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Tus lazos afectivos son clave para ser feliz

Debajo del pino de Navidad encuentras los regalos que tanto habías deseado. Y en las reuniones decembrinas pasas el tiempo riendo y festejando.
miércoles, 25 de diciembre de 2019
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Agencia/Reforma

Debajo del pino de Navidad encuentras los regalos que tanto habías deseado. Y en las reuniones decembrinas pasas el tiempo riendo y festejando en la compañía de tus familiares y seres queridos.

¿Eso significa que eres más feliz en esta época del año?

La verdad es que las personas tienden a confundir la alegría con la felicidad, indica Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias de la Felicidad en Universidad TecMilenio.

En este contexto, las carcajadas y las sonrisas representan solo una pequeña fracción de las experiencias que engloban el ser feliz.

La felicidad puede parecer un concepto muy personal, aunque estudios en psicología han encontrado algunas características comunes, dice la especialista.

"Es un estado que se asocia con emocionalmente sentirnos bien, sentirnos satisfechos con la vida, sentir que nuestra vida tiene una razón de ser.

Éstos serían los tres elementos de la felicidad: sentirnos bien emocionalmente, tener una vida satisfactoria y sentir que es una vida con un propósito que vale la pena".

De hecho, indica la experta de TecMilenio, se puede notar a personas que se sienten bien y disfrutan estas fechas porque les brinda la oportunidad de reunirse con los familiares y los amigos.

Por otro lado, hay gente que experimenta estrés y un alto grado de nostalgia.

Y es que, afirma, más que los regalos y los bienes materiales, la felicidad está fuertemente ligada con los lazos afectivos, que la Navidad y sus ritos se encargan de poner en el centro.

La verdadera felicidad, dice, sí se puede alcanzar.

No es lo material

Los seres humanos tienden a relacionar los temas materiales con la felicidad, cuando en realidad ésta se encuentra en la forma de pensar, explica Ballesteros.

"Sí hay ciertas cuestiones (materiales) que la psicología ha encontrado que son básicas (para alcanzar la felicidad). Pero después de tener satisfechas estas necesidades elementales, como tener alimentación, techo y vestimenta, las cosas cambian.

"Los seres humanos nos adaptamos a las cosas que tenemos en términos materiales. Cuando lo obtengo o me lo regalan por primera vez, me hace sentir bien, pero con el tiempo se hace parte de mi vida y ya no lo veo como algo que da valor adicional".

Bajo este pensamiento, se tendrían que estar comprando continuamente bienes materiales, aunque realmente nunca se terminaría de estar feliz.

"Más bien, la satisfacción con la vida proviene de la evaluación mental que nosotros hacemos, que normalmente está más ligada, entre otros elementos, a nuestra relaciones sociales y al desarrollo profesional y familiar.

Es sentirnos que somos parte del grupo, que somos queridos y valorados como personas, eso es fundamental para desarrollar un balance emocional sano".

La época decembrina y sus rituales, como la cena navideña y las posadas, indica Ballesteros, son esos puentes que permiten retomar las conexiones interpersonales que tienen un impacto en la felicidad.

Sin embargo, la búsqueda de este estado positivo se puede extender a lo largo de todo el año. En resumen, dice, no tienes que esperar hasta el 25 de diciembre para conectarte con los que más amas.

Claves para la felicidad

"La felicidad es un estado y es un estado que, tras muchas investigaciones, la ciencia ahora ha demostrado que no es fijo, es decir, cambia dependiendo de diferentes componentes", define la especialista en psicología Julia Gallegos, catedrática e investigadora de la UDEM.

"Sí hay diferentes vías para aumentar nuestra felicidad, pero primero necesitamos saber que existen tres grandes componentes que la predicen: el primero tiene que ver con los genes, es decir, lo traemos desde el nacimiento.

El segundo tiene que ver con las circunstancias y el tercero con la actividad deliberada".

Lo que se sabe, continúa la doctora en trastornos del aprendizaje y de la conducta por la Universidad de Texas, en Austin, es que los genes marcan una línea base o el valor de referencia de felicidad del individuo.

En ese sentido, afirma la profesora, algunas personas "empiezan con menos y otros con más" o hay quienes, se puede decir, "llevan la carrera más avanzada que otros".

Dependiendo de esta línea -que funciona como un punto de partida- hay diferentes fluctuaciones. En resumen, la genética puede marcar aproximadamente un 50 por ciento del nivel de felicidad.

"Después, se han encontrado resultados muy interesantes que dicen que otro aspecto que define la felicidad son las circunstancias. Podemos hablar, por poner un ejemplo, del nivel socioeconómico o de alguna experiencia particular de vida, una infancia traumática, por decir algo.

"Se ha encontrado que estas (circunstancias) sólo predicen un 10 por ciento del nivel de la felicidad, aproximadamente".

Si se hacen cuentas, dice Gallegos, falta un 40 por ciento en la ecuación, que corresponde a los actos que están en las manos de las personas.

"Se refiere a las actividades que la persona elige y que le dan sentido a su vida", agrega la catedrática de la UDEM.

Éstas incluyen la expresión de gratitud, el cultivar el optimismo o interpretar el mundo desde una perspectiva más positiva, el no dar espacio a los pensamientos de rumiación, sino concentrarse en el presente, practicar la amabilidad, cuidar las relaciones interpersonales mediante la comunicación, perdonar y manifestar afecto de manera física.

"Las relaciones interpersonales son muy importantes. Entran en las actividades para incrementar la felicidad, pero también son un componente esencial en un modelo creado por Martin Seligman, considerado el padre de la psicología positiva".

Este modelo parte del supuesto de que existe un constructo todavía más grande que la mera felicidad: El bienestar. El modelo se llama PERMA, por las siglas en inglés de sus cinco componentes.

- El primero de ellos son las emociones positivas, entre las que se encuentra la felicidad. También se incluyen la satisfacción, la esperanza y la paz, por poner ejemplos.

- El segundo corresponde al compromiso, relacionado con las actividades que permitan el flujo, o un estado de activación, donde la persona se compromete con lo que hace, se concentra en el presente y en eso que está realizando.

- El tercero engloba las ya mencionadas relaciones interpersonales que brindan soporte y apoyo al individuo.

- El cuarto refiere a los propósitos y los profundos significados en la vida de la persona.

- El quinto y último se enfoca en el sentido de logro, relacionado con el establecimiento y el alcance de las metas.

Y tú, ¿qué necesitas para ser feliz?

 

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