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Celebran venezolanos Navidad en WhatsApp

Foto ilustrativa. EFE
"Mami, estoy desayunando café con pan. ¡Está muy rico!". Francis Rodríguez, de 28 años, escucha una y otra vez el audio de buenos días de su hija y no puede contener las lágrimas.


lunes, 24 de diciembre de 2018
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CARACAS, VEN.-
/REFORMA
"Mami, estoy desayunando café con pan. ¡Está muy rico!". Francis Rodríguez, de 28 años, escucha una y otra vez el audio de buenos días de su hija y no puede contener las lágrimas.

Luisiana tiene sólo cuatro añitos y no acaba de entender porqué está separada de la mujer que es el centro de su pequeño mundo.

Nada sabe de la hiperinflación -un millón 350 mil por ciento en 2018 según el FMI- ni del fracaso de un sistema económico -la depresión desde 2013 a 2018 ha supuesto la pérdida del 52 por ciento del PIB- ni del colapso de buena parte de los servicios de un país donde la pérdida de peso del 67 por ciento de la población supera los 11 kilos.

La niña sí sabe que en esta Navidad, tan mágica para ella, el cordón umbilical con su madre se mantiene gracias al WhatsApp de su abuela y de su tía desde Venezuela a Cúcuta, su ciudad de refugio en Colombia.

Al igual que esta familia, otras cientos de miles se mantienen en contacto con sus familias gracias a la popular aplicación de mensajería instantánea.
Al menos 4 millones de venezolanos pasarán estas fiestas alejados de su tierra natal y la ONU ha calculado que para el año que viene la diáspora superará los 5 millones en una población de 30.

"Allí lo teníamos todo y por eso nos cuesta tanto adaptarnos a los nuevos países", asegura Kelly, de 21 años, desde Ayacucho, Perú.

WhatsApp, Facebook y Skype servirán al menos para sentirse más cerca en la distancia.

El venezolano siempre ha celebrado con devoción estos días, en los que exhibía la ropa recién adquirida y en donde se concursaba para cocinar las hallacas (tamal típico de las fiestas) más sabrosas de su barrio.

La Navidad ahora se ha convertido en una especie de "tour de force" del Gobierno para mantener una falsa sensación de aquellas fiestas "fantásticas" que Hugo Chávez bautizó como "Chavidad".

El fracaso en el reparto de perniles de cerdo, juguetes y los componentes de las hallacas en los últimos años ha provocado que el Gobierno bolivariano adelante ahora el reparto de la carne a precio subsidiado.

El tradicional pan de jamón se cotiza entre 3 mil 500 y 6 mil bolívares, cuando el salario mínimo mensual marcado por el Gobierno es de 4 mil 500.

"Estas Navidades serán difíciles por el hambre, la miseria y por las mesas con puestos vacíos de quienes se fueron en busca de un futuro", protestó el dirigente opositor Francisco Sucre.

Sólo unas horas antes se habían filtrado imágenes de la fiesta que organizó por todo lo alto el Tribunal Supremo para sus jueces y amigos, uno de los primeros banquetes polémicos de la realidad paralela que disfruta la élite revolucionaria.

 

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