El déficit comercial de mercancía de la industria farmacéutica no refleja el valor de la investigación y desarrollo y otra labor realizada en Estados Unidos, señaló un representante del grupo industrial Pharmaceutical Research and Manufacturers of America.

Las industrias a las que el equipo Biden restaría énfasis también cuentan con una fuerza de cabildeo para defenderse. La industria de servicios financieros contribuyó alrededor de 200 millones de dólares para la elección de Biden, de acuerdo con el Centro para Política Receptiva.

Eso es aproximadamente cuatro veces lo que aportó la industria para la elección de Donald Trump.

Las industrias también tienen aliados poderosos en el Congreso, que juega un enorme papel en definir la agenda comercial de Estados Unidos. La industria farmacéutica ha podido demorar tratos comerciales hasta obtener lo que quería, aunque eso podría estar cambiando.

La industria no logró obtener protección contra la competencia de productos casi copias que buscaba en el trato entre Estados Unidos, México y Canadá negociado por Lighthizer, con ayuda de Tai, en ese entonces parte del personal en la Cámara de Representantes.

Básicamente, el equipo Biden está apostando que los cambios políticos en el Capitolio y en el público serán suficientes para ayudarle a ir en pos de una política comercial renovada.

En el pasado, los legisladores republicanos han sido partidarios confiables del libre comercio, que buscaban ayudar a las compañías a eliminar obstáculos para la inversión en el extranjero.

Pero durante los últimos cuatro años, al tiempo que el Presidente Trump presionó a favor de una política comercial proteccionista, eso ha cambiado.

Varios legisladores republicanos han apoyado subsidios y aranceles para ayudar a la manufactura estadounidense.

La competencia intensificada con China ha acelerado la adopción de políticas industriales que favorecen la manufactura, como también lo ha hecho la pandemia global, en la que Estados Unidos se vio con una escasez del equipo médico que necesitaba.

"El punto de sostener aún más negociaciones comerciales no es hacer que el mundo sea seguro para la inversión corporativa multinacional", declaró Sullivan en una entrevista durante la campaña presidencial.

"Tiene que ver con empleos y salarios".

- Anthony DeBarros contribuyó a este artículo.

 

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