REFLEXIÓN DOMINICAL
Antonio Fernández
El decir o exponer, asegurar o consentir, proclamar o exaltar que se cree, no lo es todo declarar tengo fe en Cristo Nuestro Señor eso es un querer inicial; La fe nace en el interior del alma asemejándose a la gestación de un niño en el vientre de su madre, nace el pequeño y conforme avanza en edad aprende de sus padres las enseñanzas espirituales, morales, del respeto a los demás, sus deberes cívicos y obligaciones como sus derechos, alimentos para hacer su cuerpo saludable y vigoroso, esto es, se le pide hacer lo que de acuerdo a su edad puede realizar, aunque vemos a niños y jovencitos esforzarse en hacer mas de lo que pueden lo que es correcto y bueno no dejarse vencer, más cuando en su formación está el criterio de evitar las obras malas, está conducta es obra de sus padres sembrar la buena semilla hasta arribar a la edad adulta; así es la fe, nace y el alma mueve las potencias del alma a que la luz de la fe se acreciente y aumente escuchando la palabra de Jesucristo Nuestro Señor en los Santos Evangelios que al cumplirla cultivar la vida espiritual por la frecuencia de sacramentos, oración, el Santo Rosario y como cristiano católico cumplir sus obligaciones con nuestra Santa Madre Iglesia, por razón natural él orden moral hace en la persona adquirir un estilo de orden y conducta para con los demás de obrar bien, evitando caer en el mal, de hacer el bien al prójimo, la práctica de caridad al hermano en toda situación y circunstancia viendo en él a uno mismo, porque la fe sin obras es como una fuente sin agua, esplendorosa a la vista pero sin vida, ya que al carecer de agua no tiene vida, esto y mucho más es la fe en Cristo Nuestro Señor.
Lo que vamos encontrar en la enseñanza que Jesucristo Nuestro Señor ha preparado en el hecho que calma la tempestad, es para quien deseando encontrar sosiego a sus pasiones, serenidad a los arrebatos de la tentación y temor de no poder frenar sus perversidades se dispone libremente y con voluntad a conocer su palabra que le revela que siempre está en favor de amparar las ovejas alejadas de su redil.
Caminamos por el mundo cometiendo sinfin de atrocidades morales y espirituales, negando el bien que sabemos siempre está presente despreciando por el pecado la divinidad de Cristo, se desestima su amor desdeñando con nuestra conducta su misericordia, a pesar de que el pecado enfrenta al miserable pecador contra Dios su Creador y Padre eterno, lo enfrenta a su divinidad, a su amor, a su misericordia y más está para cuando cansado de tanto latrocinio que lo ahoga vuelva, como los discípulos de la barca de Pedro a suplicar; …"Señor, sálvame que perezco"…
Vamos a introducirnos a uno de los relatos más emocionantes de los Evangelios.
Del mismo haremos las consideraciones con nuestro obrar para con Dios; …"Cuando subió después a la barca, sus discípulos lo acompañaron"… Obvio que los discípulos reconocidos por el Señor lo hacen con presunción a la barca de Pedro, la gente que escuchó al Señor quedan desanimados de verles que parten con Él, quedándose tristes en la orilla viendo a su Maestro partir, está actitud selectiva en sus discípulos con relación a la gente que se quedó al instante ve en los suyos una forma fuera de la caridad que les ha enseñado; así también en nosotros, cuando alguien nos elogia por un hecho bueno realizado delante de los demás, lejos está agradecer con la sencillez y humildad al que se debe el cristiano católico, pues lo echo no es obra propia sino concedida por Dios para salvación del alma, pasar por alto agradecer a Él y a quien da el reconocimiento dejándose llevar por el enaltecimiento humano que lo muestra altivo, ostentoso, y presuntuoso aceptando el halago sin muestra de imitar la humildad de Cristo Nuestro Señor, sino que envanecido deja que aflore en él su soberbia maligna vendrá una de dos, o Dios de forma inesperada sacude su vida con algo su error o lo deja a que por sí solo reconozca su error y busque el perdón por dejarse llevar de su soberbia maligna, en la que su palabra es no olvidar; …”"Quien tenga oídos, oiga"...
Adentrados en el lago de Genesaret narra el Evangelista lo ocurrido; …"Y de pronto el mar se puso muy agitado, al punto que las olas llegaban a cubrir la barca; Él en tanto dormía"… Comparando a lo que en ese momento vivieron los discípulos a pesar de ser avezados pescadores acostumbrados a enfrentar tempestades, reconocieron que está era muy diferente en fuerza y furia, sus fuerzas eran vanas ante su impetuosidad; Preguntamos, cuantas veces se ha salido de casa al trabajo, al estudio, al paseo, a la diversión, a cumplir los deberes para con Dios, visitar un enfermo e inesperadamente nos topamos con algo que nos saca y desajusta la calma que teníamos, de pronto nos vemos en un camino sin salida un especie de circulo al que no le encontramos salida, ¿Cuáles pueden ser estas situaciones? Al revisar la causa, habremos de reconocer que lo sucedido fue en razón a nuestras negligencias, sino hubiéramos actuado o hecho lo que no se debió hacerse al prójimo o hechos que al tiempo han venido a cobrar nuestros desaciertos y mentiras, engaños y equivocaciones deliberadas, engaños, falsedades e intrigas aparecen a ese momento creando un descontrol a su vida que angustiado busca ansioso resolver, pero las cosas están en tal situación que no tiene forma de resolver, de poseer la gracia, Dios en su momento permitirá la oportunidad de reconocer su imprudencia y arrepentirse del error convertido, quien diga ¿Por qué me ha pasado esto, imposible lo que se me señala? ¡Quien diga esto miente! Es una inocente expresión que no está justificada no está arrepentido no reconoce, pero su conciencia le dice: …Tú eres el causante vive agobiado… Así fue en los discípulos, de pronto se ven dentro de una tempestad, dirían vamos a controlar la barca y en sus adentros orgullosos dirían sabemos cómo dominarla, pero la tempestad arreció y las cosas se complican están a punto de hundirse, más fue en vano su agobiado esfuerzo, sin tener presente que está con ellos de pasajero al Señor que ha ese momento descansaba.
Nunca recapacitaron como sucede en nosotros cuando nos vemos en espinosas circunstancias, no vemos ni pensamos que así como Dios va con ellos en la barca dormía como hombre, como Dios está atento a lo ocurrido, abrumados no consideraron que la barca no se hundirá porque el Señor está a su lado, fue su falta de fe el que nunca vino a su mente que con Dios estaban a salvó y recibieron según su fe; bien, es de recapacitar nuestra falta de fe, peleamos contra corriente consecuencia de nuestros errores, sin jamás pasar por la mente que acercándose a Dios suplicando su perdón no lo hacemos porque la fe la tenemos muy lejana para volver la vista al Señor, si hubiera un algo habremos de recordar que recibimos según nuestra fe.
Los discípulos a ese momento habían alcanzado una fe incipiente a pesar de esa pequeñez, para nuestro conocimiento les hizo ver adonde recurrir para vencer la tempestad que los había rendido sin esperar a mas fueron al Señor, relata el Evangelista; …"Acercáronse y lo despertaron diciendo: ¡Señor, sálvanos, que nos perdemos"… Por favor cristiano católico en verdad has obrado como lo hicieron los discípulos del Señor tú que has sido creado por Dios, a no dudar que lo has hecho, de otra forma no estaría tranquila tu alma y tu conciencia, porque quien no lo hace o lo ha hecho y vive en la misma penalidad que ha vivido encerrado en el circulo vicioso es por su falta de fe.
Llevemos nuestro pensamiento a ese hermoso acto de reconocimiento de la misericordia divina a sus discípulos. Bien entendieron que sus fuerzas, experiencia y conocimiento de hombres de mar había llegado al límite final, morir ahogados, su expresión es una oración profunda; …"¡Señor, sálvanos, que nos perdemos!"…A diario el Señor deposita las oportunidades de salvación que sería bien tener su oración como devoción en nuestros labios al iniciar el día, al levantarse, en las actividades y al finalizar reconociendo nuestra pequeñez y miseria; esto fue en los discípulos, venciendo todo escrúpulo despiertan de su sueño al Señor, a no dudar dejo que las cosas sucedieran para enseñar a los siglos que por muchas cosas buenas o malas que realicemos las fuerzas físicas, altas capacidades de inteligencia como excelentes habilidades y orgullo de realizarlas nos envanece llevándonos a creer que nada ni nadie puede hacerlo mejor es estar siempre vigilantes cuando por sorpresa aparece la caída consecuencia de errores pasados, asemejándose al resbalón de una escalera de diez, veinte o más escalones, caída mortal, la misericordia divina acudirá a detener esa caída viendo que el pecador movido por la fe y confianza en Él como nos enseñan sus discípulos vendrá la calma.
Nuestro Señor Jesucristo se levanta viendo desesperación, miedo y temor en sus corazones dice el Evangelista; …"Él les dijo: ¿Por qué tenéis miedo, desconfiados? Entonces se levantó e increpó a los vientos y al mar, y se hizo una gran calma"… Al escuchar la palabra del Señor los discípulos sintieron el alivio a sus padecimientos, ahora bien, dejaron en ese mismo instante fuera de su persona toda duda y su fe en Él dio un salto gigantesco una por el milagro que estaban presenciando, segundo aflora en extremo en cada uno la confianza absoluta en su Maestro, su expresión no solo caló su corazón, sino que taladro hasta el fondo de su alma y dejaron terminada en ellos la duda, recelo y desconfianza para siempre, mas se fijo en ellos como increpó a los vientos y al mar que estos obedecen a su creador al momento, de donde entendieron que la obediencia es punto vital para permanecer cerca del Señor, virtud que será en ellos al paso de los tiempos habito del orden de la Iglesia a fundar por ellos.
El dominio Jesucristo Nuestro Señor mostro sobre la naturaleza al calmar la vorágine y luego venir la calma, tranquilidad y paz. La grandeza de Dios es para comprender que toda criatura habrá de tener confianza Él quien tiene el poder de sacudir no solo la naturaleza sino nuestra vida, y no consentir y tolerar que fuerzas ajenas como los pecados capitales que al intentar penetrar en el alma se presentan veleidosos y atractivos a nuestra voluntad para hacernos perder el equilibrio que la fe mantiene para con el Señor, y empeñarse a que esa fe siempre sea ascendente en el alma y no dejar que baje del escalón logrado, porque la fe es gracia habitual, así el Señor podrá tranquilizar todos aquellas penas y tristezas, agobios y preocupaciones que oprimen el corazón.
Pasada la tempestad vino la serenidad y el reposo, cuando se supera por la ayuda de Dios nuestras calamidades, ocurriendo lo mismo cuando se cae en pecado, siempre surge un momento en que se impone la conciencia y reclama el por se hizo lo que no debió hacerse, así también viene el momento que repasa los errores y el acierto de ir al Señor y el arrepentimiento que hizo ver lo hecho y la esperanza de reparar lo que no debió hacerse, así que el Evangelista nos expone el animo de los discípulos; …"Y los hombres se maravillaron y decían: ¿Quién es Éste que aun los vientos y el mar le obedecen?"… A quien llama Éste les dio a conocer que aprendan a ser humildes y caritativos siempre con el prójimo, y que esa barca en la que iban es la Iglesia a la que les dejara la responsabilidad de crear inspirados por el Espíritu Santo, y que así como vivieron la tempestad a punto de hundirse y el salvó de perderse junto con todos, así atravesará su Iglesia a ellos encomendada, pasara por el mar del mundo, vendrán olas imponentes para sumergirla en el mar de la maldad humana y diabólica de Satanás, pero el la calmará victoriosa y cada vez mas cimentada en la vida del mundo.
Nuestra Santa madre Iglesia siempre a sido combatida con saña y odio por sus enemigos, y jamás se contradijo, ha vivido en los siglos tormentas y calmas, siempre conduciendo la humanidad a la eternidad; pues así es la vida de cada persona, viviendo en y para Cristo Nuestro Señor, habremos de entender que se vivirán calmas en nuestra existencia, pero vendrán las tempestades inmisericordes de quienes nos odian y desprecian, abusan, intrigan y mienten, el cristiano católico estará siempre atesorando bienes en el cielo y recibir según la fe los bienes de salvación prometidos por Cristo Nuestro Señor ; …"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque a ellos pertenece el reino de los cielos].[Bienaventurados los que tienen misericordia, porque para ellos habrá misericordia] [Bienaventurados los de corazón puro, porque verán a Dios"…
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