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Orillados al autoexilio

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Familias completas del sur del país han estado llegando a Reynosa
lunes, 17 de febrero de 2020
Por: Tania Castillo
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Mexicanos vienen desde lejos buscando el asilo humanitario en Estados Unidos

Apenas hace unos años el migrar a los Estados Unidos era una decisión motivada por el “sueño americano” de lograr una mejor calidad de vida.

Hoy en día el objetivo de cruzar el río Bravo hacia el norte del continente es sinónimo de conservar la vida, pues en varios Estados del sur de México las condiciones de son tan complejas que la única solución para sobrevivir es exiliarse voluntariamente.

Desde hace unos meses los albergues de la frontera empezaron a tener variaciones en la población que recibían, y de tener llenas sus habitaciones con cubanos, venezolanos, hondureños y guatemaltecos, pasaron a resguardar a paisanos originarios de estados como Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Guerrero, entre otras entidades sureñas.

Así lo expresó el Director del Albergue Senda de Vida, Héctor Silva de Luna, quien dijo que tan sólo durante la primera quincena de febrero recibió a 25 familias mexicanas.

Destacó que la crisis migratoria por motivos de miedo, violencia y persecución política no es privativa del mexicano, sino que se replica en los casos de migrantes americanos, europeos, africanos y hasta asiáticos.

“Vienen huyendo, fueron extorsionados, especialmente el mexicano, ahorita ya no hay que migran porque van a tener una vida mejor, simplemente ahorita todos los casos que hemos llevado es porque les secuestraron a alguien, les quitaron sus terrenos o simplemente por lo que está pasando en todos los países”.

Señaló que al igual que a otros migrantes, a los mexicanos se les está asesorando y acompañando para llevar a cabo el trámite de asilo humanitario, mismo que está siendo igual de exhaustivo que los casos de los extranjeros.

Mientras este proceso avanza, las familias permanecen en Senda de Vida, no por prohibición, sino por miedo.

Antonio, es un joven michoacano que tuvo que huir del municipio de Arteaga junto a su esposa y sus hijos tras ser testigo de un acto criminal. Desde esa noche tomó lo poco que pudo y huyó hacia la frontera, sabiendo que si se quedaba su vida y la de sus seres queridos corría peligro.

A 4 meses de haber abandonado su hogar aún recibe mensajes de la delincuencia “sugiriéndole” que regrese.

“Hay mucho crimen organizado y si uno ve algo uno tiene miedo, si uno habla lo matan, uno mejor se va lejos y así nadie sabe nada… yo vi algo y me dijeron que si decía me iban a matar, preferí salir… Si regreso sé lo que puede pasar”.

Aunque no se ha encontrado con ningún conocido en su trayecto a los Estados Unidos, sí ha coincidido con otros paisanos que al igual que él decidieron poner tierra de por medio para conservar su vida.

“Mucha gente se está saliendo a Estados Unidos, otros nada más se cambian de Estado, más lejos para perdérseles”.

Un caso similar vive un joven de 30 años originario de Ometepec, Guerrero que prefirió mantenerse en el anonimato.

El salió con su esposa y su bebé de 4 meses al ya no poder pagar la cuota que le cobraba el crimen organizado por dejarlo trabajar "en paz".

“El crimen organizado está pidiendo cuota… me han golpeado cuando no tuve dinero, por eso me vine para acá… me vine con mi esposa y mi bebé”.

Aunque por mucho tiempo aceptó pagar por su tranquilidad, de un momento a otro le aumentaron la tarifa a una cantidad incosteable que lo llevó a buscar una salida.

Al ver el final que tenían otros colegas, finalmente decidió emprender la huida hace 20 días.

“Así está todo el pueblo, ya mataron a varios”.

Historias como estas se replican en la mayoría de las familias mexicanas que esperan que se apruebe su asilo político, trámite que desde hace casi un año se volvió muy tardado a consecuencia de las reformas migratorias promovidas por el Presidente Donald Trump.

Y mientras resuelven su situación, permanecen encerrados junto a familias extranjeras, compartiendo historias para hacer más amena la espera, pidiendo porque su permiso sea aprobado y tengan la posibilidad de iniciar una nueva vida, llenos de preguntas por estar en territorio desconocido, pero sin el temor de ser perseguidos y exponer la vida cada minuto.

 

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