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El silencioso ataque al hígado

Al menos un 90 por ciento de la población mexicana ha tenido un tipo de hepatitis y no lo sabe.
jueves, 12 de septiembre de 2019
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Agencia/Reforma

Al menos un 90 por ciento de la población mexicana ha tenido un tipo de hepatitis y no lo sabe.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 325 millones de personas padecen una infección crónica por el virus de la hepatitis B (VHB) o de la hepatitis C (VHC) y millones corren el riesgo de que la infección que sufren evolucione hacia la insuficiencia hepática crónica, el cáncer o la muerte.
La hepatitis es una enfermedad similar a la tuberculosis o infección por el VIH.
"Las hepatitis virales son una de las causas principales de daño hepático en México, al menos 9 de cada de 10 personas han tenido hepatitis A", afirma Linda Muñoz Espinosa, jefe de la Unidad de Hígado del Hospital Universitario.
"No hay una cultura de cuidado, debemos tener conciencia y reconocer que es un problema real en el País y que tenemos que ayudar a combatirlo, y que sin saberlo podemos ser portadores y podríamos estar poniendo en riesgo a las personas cercanas a nosotros".
La especialista explica que la hepatitis es una inflamación del hígado causada por virus de hepatitis o virus hepatotropos que se alojan en el hígado como un órgano blanco.
"Existe el virus A, que es benigno, el B, C, D y E; de todos éstos el que ocasiona lesión crónica y el más frecuente en nuestra población es el C; después le sigue el B, que se puede asociar con otros virus que se llama virus D o Delta y es el único de los virus que puede ser prevenido con vacuna.
"El virus C es el más frecuente porque antiguamente había muchas transfusiones, mayormente en mujeres y antes de los años 90 la sangre no era segura, porque no se tenían exámenes o pruebas de laboratorio que nos permitieran detectar algunos virus, que de los 90 para el día de hoy ya se detectan", asegura.
Una hepatitis C sin otros factores puede tardar entre 20 y 30 años en hacer cirrosis, pero si se tienen otros factores de riesgo como obesidad o alcohol se puede acelerar el proceso.
Vacunas
De acuerdo con Linda Muñoz Espinosa, jefe de la Unidad de Hígado del Hospital Universitario, existe una vacuna desde los 80 que se diseñó con medios recombinantes.
"Desde 1999 esta vacuna está incluida en la cartilla de los niños, todas las personas jóvenes que nacieron del 99 para acá ya están protegidos contra la hepatitis B; contra la hepatitis C no hay vacuna", aclara.
"No es por respiración, no es por dar la mano, no es por tocar a la persona, es por contacto con sangre o relación sexual.

Se pueden contagiar de una hepatitis A con el contacto; la hepatitis B se encuentra en semen, orina y la saliva; y la C en el mismo contexto, pero es más riesgosa", agrega Muñoz Espinosa.
Como no hay síntomas visibles, en general se recomienda realizar una prueba de hepatitis si se tiene o no un factor de riesgo.
En el centro de Hepatología del Hospital Universitario se ofrece asesoramiento para el proceso de pruebas de hepatitis, diagnóstico y tratamiento.
Factores de riesgo
La hepatitis puede desarrollarse por múltiples factores, tales como:
· Tatuajes o piercings.

Cuando se realizan con equipo que no es nuevo.
· Promiscuidad sexual. Al tener más de una pareja al año sin protección.
· Ingesta de alcohol.

Si ya padece hepatitis C y no lo sabe, provocará cirrosis.
· Transfusiones.
· Cirugías.
· Accidentes en hospitales.
· Obesidad.
· La hepatitis A es frecuente en los niños que han estado en guarderías.
· Personas que trabajan en laboratorios o en contacto con la sangre y productos biológicos.
Síntomas
La hepatitis A y B en la mayoría de los casos pueden ser asintomáticas, pero la hepatitis C cuando ya se tiene cirrosis avanzada presenta síntomas como:
· Cansancio
· Ictericia (coloración amarillenta de la piel o los ojos)
· El vientre se nota amplio
· Fiebre
· Falta de apetito
· Náuseas y vómitos

 

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