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Tener un hijo antes de casarse acelera el riesgo de divorcio

Una máxima matemática dice que el orden de los factores no altera el producto, pero en el caso de las familias esta ley no necesariamente se cumple
martes, 12 de febrero de 2019
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(EL UNIVERSAL) Una máxima matemática dice que el orden de los factores no altera el producto, pero en el caso de las familias esta ley no necesariamente se cumple.

Tener un hijo antes de casarse incrementa las probabilidades de que un matrimonio termine en divorcio.
Un estudio realizado en Reino Unido por Stephen McKay, de la Universidad de Lincoln, y Harry Benson, de la Marriage Foundation, determinó que tan solo el 24% de las parejas que siguieron la tradición de tener hijos luego de casarse se separó, mientras que esta cifra subió al 56% para quienes primero tuvieron un bebé y luego decidieron unir sus vidas.
Incluso, la situación empeoró para las parejas que concibieron mientras vivían juntos y nunca dieron el siguiente paso: casarse.

El 69% de ellos rompió con su relación.
Pero, ¿por qué el período en el cual llegan los hijos afecta a las parejas?, ¿el matrimonio es cada vez más débil?
El formar un hogar requiere de un compromiso verdadero en la pareja y el tener un hijo no debe ser la causa para que se dé esta unión.

Un matrimonio requiere de conocimiento y de apoyo mutuo y cuando llegan los hijos, el manejar adecuadamente esta situación puede ser más complicado y complejo.
El artículo revive un debate que hasta ahora no tiene una respuesta: ¿el matrimonio produce la estabilidad de las parejas o solo quienes realmente quieren comprometerse se casan? Para McKay esto es un dilema difícil de resolver.
Pero señala que existe una serie de razones por las cuales el matrimonio ayudaría a la gente a permanecer junta.

Por ejemplo, el casamiento es una declaración pública de compromiso entre dos personas. “Se hace enfrente de muchos amigos y familiares, muchos de los cuales apoyan a la pareja cuando se dan los problemas”, señala el investigador.
El apoyo recibido genera confianza en los esposos, lo que fortalece su relación de pareja, en cambio, cuando llegan los niños, ellos se identifican entre sí como padres y sus roles se orientan hacia ello.
Además, el matrimonio involucra un contrato social que es mucho más difícil de romper.

“El proceso de divorcio es tan largo y complicado que muchas parejas se dan una nueva oportunidad”, concluye McKay.
A escala mundial, las cifras de divorcios son cada vez mayores, mientras que los matrimonios van en retroceso.

Por ello, McKay explicó que el resultado de esta investigación evidencia que cada vez más las parejas prefieren la unión libre al matrimonio.
Otros trabajos realizados sobre el tema han concluido que la unión libre o la convivencia no generan el compromiso que sí tiene el casarse.

Convivir es más fácil y rápido, por lo que la separación será igual de sencilla y veloz para las dos partes.
Harry Benson, director de investigación de la Fundación Marriage en Gran Bretaña y coautor del trabajo, señaló que uno de los resultados más significativos del estudio es que hasta ahora se había creído que la educación y la edad eran las variables que determinaban la duración de una relación.
Se sabe que el matrimonio es más frecuente entre aquellas personas que tienen mayor nivel educativo y cuentan con ingresos más altos.

Sin embargo, el estudio muestra que el tema educativo y profesional no es necesariamente una variable para determinar la duración de un matrimonio.
Aunque, la planificación de la vida es uno de los factores que determinará la estabilidad del vínculo.

“Si en ese plan se establece casarse y comenzar una familia hay muy buenas posibilidades de que esa relación perdure”, explica Benson.

 

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