REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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Jesús Salvador, Médico y consolador de las almas

” Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan que comer?” (Jn 6, 5)
domingo, 22 de marzo de 2020
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La Catedra que Jesucristo Nuestro Señor impartió a sus discípulos se repite como un eco en el alma y corazón de los seres humanos cada siglo; “¿Qué provecho tiene el hombre que ha ganado el mundo entero, sí a sí mismo se pierde o se daña?” Ningún provecho, porque no reina en el corazón del pecador la abundancia de su palabra.

Escuchando las predicaciones dominicales del Sacerdote católico al impartir la doctrina que nace de la palabra de Dios en los Santos Evangelios, expone las interpretaciones que acercan al cristiano católico a Cristo Nuestro Señor, sus explicaciones sencillas son profundos mensajes de Dios que invitan a reflexionar si la vida espiritual, el estado de gracia y la fe han conquistado los medios gratuitos dados por Dios Nuestro Señor, los que concede para que el cristiano católico se impulse en la palabra de Nuestro Señor y encuentre en ella el refugio de la siempre dispuesta misericordia de Dios; el siempre dispuesto atributo divino por el que perdona y remedia los pecados y la siempre dispuesta virtud divina por excelencia sea nuestro Salvador Médico previene y cura las enfermedades del alma, su divina inclinación es no dejar nunca de compadecerse por el pecador que el Profeta David adelanta a los tiempos la eterna clemencia de Dios expuso; “Aguardando está mi alma Señor, más que los centinelas el alba.

Mas que los centinelas con la aurora” Aguarda el momento del arrepentimiento para que ese pecador convierta en ansía ser redimido de sus perversiones, pero alejado del Señor vive abstraído a los goces del mundo que lo trae en el revuelo de acciones, actos y actitudes que lo apartan desviándole del camino de salvación eterna.

Cristo Nuestro Señor al lado del pecador no abandona el corazón pecador presente en Él para consolarle y también pronto está su indulgencia a redimirlo del pecado de donde comprendemos, el amor de Dios manifiesta en cada alma la necesidad de luchar por su salvación, llegado el momento, el Señor obra porque ama a la oveja perdida que vive fuera de su redil; “Jesús se preocupa de las necesidades de la multitud” Así lo dio a saber a los siglos y quedo confirmado al obrar dos prodigiosos milagrosos en las muchedumbres que lo seguían desde días en lugares y tiempos diferentes donde manifiesta Cristo Nuestro Señor ser el Salvador, Médico y consolador de las almas a las multitudes, da los primeros pasos en el prodigio de la multiplicación de los panes anunciando el símbolo por el que va instituir el Sacramento de la Eucaristía que Nuestra Santa Madre Iglesia enseña en este sacramento están real, verdadera y substancialmente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Cuando el Médico del cuerpo se acerca al enfermo que busco sus servicios preocupado de los males en su cuerpo, va a él con la esperanza de que conociendo los malestares diagnostique el porqué de lo que le sucede y según la situación del enfermo dará el medicamento u ordenará los estudios para conocer más a fondo lo que el Médico quiere definir.

Bien, la persona enferma responde con verdad a las preguntas y hasta las amplia, ¿Qué quiere decir? Quiere que el Médico tenga todos los elementos que siente y lo hace con plena confianza porque cree en la ética del Médico y por lo mismo ayudará aliviar su problema, volverá al consultorio cuantas veces lo ordene, dejará de lado compromisos de todo tipo para llegar puntual a su consulta, eso esta muy bien y así debe ser, pero ¿Alguna vez el enfermo del cuerpo busca que su mal es del alma? De aceptar ¿Pondrá la misma atención meticulosa a los males de su alma? Lo más seguro es que sonría irónicamente porque no cree en ello.

La intranquilidad no da paz interior el nerviosismo se apodera del alma y del cuerpo, su inquietud llama la atención de quienes le rodean por su actitud, a la pregunta si tiene algún malestar de inmediato niega reconocer lo que los demás ven, sin entender que ese comentario es un llamado de Dios a decidirse aliviar los males de su alma que le agobian y angustia le tiene afligido y amargado ¿No va en búsqueda del médico del alma, que bien sabe es Nuestro Señor? ¿No va en búsqueda del alivio que viene del Señor con la preparación de una buena confesión? El temor de confesar los pecados altera, teme y se acobarda no viene a la mente la lógica, de que para hacer lo que no debiera haber hecho tuvo valor, y ahora que debe poner orden en su alma no tiene el valor, teme, una voz al oído reclama: ¡Deja eso para después! ¡Sigue con tus cosas, no pongas atención, no te dejes hostigar! Pero la turbación no se va se hace más persistente en el corazón y la voz de la conciencia presiona: ¡Ve y confiésate! Y volverá tu alma al Señor y del Señor vendrán los bienes que te ayudarán a mantener el orden espiritual que necesitas, solo requieres de un acto; ¡Decidirte! ¡Hacerlo y punto! Te arrepentirás no haberlo hecho en tiempo, al obrar el Sacramento de la Confesión, ese pecador del pasado recibe por la Eucaristía el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo Nuestro Señor y tendrá esa paz interior que supera toda enfermedad del alma sobrellevando la del cuerpo, entender esto es muy difícil en este tiempo de un mundo pagano, apático, cobarde, miedoso de morir porque en su interior no cree en Dios su creador, no cree en su bondad, en su misericordia, en su amor, no cree que en Él esta todo bien del alma y del cuerpo, se ve a tantas personas por todos lados desbarrar de pánico, en sus rostros ansiedad y temor a morir, la razón de ello está que vive en un mundo pagano y hedonista, comodino y apático que no quiere hacer esfuerzo de nada y se molesta volver los ojos a Cristo Nuestro Señor, el corazón desesperado mueve la conciencia del pecador a meditar un instante ¿Porque murió Jesucristo Nuestro Señor crucificado? La respuesta es clara y sencilla: ¡Por ti! ¡Por tu salvación! ¿A pesar de ello lo desprecias? Amalo, búscalo, acércate a Él y tu alma verá la luz que hoy le niegas.
En esta primera multiplicación de los panes y pececillos obrada por Jesucristo Nuestro Señor-porque son dos los prodigiosos milagros-Analizando cada paso de este hecho del Evangelio va revelando lo que hoy es el Sacramento de la Eucaristía, o sea, para llegar a recibir el cuerpo y sangre de Nuestro Señor habrá de cumplirse lo que es obligado, puesto que vendrá al corazón lo que en su palabra dio a conocer a quienes teniendo fe en Él; “El que de Mí come la carne y de Mí bebe la sangre, en Mí permanece y Yo en él.” Continua el Evangelio; “Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos” Tiene el Señor ante su presencia un cuadro que sin duda causa gozo ver la multitud que se congrega cada vez más, Jesucristo Nuestro Señor como Dios conoce que vienen de remotos lugares de Israel; “Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos” La multitud va a celebrar la fiesta en su camino a Jerusalén encuentran al Divino Maestro que muchos han escuchado hablar, sabiendo donde está no quieren perderse de oír su palabra, enterado de la escasa alimentación pues el que tenían después de varios días lo han consumido y no tienen que comer, ve en el fondo de su corazón el deseo no es el alimento del cuerpo sino el alimento espiritual por él han venido a Él deseosos a escuchar su palabra.

“Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: ¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan que comer? Decía esto para ponerlo a prueba, pues, Él, por su parte, bien sabía lo que iba hacer“ Conmovido Jesucristo Nuestro Señor, obra su misericordia frente a su preocupación por las necesidades de esa multitud, misma que prevalece en Él para todas las almas de cada siglo, a la que ninguna desprecia o deja de lado, más bien cada quien deja de lado su misericordiosa voluntad despreciando los bienes del alma que vienen del Señor, por eso habremos de comprender, siendo el salvador, médico y consolador de las almas en lo espiritual, no puede ser indiferente a la necesidad del alimento espiritual ni de las temporales.

La muchedumbre lo ha seguido días escuchándole, abstraídos por su enseñanza que el tiempo como decimos: paso volando y no hubo preocupación del alimento, pero Él lo tenía previsto y dispuso su poder divino, Dios ordenado en todas sus obras pregunta antes en concilio a sus discípulos, quiere escuchar lo que piensan de su disposición caritativa, dirigiéndose en forma especial a Felipe que era un poco tardo en penetrar en las cosas de Dios, la pregunta del Señor da importancia a la carencia del pan en forma particular, el Señor va poco a poco preparando el alimento que nombra: pan del cielo y al mismo tiempo capacita al discípulo en la fe; “ Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco” Quisa a la pregunta de su Maestro cohibió responder, divago viendo las cosas como del mundo: ¿sin dinero como se puede comprar alimento para esta muchedumbre? El poco dinero es nada para que se alimenten antes de tomar camino a donde se dirigen.

Cuando se visita a una persona de cierto nivel de poder o de conocimientos, antes se repasa como lo que se quiere dar a conocer, muy posible se comente con alguien cercano y diga si estoy bien, al estar con ese personaje se cuida todo detalle, se muestra confianza, abierto a la aclaración que pida, se busca lograr el objetivo, pues ¿Si en las cosas del mundo se pone tanto cuidado, porque no se hace lo mismo y mucho más al dirigirse al Señor de Señores, al Rey de reyes, al legislador de legisladores? En su peregrinación por el mundo enseño a rezar cuando de rodillas dirigiéndose a Dios su padre oro; “Padre Nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre” San Agustín instruye a propósito de la oración del Hijo a su amado Padre; “Decimos Santificado sea tu nombre, no porque deseemos a Dios que su nombre sea santificado por nuestras oraciones, sino que le pedimos que sea santificado en nosotros” Nuestra Santa Madre Iglesia incluye en la oración más elevada por la que el cristiano católico se dirija a Dios sus penas, dolores y agobios del alma iniciando por el Padre Nuestro.


Entonces; “Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces.

Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jesucristo Nuestro Señor es Dios y como tal conoce lo pasado, presente y futuro nada escapa a su vista, en una ocasión un incrédulo refiriéndose a la omnipotencia de Dios afirmo: es demasiado control, no creo, por eso al hablar sobre la omnipotencia de Dios es cuando por los hechos se ve que todo lo puede porque es Todopoderoso, soberano y altísimo que apreciamos en la multiplicación de los panes cuando pregunta a Felipe; motiva la pregunta de su Maestro a los discípulos buscar en el gentío quien trae comida para reunirla y todos participaran de ella, quiso Jesucristo Nuestro Señor que por sí mismos buscarán y vieran que nadie tenía alimento y quedar entendido en los discípulos lo que en efecto Él conocía fueran testigos del prodigioso milagro a realizar acrecentara su fe en Él.

Jesucristo Nuestro Señor conocía clara y perfectamente que ninguno de la muchedumbre tenía alimento, solo uno el que Andrés encontró y lo confirmó al dar el testimonio de esa carencia de alimentos lo ratifica al referir la insuficiencia; ese muchachito que aparece en el evangelio una sola vez presentado al Señor por Andrés, vino solo, sin sus padres llevando cinco panes y dos pececillos vemos la obra de Dios.

La muchedumbre escucho atenta a su Maestro ¿Cuánto tiempo? No lo sabemos penetrados en la enseñanza de su palabra veían sus errores, sus penas y la pérdida del alma en el infierno, todo en esa muchedumbre fue pensar, luego reflexionar, reconocer las malas obras pasan al arrepentimiento, cada paso es una meditación, Cristo Nuestro Señor vio en sus corazones y se gozó conocer el pensamiento en cada uno desear la esperanza de salvación eterna, el perdón de los pecados, hacer suyas las gracias, bienes y dones y poder ser acreedor de todo ello debió avivar la fe en sus discípulos que los lleva al punto de lo que para ellos y la posteridad de los tiempos era imposible deducir la palabra del Ángel anunciando a María la Encarnación del Verbo; “Porque no hay nada imposible para Dios”
Viendo la forma en que se encontraba la muchedumbre dispone el orden en que recibirán el alimento, Dios Nuestro Señor no deja detalle al hay se va, tiene que entregarse en forma apropiada al alimento a recibir, con ello quedamos enterados como se debe ir a recibir el cuerpo, sangre, alma y divinidad, por lo que ordeno; “Más Jesús dijo: Haced que los hombres se sienten.

Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues los varones, en número como de cinco mil” Nos atrevemos a decir, Jesucristo Nuestro Señor tiene las especies del pan y los peces como la materia que transformará las almas que conforman la muchedumbre; “ Tomo, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias a Dios, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían” Sobre ello San Juan Crisóstomo esclarece; “¿Por qué, cuando cura al paralítico no ora, ni cuando resucita muertos, ni cuando calma las tempestades? Para enseñarnos que cuando empezamos a comer debemos dar gracias a Dios” Mas para mejor conocimiento de la oración del Señor continua el Doctor de la Iglesia; “Además, ora en las cosas pequeñas y no en las grandes, para que sepamos que no ora por necesidad, sino para darnos ejemplo” ¿Qué fue lo sucedido en los panes y pececillos? A no dudar, Jesucristo Nuestro Señor sea en una piedra plana deposito las especies eleva sus ojos a los cielos viendo a su Padre da gracias y los bendijo, a cada bendición se multiplican ante Él, los discípulos los toman y entregan a los que estaban esperando el alimento, no hubo reparo de puedo tomar más, o me dieron poco, todo fue en armonía, paz y tranquilidad recibir e ingerir el sagrado alimento.

Jesucristo Nuestro Señor el Salvador en lo espiritual y corporal es el Médico que con su palabra alivia los males de cada pecador, consolador que conforta e irradia esparciendo la gracia en el alma ganada por Él.

“Cuando se hubieran hartado dijo a sus discípulos: Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido” Comida a quedar satisfechos, buena es preguntar; ¿Cómo seria el interior de cada persona después de ser alimentados milagrosamente por Jesucristo Nuestro Señor? Es sabido que no había alimentos para todos y Él obro el milagro de dejarlos complacidos y vigorosos a continuar su camino, a no dudar que en muchos fue a fondo su palabra y alivio las penas de los corazones y reconocido médico de sus almas y corazones.
Ante milagro prodigioso el demonio movió a sacar la ventaja que desvirtuara; “Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: Este es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo” Cristo Nuestro Señor como dijo a Pilatos en el Pretorio; “Mi reino no es de este mundo” Los impulsos del mundo en estos hombres Dios lo conoció, reza el Evangelio; “Jesús sabiendo, pues, que vendrían apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo” Confirmando, Jesús es el salvador, Médico y consolador de las almas en este mundo.
hefelira@yahoo.com

 

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