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Navidad migrante

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- Cientos de migrantes centroamericanos, cubanos y africanos pasarán la Navidad en Reynosa, muy lejos de sus familias
lunes, 16 de diciembre de 2019
Por: Tania Castillo
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Ellos recuerdan y añoran las fiestas decembrinas que pasaban en su infancia, los juegos, la convivencia, los regalos, pero sobretodo la importancia del núcleo familiar

- Albergues Senda de Vida y Nuestra Señora de Guadalupe hacen lo que pueden para recordar con ello el verdadero significado de la Navidad


Generalmente pensar en la Navidad es remontarse a los tiempos de la infancia, la época en que todos los miembros de la familia se reunían en la casa de los abuelos para compartir la cena y recordar el nacimiento del Niño Jesús, empezar a planear la comida que se preparará el 24, los regalos que se pondrán bajo el árbol y la ropa que se estrenará en las posadas, e imaginar la alegría que se compartirá con los seres queridos.

Sin embargo, para miles de viajeros esta Navidad será muy diferente pues les tocará pasar las festividades lejos de su hogar y en muchos casos a miles de kilómetros de su familia, hospedados en albergues o cuartos de renta en los que el espíritu navideño no podrá verse reflejado a través de adornos o regalos ante la falta de recursos suficientes.

Tradicionalmente en los refugios de migrantes se llevan a cabo celebraciones patrocinadas por asociaciones civiles y grupos religiosos, quienes obsequian dulces, juguetes, piñatas y comida en fechas especiales como Día del Niño, Día de las Madres o Navidad, aunque para este año todavía ninguna agrupación ha anunciado su participación para las fiestas de fin de año.

“Todavía no tenemos organizaciones que nos llamen por la piñata o los dulces o los regalitos, pero vamos a seguir confiando en que alguien va a venir a visitar a los niños migrantes y nos va a traer ese regalo”, exclamó Héctor Silva de Luna, Director del Albergue Senda de Vida, quien reconoció que a lo largo de los últimos 12 meses donde se vio la llegada masiva de extranjeros, estas agrupaciones se han mantenido fieles para ayudar a solventar necesidades con la donación de alimento, ropa y medicamentos.

Pese a las limitaciones, en Senda de Vida se procurará recordar el significado de la Navidad y hacer uso de los recursos a la mano para brindar un ambiente hospitalario, recordar los malos ratos superados y agradecer por estar de pie en la búsqueda de una mejor calidad de vida.

“Nosotros llevamos a cabo una participación de familias migrantes… que se sientan en familia, que haya algo para que le den gracias a Dios”.

Mientras tanto, en la Casa del Migrante Nuestra Señora de Guadalupe ya se tiene preparada una ceremonia religiosa, así como una convivencia en la que se procurará brindar un rato de alegría a los huéspedes de este sitio, informó el Párroco de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe, José Luis Cerra Luna.

“Allá en la Casa del Migrante vamos a ofrecer la misa, se ofrece cena, se trata de tener un ambiente lo más hogareño que se pueda”.

Pero pese a los esfuerzos de los albergues por ofrecer un festejo que permita a los migrantes celebrar sus creencias, los sentimientos por mantenerse alejados de la familia permanecerán a flor de piel.

Uno de los casos más difíciles será el de Miriam Carrera, originaria de Limón de Apatzingán, Michoacán, quien tuvo que huir de su lugar de origen junto con su esposo tras haber sobrevivido al atentado de un grupo del crimen organizado.

“Mi esposo fue amenazado a muerte porque los de la maña querían que trabajara para ellos, y como él no quiso fueron y nos dieron un susto balaceando la casa y nos vinimos para acá”.

Por falta de recursos tuvo que escapar dejando atrás a sus 5 hijos, y por el riesgo que enfrentan tendrán que pasar las fiestas no sólo lejos de ellos, sino también incomunicados, pues la familia que los cuida teme que se pongan en contacto por el peligro latente.

“Es triste y doloroso por no poderse acercar a la familia, y dejar a los hijos sí es difícil, ellos se quedaron con los papás de mi esposo, escondidos mientras juntamos dinero para traerlos”, concluyó.

Aunque en diferentes condiciones, la separación no deja der ser dolorosa para Yanquiel Díaz quien abandonó Cuba en compañía de su mejor amigo, con el tendrá que pasar las festividades encerrado en su departamento, pues aunque en Reynosa no ha sufrido por la delincuencia, quedó el temor latente tras el asalto que sufrió en Nuevo Laredo cuando atendía su segunda cita ante la Corte de los Estados Unidos en su proceso de asilo político.

“Un poco triste, aquí voy a pasar la Navidad solo, vine con un amigo de Cuba y estamos aquí solos, normalmente la pasamos en familia, con un puerquito, pero esta vez no va a haber oportunidad”, expresó notoriamente conmovido.

Igualmente será nostálgico para Mariela, de Santa Rosa de Copán, Honduras, y aunque ella tendrá la fortuna de pasar Navidad con sus hijos, deberá explicarles el por qué Santa Claus ya no podrá llegar la noche del 24.

“Va a ser triste pero a la vez aquí con mis dos hijos, no queda más que pedirle a Dios para salir adelante; ellos creen en Santa Claus pero la realidad es otra, ellos ya están grandes y ya entienden qué es lo bueno y lo malo, y aquí a pasarla con los pastores, gracias a Dios ellos nos han dado un lugar aquí y ahí vamos de poco a poco saliendo adelante”, declaró con lágrimas en los ojos.

Además del lado emocional, los migrantes deberán enfrentar las peculiaridades de los festejos fronterizos, por ello, el cubano Lenny pasará tanto Navidad como Año Nuevo bajo resguardo, ya que teme ser víctima de una bala perdida.

“Dicen que se hacen muchas balaceras al aire, y nadie quiere ser víctima de una de ellas cuando viene de bajada”.

Dentro de toda la melancolía que vivirán los extranjeros, habrá una chispa de curiosidad y alegría entre los migrantes africanos.

Los habitantes de Mauritania además de sufrir persecución política y discriminación, tienen prohibida cualquier tipo de celebración, y para ellos será una novedad conocer cómo se desarrolla la Navidad en este país.

Independientemente del lugar de origen y de los motivos para huir, estos extranjeros se han establecido en Reynosa y han comenzado a sumarse a la sociedad, y como miembros de la misma se les debe ofrecer la calidez y respeto que a cualquier otro reynosense; por ello el sacerdote José Luis Cerra Luna exhortó a la comunidad a ser compasivos y a brindar una sonrisa o abrazo que permita a los migrantes sentirse como en casa.

“Es una situación muy difícil para ellos, ojalá podamos nosotros ofrecerles una mano amiga porque estar lejos de su patria en fiestas tan significativas yo creo que no va a dejar de ser doloroso, y nosotros como sociedad y como comunidad católica yo creo que podemos ofrecerles una sonrisa, un abrazo, un feliz navidad, un ánimo, porque además, como he observado, ya son parte de nuestra sociedad”.

 

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