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La importancia del amor y el romance en una relación

El amor es un mundo que todos conocemos; probablemente hemos pasado varias veces por esa experiencia y, sin embargo, cada nueva relación es un enigma
lunes, 15 de abril de 2019
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(EL UNIVERSAL) El amor es un mundo que todos conocemos; probablemente hemos pasado varias veces por esa experiencia y, sin embargo, cada nueva relación es un enigma, un nuevo reto y una nueva aventura.
El amor es un factor continuo en la vida del ser humano; la importancia del amor radica en todo lo que envuelve la situación de amor, es ahí donde colocamos nuestros deseos, expectativas, miedos y esfuerzos.

Todo el mundo ama de manera diferente y tiene una idea diferente del amor, y esto proviene de las diferencias en la vida y la formación de cada ser humano, de los ejemplos y vivencias que tuvimos, de la elección que realizamos ante las imágenes de amor.
Todos hemos sentido amor y recibido amor, y todos tenemos diferentes expectativas en cuanto al amor, cada uno de nosotros necesita amar y sentirse amado de cierta forma.
Para algunos el amor, se traduce en apoyo, en protección, en comprensión; para otras, el amor incluye la aventura, los celos, el sentido de pertenencia y, tomando en cuenta las diversas formas de amor, podemos pensar que también existen diversas estrategias para enamorar y enamorarnos.
Uno de los caminos que seguimos para llegar al tan buscado amor, es el romance o también llamado amor romántico.

Cuando conocemos a una persona, existe un período de enamoramiento, el cual consiste en la idealización del otro, en el deseo de ver únicamente lo maravillosa que puede ser esta nueva relación.
Dentro de este período tratamos de entregar y mostrar lo mejor de nosotros y es en este momento cuando surge el romance, proceso misterioso por medio del cual buscamos relacionarnos con nuestro otro yo de una forma seductora y encantadora; el objetivo principal es hacer feliz el otro y ser feliz con él.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la relación toma otro tinte menos intenso, se vive una etapa de convivencia, donde las otras facetas de nuestra personalidad se asoman, comenzamos a dejarnos ver y a ver al otro de una forma completa; somos capaces de formar un vínculo más allá del romance, donde los errores del otro ahora son vistos y se puede convivir con ellos.
Comenzamos a hacer de esta relación una cotidianeidad, algo que es ya parte de nuestras vidas; hemos conquistado nuestro objetivo, se ha consolidado una unión de pareja, ambos deciden quedarse y vivir las diferentes etapas que les esperan.
Dentro de esta cómoda convivencia, en ocasiones, el romance queda en un segundo término o hasta en tercero, cuarto e, incluso, último lugar.

Ahora podemos mostrarnos como somos, podemos convivir con el otro sin presión, podemos, en resumen, relajarnos.
Sin embargo, debemos tomar en cuenta que el amor es como la música, la danza o la pintura, un arte en el cual los matices de intensidades logran esta continuidad, dan unión a las partes de esta secuencia y, sobre todo, fortalecen la unión.
Este matiz se da por medio del romance, del amor romántico que nunca se va y que da consistencia a la cotidianeidad.

Para poder entrar de nuevo al proceso de romance, debemos recordar que además de buscar la felicidad de nuestra pareja, tenemos como meta el demostrarnos que podemos participar en una relación, ser creativos, expresar nuestros sentimientos pero, ante todo, ser mejores personas.
Es importante recordar que el romance es algo que nosotros creamos, basándonos en lo que vivimos, aprendimos y en los modelos que tuvimos, es así como transmitimos a los demás nuestro romance.

El amor romántico se practica, se disfruta y se hereda.

 

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