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Parte Minerva, queda su poesía

Para Minerva Margarita Villarreal la poesía representaba el milagro de estar viva, caminar por las calles, leer, escribir, enseñar.
lunes, 25 de noviembre de 2019
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Agencia/Reforma

Para Minerva Margarita Villarreal la poesía representaba el milagro de estar viva, caminar por las calles, leer, escribir, enseñar. Hoy, su poesía la hará trascender aún más en el tiempo.
Poeta apasionada y apasionante, figura de relevancia internacional, editora, traductora y maestra, directora de la Capilla Alfonsina de la UANL, Villarreal murió a los 62 años por complicaciones del cáncer que sufría desde el 2006.

Le sobreviven su esposo, el poeta José Javier Villarreal, y sus hijos José Pablo, Santiago Javier y Ximena.
"Amó doblemente la vida, con todas sus fuerzas, desde que supo de la enfermedad, que llegó en el 2006, dio un respiro, pero volvió, su cuerpo ya no resistió más y se dieron muchas complicaciones", expresó José Javier.
"Nuestras vidas en todo este tiempo fueron como siempre, unidas, ella con muchos planes y proyectos, que vivió de manera intensa.

Minerva amó mucho la vida y con la enfermedad la amó doblemente. Nunca se rindió".
Nacida en Montemorelos el 5 de abril de 1957, empezó a leer desde muy niña porque en su familia todos eran lectores.

En casa de sus abuelos encontró un tomo de obras completas de Óscar Wilde. Lo primero que leyó fue El gigante egoísta.
"Para mí todo cobró otra dimensión a partir de entonces", comentó.

"Las cosas no son como parecen, sino como y hasta donde las alcancemos a leer".
Estudió sociología en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL.

Tras un paso fugaz por el teatro, decidió dedicarse a la poesía. Su primer libro es Hilos de viaje, un poema fragmentado y narrativo que publicó en 1982 en el proyecto editorial Hogaza.
Luego vinieron Dama infiel al sueño (1991) y Pérdida (1992), con el que iniciaron los reconocimientos al obtener el Premio Nacional Alfonso Reyes 1990.

El siguiente fue el Premio internacional Jaime Sabines, en 1994, por El corazón más secreto.
Vivió un tiempo en El Paso, Texas, donde escribió Adamar, libro sobre el amor que vio la luz hasta 1998 y alude a un verbo de español antiguo utilizado por San Juan de la Cruz, que significa amar con doble fuerza.
En el 2016 obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2016 por Las maneras del agua, poemario dedicado a Teresa de Ávila que un año después ganó el Certamen Hispanoamericano Festival de la Lira.
"Es un regalo inmenso lo que ha pasado en estos dos años, estoy segura de que no fui yo", dijo al recibir el más alto galardón para la poesía en México.
Sus últimos trabajos publicados en vida fueron el poema Aparecida en la editorial española La Rosa Blanca y Vike.

Un animal dentro de mí, en An.Alfa.Beta.
Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras por más 40 años, la poeta fue directora de Publicaciones de la Máxima Casa de Estudios y, desde el 2005, directora de la Capilla Alfonsina, cargo que enalteció y que le permitió dedicarse al estudio y divulgación de la obra del Regiomontano Universal.

Desde esta institución editó la exquisita colección El Oro de los Tigres, con traducciones.
Apenas el 22 de octubre pasado, Villarreal lamentó la muerte de otra figura relacionada con Reyes, su nieta y albacea Alicia, quien dirigió por décadas la Capilla Alfonsina de la Ciudad de México.
"Alicia fue una mujer maravillosa, con un sentido ejemplar de darse a los demás.

Fue determinante para la difusión de la obra de nuestro regiomontano ilustre", expresó.
José Garza, Secretario de Extensión y Cultura de la UANL, habló a nombre de la Universidad.
"Estamos profundamente consternados por el deceso de la maestra Minerva Margarita Villarreal, poeta notabilísima de nuestro País y directora de nuestra Capilla Alfonsina, quien todavía la semana pasada dictó una conferencia magistral en torno a Miguel de Cervantes y El Quijote",
En el 2018, la autora fue nombrada asesora de la Coordinación de Memoria Histórica y Cultura de México, dirigida por Beatriz Gutiérrez Müller, quien la recuerda.
"Fue una mujer de colores brillantes, tanto en sus ojos como en sus manos, en su vestir y en sus palabras", dijo ayer la historiadora, esposa del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

"Su hablar parecía nervioso, pero en realidad era sólida y firme como una atenea. Una mujer decidida y con miras claras".
"Buscaba en el mundo de las letras un camino espiritual, y por eso una vez tomó de la mano a Teresa de Ávila y escribió ese hondo libro Las maneras del agua, con el cual obtuvo el premio Aguascalientes de Poesía en 2016.

El recorrido por ese poemario es blanco, libre de oscuridades y con la promesa de encontrar lo más alto. Minerva Margarita vivía para las letras, y para recuperar las de otros grandes poetas como fue Alfonso Reyes.

Era pequeña de estatura, pero grande de corazón, grande de talento, con muchas palabras por escribir que se le quedaron en el camino".
"Alguna vez conversamos acerca de la poesía mística, y de la necesidad de ella, en un mundo material donde seducen señuelos de oropel que privan al hombre de su intimidad con lo bendito.

Descansa, Minerva Margarita, la que fundió en su nombre a la señora de la sabiduría latina y a la musa de Darío: 'Margarita, está linda la mar / y el viento / lleva esencia sutil de azahar: / tu aliento'".
Con la muerte de Villarreal, quien apenas en abril pasado fue nombrada académica correspondiente de la Academia Mexicana de la Lengua, Monterrey pierde a una de sus poetas mayores, pero sobre todo a una figura humanística entrañable y generosa.

Para ella, dijo en aquella entrevista del 2018, la creación poética partía de una gran fuerza, un dictado espiritual.
"Es fundamental" dijo, convencida. "No estaría viva sin la poesía".

 

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