REFLEXIÓN DOMINICAL

Antonio Fernández

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El don del oído y del habla

…” Y al punto sus oídos se abrieron, y la ligadura de su lengua se desató, y hablaba correctamente “… (Mc 7, 35)
domingo, 25 de agosto de 2019
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San Beda el Doctor Admirable, refiriéndose a los sentidos del ser humano instruye; …” … “O bien es sordo y mudo el que no tiene oídos para oír la palabra de Dios, ni lengua para hablarla; y es necesario que los que saben hablar y oír las palabras de Dios ofrezcan al Señor a los que ha de curar “...Los sentidos del oído y del habla creados y depositados en cada persona por Dios para hacer de ellos los medios que ayuden a expresar el deseo de amarle y servirle en esta vida, adelantándose a la realidad de cada persona San Beda revela que la actitud humana muestra siempre una doblez favorable para las cosas del mundo y aquellas que son de verdad trascendentes para la salvación del alma muestra que son ignoradas mostrándose frio y pasivo a la palabra y obra de Cristo Nuestro Señor; actuando con doblez se juega a diario: al hoy soy bueno y mañana malo; la actitud de doblez humana excede en ambigüedades para con el prójimo que se hace fácil hacer lo mismo cuando de Dios se trata, por lo que todo cristiano católico conocedor que el proceder consciente argumenta justificaciones ilógicas de los actos humanos que en nada son del agrado del Señor, confiado en que no está visible y en el “Nadie me ve” se aducen falsas razones, como hacen entre los seres humanos en sus negocios mundanos, al golpe de la doblez: hoy no aunque ayer haya sido sí, la reacción es molesta contra el burlador exigiendo por parte del burlado una definición: “eres o no eres” “escucha: entendiste o te haces el sordo” “has dicho una cosa y haces otra” estos y más reclamos son en las cosas humanas que causan malestar grave por las actitudes ambivalentes; meditando en la palabra de Nuestro Señor nos viene la mente una inquietud, como sería en las personas su justo reclamo ante los latrocinios cometidos, es su derecho hacerlo si así lo deseará hacer a cada pecador del que ve como obra el pecado y las intenciones que guarda en su corazón, tentaciones y turbaciones que nacen en el y salen por la boca cuando obran fingiendo amarle se le ofende una y otra vez sin sentir el peso de su voz amorosa habla por la conciencia: …Hijo mío, con gozo te traído al mundo a pasar una prueba, para ello te he dado cada día bienes, gracias y dones que posees por tu alma en tu persona, son innumerables medios que ordenados por tus facultades mentales te conducen a creer en Mí como tu Dios Creador, bien sabes que las ocasiones que te has acercado a llorar tus penas, angustias y aflicciones vives en tu persona la misericordiosa voluntad de mi amor, has vivido el refugio y consuelo a tus amores y desamores, te pregunto hijo mío, entonces.

¿Porque disimulas y finges escuchar mi palabra en el Evangelio? ¿Porque en la práctica reniegas molesto al intentar lo que no haces de cumplir tus deberes para conmigo y el prójimo? ¿Porque te veo indeciso, cuando de Mí se trata veo que no te resuelves a modificar tus malos hábitos porque tú mismo engañándote te pones obstáculos? Veo que es más tu gusto dar a lo que este no te pide sino te exige, y entre más le das más quiere perdiendo un tiempo valioso que quitas a la salvación de tu alma.

Esto y más veo a diario en tu corazón, ¿Porque afirmas antes los demás amarme, cuando que lo que haces es un acto de hipocresía? Cuando te diriges a Mí en la Iglesia o en tu hogar te veo sin fe, acercándote con la falsedad del fariseo de la parábola, a pesar de ello te espero en el Sagrario y me gozare verte arrepentido …
Esto y más escuchamos del Señor por el oído del corazón ¿Y que responder? ¿Y que justificar? Nada se puede hablar porque un nudo en la garganta enmudece el habla, la palabra del Señor hace que la conciencia sacuda al pecador haciéndole sentir en su interior la verdad, diferente al que lleva su vida ordenada a Dios lo entiende, quedando el pecador donde mismo por falta de fe, para ello se requiere una fe viva en Él pues al carecer de ella se pierde el beneficio espiritual que por el sentido del oído y la facultad para hablar a Dios se recibe por la oración que frena e impide mover el corazón a Nuestro Señor Jesucristo quien benevolente espera el momento que el alma reaccione a dejar de lado sus debilidades y flaquezas, escuchar la misericordiosa, dulce y amorosa palabra de Cristo Nuestro Señor que dio a conocer cuando catequizo al pueblo que vino a salvar del pecado y este al rechazarlo, traspasa su doctrina y mandamiento de salvación a la humanidad de los tiempos futuros sobre cómo debe ser la oración; …” Cuando oréis, no abundéis en palabras como los paganos, que se figuran que por mucho hablar serán oídos.

Por lo tanto, no los imitéis, porque Vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis antes de que vosotros se lo pidáis “…El Señor ha hablado, su palabra queda en el corazón porque el oído escucho y convencida el alma se acerca al Señor compungida y deseosa de ser escuchada, dando gracias a la benignidad de la inmensa luz de la oración, naciendo la fe y confianza en Él el suplicante cree y acepta que Dios conoce las necesidades mas de lo que nosotros sabemos de sí mismos por lo que obra la generosa bondad y abundancia del Señor.

La oración es la combinación que el corazón obra al interior de la persona porque abre su intención a Dios y expresa su habla la palabra fervorosa es la oración dominical enseñada por Jesucristo Nuestro Señor al desplegar sus divinos labios; …” Así pues, oraréis vosotros; Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan super sustancial; Y perdona nuestras deudas como también nosotros perdonamos nuestros deudores; y no nos introduzcas en la tentación, antes bien líbranos del maligno “… He aquí la oración: El Padre Nuestro, oración modelo, la más elemental y sencilla de elevada excelencia para honrar a Dios y con regimiento acceder en el plan divino, solicitando lo que pedimos sea siempre lo que más conviene Él para bien de nuestra salvación.


Surge la pregunta, ¿Entonces? ¿Por qué hacemos las cosas fáciles difíciles? La humanidad padece una serie de enfermedades espirituales, morales y personales consecuencia de los desajustes de vida en el mundo, cuando la enfermedad viene en la persona es cuando salta desesperada y apurada repasa consultorios, laboratorios y hospitales tratando de encontrar alivio a los males que por su voluntad esta sometido, escucha al Médico y observa, anhela escuchar esperanza para superar su problema pero esto no llega y tampoco escucha, pregunta desesperado al farmacéutico por la medicina que no se tiene y puede darle la vuelta al mundo si quiere encontrarla, al encontrarla celebra este hecho como un triunfo que presume como si fuera la pócima salvadora de sus males, ahí, si escucha y sí busca la palabra de satisfacción que espera, pero está no se deja oír, no percibe el comentario de alivio y si toda la inquietud que prolonga su enfermedad, la realidad es que no se razona el refrán; …En mal de muerte no hay Médico que acierte … Resulta que cuando conviene preocupados de que la vida terrena termine escuchamos y preguntamos con ingenio, ¿Entonces? ¿Por qué no hacer lo mismo en el tiempo de vida terrena de aprovechar el don del oír y del hablar para bien de la salvación del alma? Ha referido San Beda a los tiempos que pareciera se dirige a este progresista siglo XXI; …” Es sordo y mudo el que no tiene oídos para oír la palabra de Dios, ni legua para hablarla “…
Los milagros portentosos de Jesucristo Nuestro Señor son prueba de su dignidad mesiánica por ello recurriendo a la irrefutable e irrebatible prueba de su excelencia divina es el milagro profetizado de su resurrección su omnipotencia hizo a los escribas, fariseos y sacerdotes del templo confirmar su profecía cuando reclaman al Señor en el juicio que le sigue el sanedrín, pero antes de llegar a ello, lo asedian cuando defiende el Templo los mismos preguntan; …” ¿Qué señal nos muestras, ya que haces estas cosas? Y Jesús respondió: Destruid este Templo, y en tres días Yo lo volveré a levantar “…En efecto, fue cumplida su palabra, Cristo Nuestro Señor no se estaba refiriendo a la construcción material del templo de Jerusalén, su referencia es a Él mismo, pues ha dicho; …”Destruid este Templo “ … Cristo es el Templo, al morir crucificado por instigación del sanedrín profetizo a ellos que resucitaría al tercer día como así fue, ello significa, el Templo ha sido levantado, pero no entendieron faltos de fe se quedaron con otra idea en su mente, esto puede pasar al mundo de hoy que por su incredulidad no capta cuando Dios llama a su corazón: trágica situación.


Mas para dejar reconocida su divinidad, el Señor dejo mas cimentada su profecía cuando la divina Victima es llevada al sanedrín donde vinieron sobre él una catarata de acusaciones falsas para condenarlo, quedando una de ellas escuchada por los ahí reunidos y que no pueden decir no haberla escuchado o no entendieron la acusación que han dicho, pues todos a una van contra Él e increpan de igual forma al paso de los siglos lo que más que un testimonio de acusación nunca demostrado, se convierte en una proclama motivada por el Señor a decir por boca de sus acusadores; …”Él ha dicho: Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres días reedificarlo “ … Acusación sin sentido, pero si confirmación de su palabra.

Pues bien, esto y más encontraremos en los pasajes de Cristo Nuestro Señor, y será el del Sordomudo donde nos mostrará su infinita omnipotencia, sobre todo, que los portentosos milagros del Señor solo Dios puede hacerlo, y estos al mismo tiempo guardan una enseñanza que Nuestra santa Madre Iglesia aplica al sacramento del Bautismo.

Aunque el milagro fue realizado en el cuerpo del sordomudo, entendemos, el Señor da a entender a la humanidad de todos los siglos que los efectos del pecado son consecuencia de las enfermedades y males del cuerpo; consecuencia del exceso de placeres, gula y perversiones, vicios, malos hábitos costumbres fuera del orden moral el ser humano con ellos va contra la espiritualidad del alma a la que se debe.

Para bien nuestro y exaltación de la fe y confianza en Cristo Nuestro Señor, es creer y aceptar: Dios obra abriendo la mente del cristiano católico a que responda con hechos a la gracia del don del oír y del hablar, pues, así como rompe las ligaduras de la lengua en el sordomudo, así lo hace en la nuestra para hacer cada vez más viva la oración y el acercamiento intimo por la meditación.

No quería Jesucristo Nuestro Señor detenerse en las poblaciones gentiles por las que paso, puesto que su misión es salvar al pueblo judío del pecado, no dando oportunidad a que se le acusará de relacionarse en esas poblaciones vuelve a la región de donde partió; …” Al volver del territorio de Tiro, por Sidón, hacia el mar de Galilea atravesando el territorio de la Decápolis “… Son diez ciudades griegas que están al otro lado del río Jordán, pasa por ahí y no entra a ellas, va a las orillas del Río Jordán; …” Le trajeron un sordo y tartamudo, rogándole que pusiese su mano sobre él “… Era la forma con que inicia sus curaciones, el pueblo atento asiste no con fe en Cristo Nuestro Señor, sino por curiosidad como asistir a un espectáculo, a no dudar guardan en su mente la expresión de duda; …Dicen que sana con palabras, a ver si es cierto…El Señor ve la incredulidad con que la turba lo observa.


Aparta de la turba al sordomudo para no hacer públicos sus milagros divinos enseñándonos a despojarnos de la vanidad y del orgullo, repasando el hecho, se aprecia que no hay nada más sublime en Dios que el poder de hacer los prodigiosos milagros que equivalgan a la humildad y a la modestia, como a la suavidad y recogimiento; …” Mas Él, tomándolo aparte, separado de la turba, puso sus dedos en los oídos de él; escupió y tocóle la lengua “…Le metió los dedos en las orejas, pudiendo curarle sólo con su voz, para manifestar que su cuerpo unido a la Divinidad estaba enriquecido con el poder divino, así como sus obras.

Y por el pecado de Adán la naturaleza humana cayó en muchas enfermedades como en la debilidad de los miembros y los sentidos, Cristo Nuestro Señor demostró al cristiano católico en sí mismo la perfección de esta naturaleza, abriendo los oídos con su dedo y dando el habla con su saliva: "Y con la saliva le tocó la lengua".


…” Después, levantando los ojos al cielo, dio su gemido y le dijo: Éfeta, es decir, ábrete” …Ilustra Teofilacto; …” Esto demuestra que todos los miembros de su sagrado cuerpo son santos y divinos, como la saliva con que dio flexibilidad a la lengua del mundo.

Porque es cierto que la saliva es una superfluidad; pero todo fue divino en el Señor “… Alzó los ojos al cielo, enseñándonos que es allí de donde el mudo debe esperar el habla, el sordo el oído y todos los enfermos la salud.

Y arrojó un gemido, no para demandar algo a su Padre por el que tuviera necesidad de ello, ya que El satisface con su Padre a todo el que recurre suplicando su misericordiosa, da por decir una pista que nos hace ver que es con gemidos como invocar su divina piedad por nuestros errores o los de nuestros prójimos.


…” Y al punto sus oídos se abrieron, y la ligadura de su lengua se desató, y hablaba correctamente “…La palabra Éfeta, significa abríos, corresponde propiamente a los oídos, han de abrirse para que oigan, así como para que pueda hablar la lengua hay que librarla del freno que la sujeta.

"Y al momento se le abrieron los oídos" Aquí revela las dos distintas naturalezas de Cristo; porque alzando los ojos al cielo como hombre, ruega a Dios gimiendo y, en seguida, con su divino poder y majestad cura con una sola palabra, he aquí la señal que el Divino Maestro ilustra, rogar por nuestras necesidades y “su sola palabra” mueva ánimos y voluntades a superar la adversidad; …” Mas les mandó no decir nada a nadie; pero cuanto más lo prohibía, mas lo proclamaban “…Con esto nos enseñó a no glorificarnos, sino en la cruz y la humillación.

Mandó, que callaran el milagro, a fin de no hacer que los judíos perpetrasen por envidia su muerte antes de tiempo; …” Y en el colmo de la admiración, decían: Todo lo hizo bien; hace oír a los sordos, y hablar a los mudos “…Una ciudad situada en la cima de un monte, se ve de todas partes, no puede ocultarse; y la humildad es así pues siempre precede siempre a la gloria.

"Pero cuanto más se los mandaba, prosigue, con tanto mayor empeño lo publican “… A propósito del don del oído y del hablar, la obra El Cristo de Velázquez Miguel de Unamuno refiriéndose a la mano del divino Maestro crucificado toca el corazón; …” Tus manos, las que abrieron a los ciegos los ojos, los oídos a los sordos].[Hoy son dos fuentes que manan sangre “…Seamos dignos de esa sangre. 
 hefelira@yahoo.com

 

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