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Universitarios: agobiados en línea

Pasar horas frente a la computadora escuchando cátedras y haciendo tareas, sin salir de casa, se ha vuelto una rutina agobiante para algunos estudiantes universitarios.
jueves, 4 de junio de 2020
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Agencia/Reforma

José Santamaría lucha por salir de la cama al menos una hora antes de que su clase inicie. Le cuesta poner atención, tarda horas en iniciar tareas y el insomnio lo lleva a conciliar el sueño cerca de las cuatro de la mañana.

"Y básicamente, eso se repite todos los días", cuenta el estudiante de Psicología del Tecnológico de Monterrey.

Pasar horas frente a la computadora escuchando cátedras y haciendo tareas, sin salir de casa, se ha vuelto una rutina agobiante para algunos estudiantes universitarios que continúan su educación de forma digital durante la cuarentena por el Covid-19.

Las clases a distancia continuarán en todos los niveles educativos durante el resto de este ciclo escolar.

"Tengo insomnio horrible, me cuesta concentrarme en hacer trabajos, tareas", dice el alumno de El Salvador, quien no pudo a regresar a su país debido al cierre de fronteras.

Carlos Mireles, también del Tec, ha intentado distraerse de diferentes maneras para combatir su ansiedad.

La causa no siempre es que los profesores pidan más actividades.

"Estar encerrados y pasar mucho tiempo haciendo lo mismo es lo que me ha hecho pensar que es más difícil".

Pasar hasta seis horas seguidas frente a una pantalla, escuchando a los maestros dar sus clases, comentan los estudiantes, no es igual que hacerlo en el aula.

"Siento que no es el mismo rendimiento porque sólo estamos atrás de una computadora", expresa Hannah Pro López, estudiante de Mercadotecnia en la U-ERRE.

CAMBIAR LA ESTRATEGIA

La educación en línea es diferente a la presencial, y por lo tanto requiere de estrategias diferentes, señala Karla Galván, consultora en educación a distancia.

"Una clase presencial es eso, es un profesor exponiendo", apunta, "en cambio, una clase en línea es un alumno compartiendo conocimiento".

Actualmente, detalla, la responsabilidad completa está en el docente, quien está replicando las clases de la misma manera que se hacía en las aulas, y no debe ser así.

Como la modalidad digital va dirigida a estudiantes autodidactas, explica, se requiere de una responsabilidad compartida: El profesor proporciona material de estudio previo y el estudiante se prepara.

"De esa manera, el alumno ya llega con conocimiento de la siguiente sesión y ya no das una cátedra, ya trabajas sobre información", indica.

Los docentes, recomienda, deben buscar cómo atraer la atención del alumno, deslindarle responsabilidades y guiarlo para que éste asuma su papel en el aprendizaje.

SIN INTERACCIÓN SOCIAL

Al inicio, cuando les avisaron que las clases serían virtuales, Isabel Martínez se emocionó porque podría administrar mejor su día, pero pronto su perspectiva cambió.

"Conforme pasaba el tiempo, mi reacción fue de querer volver otra vez a las clases presenciales", señala la estudiante de Psicopedagogía de la UDEM.

Platicar con compañeros, reírse de un chiste del profesor y caminar por los pasillos de la escuela, son experiencias que se extrañan estos días.

"Lo que no me ha gustado es la parte de la falta de interacción con las personas", dice Isabel.

Que los estudiantes se sientan así es normal, pues están en una etapa en que la interacción social es básica, afirma Arlin Ceron, psicóloga de la asociación Ingenium.

"Están en una edad donde muchas de las cosas primordiales tienen que ver con el contacto social, la diversión, las relaciones con los amigos, con los demás alumnos", dice.

"Al estar aislados y dejar esta parte social, definitivamente hay un cambio en el estado de ánimo de los estudiantes".

Muchos pacientes jóvenes, señala el psiquiatra Francisco Rodríguez Lara, dicen sentirse más cansados que cuando iban a la escuela, con menos interés.

Esto, explica, ocurre porque al estar confinados se generan situaciones que incrementan el estrés, como la falta de movilidad, la convivencia intensificada y, en este caso, la nueva modalidad educativa.

"Altos niveles de estrés conllevan una fatiga mental", apunta el director general de Terapia Breve Center.

"Inclusive llega a haber cierto tipo de alteraciones cognitivas como falta de concentración y alteraciones en la memoria".

La falta de concentración, sienten los estudiantes, se combina con todas las distracciones que hay en casa.

"Estás en muchas cosas y a la vez quieres poner atención, pero no es lo mismo", dice Alejandra Castillo, estudiante de Ciencias Químicas de la UANL, "no se te queda el aprendizaje al 100 por ciento".

 

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