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Contra el colapso, 'ciudades esponja'

El colapso urbano, propiciado por la sobreexplotación inmobiliaria y exacerbado por la crisis climática, no tiene por qué ser inminente
viernes, 20 de diciembre de 2019
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Agencia/Reforma

El colapso urbano, propiciado por la sobreexplotación inmobiliaria y exacerbado por la crisis climática, no tiene por qué ser inminente.
Así lo ha demostrado el arquitecto paisajista chino Kongjian Yu, cuya teoría y práctica sobre las ciudades infiltrantes, o "ciudades esponja", guía los esfuerzos del Gobierno de su País en materia de urbanismo ecológico.
Un revolucionario modelo hidrológico enfocado en la transformación y optimización de urbes y barrios a través de sistemas para captar el agua pluvial, almacenarla, purificarla e infiltrar acuíferos.

La síntesis entre un moderno manejo del agua y antiguas técnicas chinas de irrigación y agricultura.
"Las ciudades esponja son una solución basada en la naturaleza.

Usar la naturaleza para captar agua -retener el agua de las tormentas-, limpiarla y recargar el acuífero filtrándola", reitera en entrevista el arquitecto nacido en 1963 en un pequeño pueblo en la costa sureste de China, recientemente de visita en el País.
La idea que subyace a la propuesta del decano y fundador del Colegio de Arquitectura y Diseño Urbano en la Universidad de Pekín, su alma mater, es la de volverse amigos del agua.

Reevaluar la relación que se tiene con los anegamientos, habitualmente encauzados con celeridad fuera de la ciudad, pese a que ésta pueda padecer una constante escasez.
Kongjian conoce bien esta situación, proviniendo de la nación más poblada del planeta, pero que sólo tiene acceso a 8 por ciento del agua dulce.

Por lo que cada gota que caiga del cielo, en un sitio donde las fuertes precipitaciones han sido fatales, debe ser aprovechada.
"Los anegamientos no son un enemigo ni algo que temer.

Tienes que adaptarte, hacer uso de ello. Vivir con la naturaleza, depender de ella", precisa el director de la firma Turenscape -nombre que en chino sugiere la irrevocable interrelación entre el hombre y la tierra-, responsable de más de mil obras ecohidráulicas alrededor del mundo.
Sólo que esta adaptación es muy difícil de lograr mediante la infraestructura que impera en las principales metrópolis del mundo.
"En la ciudad, la infraestructura que tenemos, y que denominamos infraestructura gris -hecha de concreto, acero y todos estos sistemas mecánicos-, no es resiliente y no se puede adaptar al cambio climático, a las lluvias monzónicas o a temporadas de sequía; al clima extremo.

Y esto es así porque todo esto fue inventado en Europa, donde tienen un clima bastante templado.
"(Debemos) crear pequeños recipientes que permitan regular el agua a lo largo de las temporadas: durante la sequía, utilizar el agua; en la temporada húmeda, captar el agua", remarca.
Estanques, humedales, terrazas y terraplenes son algunas de las vías en las que estas urbes esponja logran tal proceso de captación, contención y filtración del agua.

Un ejemplo es el parque Yanweizhou, en la ciudad de Jinhua, diseñado para acoger las inundaciones -que enriquecen la vegetación nativa-, en lugar de combatirlas mediante murallas.
"Si conviertes un parque en un humedal, crearás una esponja, porque el agua se quedará en el parque", dice el arquitecto.

"Así que, de acuerdo con la idea de ciudad esponja, todas las áreas verdes deben estar a niveles inferiores para que el agua vaya hacia ellas.

Ésa es una infraestructura verde, y un sistema de estanque o de dique".
Pese a la innovación que este modelo puede representar, Kongjian, quien creció en una granja, hace énfasis en la sabiduría antigua de la cual procede.
"Los antepasados agricultores de mi país sabían cómo construir un sistema de estanques 2 mil años atrás", expresa.

"¡Ustedes mismos ya tuvieron esto antes!", añade en relación a los jardines flotantes, o chinampas.
"Hemos enterrado toda una sabiduría acumulada por miles de años por los nativos: terraplenes, estanques, jardines flotantes.

Hemos ignorado totalmente todo eso, cuando son (modelos) mucho más adaptativos al paisaje. Tienen una historia mucho más larga y hoy son una solución sustentable".
Y representan una solución porque, detalla, permiten una purificación más eficaz que la que se logra en una planta de tratamiento de aguas residuales, mejoran la calidad del aire, refuerzan la biodiversidad, prescinden del uso de energía para el traslado de agua y brindan nuevas oportunidades para la producción local alimenticia.
Todo esto a un costo mucho más bajo que el de las grandes infraestructuras, pero que además incrementa el valor inmobiliario de las urbes, sin dejar de lado el perseguido sentido estético de belleza.
Beneficios que Kongjian y Turenscape han podido cuantificar en las cerca de 500 ciudades infiltrantes implementadas en China, cuyo programa piloto arrancó con 30 en 2015.

Fue un mandato del Gobierno, advierte, que cada urbe china sea una ciudad esponja, lo que ha dado paso a que, eventualmente, éste pueda ser el primer "país esponja".
Pero, sobre todo, a que aquella nación que hace unos años nutría las noticias internacionales con alarmantes estampas de polución, pueda convertirse en un importante bastión en contra de la crisis climática.
"Si continuamos haciéndolo otros 20 años (como los invertidos hasta ahora en la formulación y materialización de esta teoría), básicamente habremos solucionado el problema para siempre, yo diría", enfatiza el proyectista.
¿Una solución para México?
Turenscape ha llevado su arquitectura verde más allá de China: Estados Unidos, Rusia, Corea, Australia, Indonesia, Singapur, España, Francia y Brasil.

¿México es susceptible de implementar estos modelos?
"Sabemos que la Ciudad de México se está hundiendo, que el agua está contaminada, y sabemos que seguimos bajo la amenaza de inundación porque el sistema de drenaje no tiene la capacidad para lidiar con el agua de las tormentas", apunta Kongjian Yu.
¿Qué necesita México para tener ciudades esponja?
Primero que nada, los gobernadores deben convertirse al movimiento de ciudades esponja, estar de acuerdo en destinar dinero aquí, no en pavimentar, por ejemplo.

Lo primero es convencer a los tomadores de decisión.
Segundo, tenemos que crear nuevos valores sobre lo que es bueno y malo, hacer que todos, que cada ciudadano entienda que el movimiento ecológico es importante para proveer a todos beneficios y bienestar; que el bienestar de la gente está basado en seguridad, un buen hogar y la libertad.

Y todo eso lo ofrece la naturaleza, de hecho.
¿Esto abonaría a reforzar a la urbe contra la sismicidad, por ejemplo?
Ciertamente, habría más resiliencia.

Si tienes una ciudad esponja, con un acuífero estabilizado, tu ciudad es más segura. No soy un experto en sismos o un geólogo, pero viéndolo desde el lago (donde se erigió la CDMX), diría que si el subsuelo no está estable, será fácilmente sacudido por los sismos.
Hacer de la capital una ciudad esponja, dice Kongjian, también ayudaría a reducir emisiones contaminantes, pues se usaría menos energía para bombear agua y en los procesos para purificarla.

Teniendo en cuenta la cantidad de días con mala calidad del aire padecidos tan solo este año, la propuesta adquiere mayor relevancia.
Y las ciudades infiltrantes también ofrecerían una solución para las inundaciones, como las que padeció Pekín en 2012, y que cobraron la vida de 79 personas -y motivó el interés del Gobierno por esta propuesta-.
"Las ciudades esponja, en muchos sentidos, hacen espacios más seguros para la gente, más hogareños y más bellos", subraya el proyectista.
Convencido de que hace falta un cambio de mentalidad para poder implementar este urbanismo ecológico alrededor del mundo, ha tomado la batuta de conferencista internacional, y hasta el momento ve una buena recepción.
Como parte de su visita al País, luego de presentarse en San Diego en un congreso de la Sociedad Americana de Arquitectos Paisajistas, el proyectista brindó un par de conferencias ante estudiantes de la UNAM y la UAM.
El itinerario también preveía la posibilidad de reunirse con el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien impulsa el megaproyecto del Tren Maya, cuya ruta -desde el balneario de Cancún a las ruinas mayas de Palenque, a través de la Península del Yucatán.- cruzaría humedales y ríos submarinos.
¿Qué recomienda al Presidente respecto al Tren Maya?
Diría que un tren podría hacerse con un impacto muy menor si se hace sabiamente, comparado con otras grandes infraestructuras.
Tienes que hacerlo de forma inteligente, tener un plan maestro, particularmente; un patrón de seguridad ecológica.

Estamos seguros de que no debería hacerse nada sin eso. Antes de tomar cualquier decisión, debes hacer un estudio ecológico.
Pero yo he estado en esa área, es hermosa.

No tienes que desarrollar nada; debes dejar algunos lugares sagrados para la naturaleza.

 

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