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'Era como lumbre en la tierra'

Personal de la dirección municipal de Protección Civil todavía recolectó las últimas muestras de los restos que dejó el paso del meteorito por el ejido y que enviarán a la UNAM para ser analizadas. Foto: Benito López
Tras la caída de un meteorito, pobladores del ejido Lázaro Cárdenas, cerca de Cd. Victoria, reportan una luz y luego un incendio.
jueves, 8 de octubre de 2020
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CD. VCTORIA, TAM.-

/REFORMA

La noche del martes, la estela de luz que dejó en el cielo la insólita caída del meteorito trastocó de golpe la vida de 80 familias de un ejido en Tamaulipas.

Para llegar al ejido Lázaro Cárdenas, cerca de Ciudad Victoria, el epicentro del impacto, hay que tomar la carretera rumbo a Matamoros y a un costado bajar a la altura del templo evangélico "Palabra de Vida", hoy cerrado por la pandemia.

A la altura del kilómetro 5 hacia el poniente por la Carretera Victoria-Matamoros, decenas de familias se disponían a dormir.

Pese a la cercanía de la capital del Estado, solo divididos por el Libramiento y unos 2 kilómetros de carretera, la población de Lázaro Cárdenas estaba a punto de ir a la cama en medio del silencio a las afueras de la ciudad.

Sin embargo, el rito nocturno al terminar el día se vio interrumpido de improvisto por una luz fugaz.

Algunos de sus moradores después de las 22:00 horas todavía daban la última revisada a las redes sociales, tras el encierro y la poca actividad nocturna que permite el Covid-19.

Otros de los habitantes en el encierro veían noticieros, series de televisión y pocos se encontraban en los patios de sus domicilios, como se acostumbraba en el rancho.

Diana Rivera, ama de casa, contó que alrededor de las 23:00 horas revisaba sus redes sociales en su teléfono móvil, como es habitual.

"Estaba en mi casa viendo transmisión y viendo el celular", indicó.

Rivera relató que las publicaciones de las caída del meteorito en las transmisiones de Internet la tomaron por sorpresa y como pudo se hizo acompañar de su esposo e hijos y llegaron a la zona del incendio, a dos cuadras de su domicilio.

"Venimos a ver qué pasaba, porque pues de aquí no hemos escuchado nada, no habíamos visto nada de eso, venimos a ver, por la novedad", dijo.

"Ya para cuando llegamos ya había mucha gente".

Después comenzó a recorrer el sitio del impacto y lo que vio fue lumbre y destellos de luz en medio de la noche.

¿Le dio miedo acercarse al lugar y donde estaba la lumbre?.

"A lo mejor sí, curiosidad, miedo, emoción, sientes todo, pero no sabes ni qué.

¿Qué fue lo que vio al acercarse al predio?"Era algo así como lumbre en la tierra, era algo muy raro y olía extraño".

El olor extraño que emanó en el ambiente por el meteorito la mayoría de los habitantes lo detectó, en una comunidad con una extensión como de dos kilómetros, que cuenta con escuela pública y calles sin pavimentar.

"Aquí no olía tanto, pero olía para las orillas del pueblo", dijo Petra, una de las fundadoras del ejido.

Con 72 años a cuestas y madre de 10 hijos, Petra señaló que nunca había sido testigo de un hecho similar al que se suscitó esa noche a unas tres cuadras de su casa.

"Estaba viendo las noticias en la tele, nomás que mi hija vio en las redes sociales y nos dijo y nos vinimos a ver a esa hora", externó.

Con lentes graduados por una miopía, la mujer dijo que al ver el alboroto de los vecinos por la luz en del cielo y el posterior incendio le entró un poco de temor.

"Nomás eso vimos: la lumbre y las cenizas que brillaban", señaló.

"Po´s qué, po´s son cosas raras que están pasando y decir: lo bueno que cayó en un lugar donde no afectó a personas, porque pues si cae arriba de una casa nos mata a uno".

"Claro, esas son cosas de arriba, no son de abajo, son cosas de Dios que está mandando".

SE LLEVARON LAS PIEDRAS LUMINOSAS

Cada uno de los habitantes de Lázaro Cárdenas cuenta su historia sobre la caída del meteorito.

Por ejemplo, Leticia Hernández, de 48 años y madre de dos hijos, señaló que entre los cenizas se encontraban piedras de colores preciosos.

"Habían varias piedras preciosas y cristalinas y unas piedras azules, esas fueron las que se llevaron para analizarlas", externó.

"Ahorita nada más quedan algunas piedras que todavía están incrustadas en los árboles y que como llegaron hasta ahí y se esparcieron para aquel lado (poniente), entonces puede ser que ahí también cayeron cristales".

Por unos minutos, dijo, las autoridades permitieron tomar fotos a las llamativas piedras incandescentes.

"Entonces, aquí los que andábamos buscando piedritas del cielo, lo más raro que vimos es que las piedritas que cayeron quedaron metidas en los nichos de las nacaguas, en los hoyitos de las nacaguas, se incrustaron ahí", subrayó.

"Y nada más quedaron en las puras nacaguas, ahí hay otros tipos de árboles y a esos árboles no les afectó nada, era nada más a las nacaguas, ahí están todos los palos y eso que la nacagua es un árbol difícil de prender y se quemó desde la raíz hasta el centro de toda la planta".

"Polo", como piden que le llamen, muestra una fotografía que tomó con su celular de las primeras piedras que recolectaron los de Protección Civil del municipio.

Esta mañana, personal de la dirección municipal de Protección Civil todavía recolectó las últimas muestras de los restos que dejó el paso del meteorito por el ejido y que enviarán a la UNAM para ser analizadas.

 

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