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Oasis para migrantes

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LA MIGRACION se genera por la búsqueda de mejores condiciones de vida.
* Hay dos lugares que son como oasis para los migrantes en Reynosa: El albergue Guadalupano y el albergue Senda de Vida
lunes, 19 de febrero de 2018
Por: Jesús Rivera
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El Guadalupano, cuyo nombre oficial es Casa del Migrante Reynosa Nuestra Señora de Guadalupe, fue creado alrededor de 1999 a iniciativa de la parroquia que lleva el mismo nombre y el apoyo de la Diócesis de Matamoros.

Empezó a recibir a personas deportadas de los Estados Unidos, a quienes otorgaba asilo, alimentación, ropa y medicamentos por varios días.
Su capacidad se vio rebasada poco a poco hasta ser insuficiente.

Actualmente atiende entre 80 y 120 migrantes diarios, en promedio.

Fue a finales de ese mismo año cuando entró en operaciones un segundo albergue en un inmueble ubicado en la calle Emiliano Zapata de la Zona Centro, a una cuadra de la Plaza de Toros Reynosa.

Fue en el 2005 cuando se consiguió un terreno entre el bordo de contención y el río Bravo, donde se empezaron a construir algunos tejabanes de madera que serían como improvisado templo y asilo.

Héctor Silva De Luna, fundador de esa institución, comentó que siempre se contó con el apoyo de la comunidad y de algunos organismos de la sociedad civil.

Lo que después se llamó Centro de Atención a Migrantes Senda de Vida, es hoy todo un complejo que atiende a un promedio de 55 migrantes diariamente, con "picos" durante las deportaciones masivas.

Una parte de los connacionales y extranjeros que llegan a ese lugar vienen maltratadas física o psicológicamente.

A finales del año pasado el albergue fue visitado por personal de la Organización de las Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional.
Tras la visita, hubo algunos cambios.

Por ejemplo, los organismos internacionales recomendaron a los centros de atención a migrantes que hicieran énfasis en la protección a la familia y a los casos especiales.

Hasta antes de esa fecha, ambas casas tenían una rígida disciplina, donde cada persona podía estar solamente durante tres días, tiempo suficiente para contactarse con sus familiares y conseguir el recurso necesario para trasladarse a sus lugares de origen.

Muchos, sin embargo, aprovechaban para buscar la manera de volver a cruzar hacia los Estados Unidos de manera ilegal.

Los casos de menores no acompañados y de familias enteras que son repatriadas atrajo la atención de las instancias internacionales de derechos humanos.

Tanto la ONU como la Cruz Roja Internacional están interesadas en que las casas del migrante se conviertan en centros de atención integral, que se les proporcionen medicamentos, alimentos, vestido y un mayor lapso de tiempo.

Silva De Luna agregó que hay cada vez más casos de padres de familia que son repatriados a México, pero que dejaron hijos y esposa en territorio norteamericano.

A éstas personas se les amplían los días de permanencia hasta en tanto puedan conseguir un empleo y se puedan sostener ellos mismos, con el objetivo de permanecer en lo más cerca posible de sus seres queridos.

La última visita de la ONU a las casas del migrante de Reynosa fue hace tres meses, con la promesa de venir cada cuatro o cinco meses a supervisar y apoyar las acciones de apoyo a esta población vulnerable.

Durante los días 13 y 14 de marzo, en la ciudad de Monterrey, se llevará a cabo un foro llamado "Migrantes, Refugiados y Derechos Humanos".
Asistirán representantes de las dos instituciones locales para exponer algunas propuestas.

DESAFÍOS

Un documento elaborado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos llamado "Los Desafíos de la Migración y los Albergues como Oasis.

Encuesta Nacional de Personas Migrantes en Tránsito por México", refleja la situación actual de miles de personas que deciden dejar sus lugares de origen en busca del sueño americano.

La frontera norte de Tamaulipas recibe un flujo de personas en ambos sentidos: Los que son deportados de los Estados Unidos y los que buscan llegar a suelo norteamericano desde el sur, de países como Nicaragua, Guatemala y El Salvador, o Estados mexicanos como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Michoacán, Guanajuato y San Luis Potosí.

El estudio pretende:
-Obtener un diagnóstico general del contexto de las personas migrantes en tránsito por México y conocer la labor de los albergues y las casas del migrante; así como el papel que juegan y los impactos que tienen los apoyos a dichas personas.

-Generar acciones para la protección de la persona migrante en tránsito por México.

-Conocer los aspectos de la vida cotidiana de las personas migrantes y la importancia de los albergues en ella.

-Conocer y reconocer los principales problemas a los que se enfrentan las personas migrantes y cómo los albergues y las casas del migrante los asisten en la defensa de sus derechos.

-Generar propuestas para apoyar a los albergues y casas del migrante.

Se realizaron mil entrevistas a migrantes extranjeros de 15 años o más que se encontraban en las casas de migrantes del país entre junio y diciembre del 2016.

El documento señala que a esa fecha, más de medio millón de personas migrantes la mayoría de alguna de las nacionalidades del triángulo norte de Centroamérica (El Salvador, Honduras y Guatemala) transitan por México.

Como resultado de las entrevistas, se pudo apreciar que las casas de migrantes representan una parada en el camino donde se sienten seguros, atendidos y retoman fuerza para continuar su viaje o considerar a México como su lugar de destino.

“Podría decirse que son un oasis en el camino,-relata-; los albergues son espacios de salvaguarda y protección para viajeros fatigados, enfermos, vejados o agredidos.

Pero esta protección no es sólo momentánea, ya que sus fines son asistenciales no sólo de necesidades básicas, sino también de información de sus derechos, pretendiendo prevenir la violación de derechos humanos y la comisión de graves delitos.

En los albergues, hombres y mujeres religiosos o laicos asumen la causa de la migración y sensibilizan a sus comunidades sobre la importancia de dignificar la vida de los migrantes y no criminalizar ni estigmatizar, por estas razones los albergues y las casas del migrante son como lugares de acogida, de amistad, son los oaesis en el desierto".

Los dos albergues de Reynosa, al igual que los del resto del país atienden no sólo a los migrantes repatriados, sino a los que vienen en tránsito desde el sur con el objetivo de cruzar el río Bravo y alcanzar mejores condiciones de vida.

En el 2016 se notaba una clara mayoría de personas centroamericanas que fueron atendidas en esos lugares de reposo.

El 70% eran de Honduras, el 12.3 de El Salvador, el 10.2 de Guatemala, el 3.5 de Haití, el 1.8 de Nicaragua, el 0.8% de Cuba, el 0.4% de Ghana, el 0.3% de El Congo, el 0.2 de Camerún, el 0.1 de Armenia, el 0.1 de Belice, el 0.1 de Rumania, el 0.1 de Rusia y el 0.1 de Senegal.
Las principales causas de expulsión de sus países de origen son:

Por trabajo y causas económicas, 49%, por inseguridad y violencia, 36.9%, por problemas personales y de salud, 5.3%, por reagrupación familiar, 3%, por conflictos políticos, 1.7%, por estudios, 1.2%, por aventura o querer conocer, 0.8%, por cuestiones sentimentales o de pareja.

0.7%, por tradición familiar migratoria, 0.6% y por desastres naturales, 0.5%.

Un guatemalteco de 23 años dijo, en su testimonio: "En Guatemala estábamos sufriendo, ganaba 30 quetzales al día,-alrededor de 60 pesos- ahora se gana de 80 a 100 quetzales desde el cambio de gobierno, pero ya no alcanzaba ni para comer.

Uno sale de su país porque hay extorsión por todas partes, de las autoridades, de las pandillas, uno sale a trabajar, pero no sabe si va a regresar, si el jefe de los camiones no paga la cuota a las pandillas a uno lo pueden matar".

LA VIDA EN LOS ALBERGUES

Durante el tiempo que se les otorga de permanencia en los albergues, los migrantes deben realizar diversas tareas.

En Senda de Vida, por ejemplo, se empieza temprano con oraciones, antes de tomar el desayuno.

Posteriormente, en el transcurso del día, hay varios servicios religiosos.

Los hombres apoyan en algunas labores de mantenimiento o mejoramiento y luego van en busca de empleo.

Quienes apenas llegan, lo primero que piden es que se les permita llamar a sus familiares para ponerse en contacto con ellos. Hay personas que llegan con dinero y otras no.

Una vez que logran contactarse con su familia, se les apoya para comprar el boleto gracias a un subvención federal y estatal, o se les acompaña para cobrar en BANSEFI.

Lo mismo ocurre en la Casa del Migrante Nuestra Señora de Guadalupe.

En ambos casos hay agrupaciones que apoyan con ropa, comida, enseres y asesoría.
Hoy por hoy los albergues y casas del migrante de Reynosa son verdaderos oasis donde pueden calmar la sed y saciar el hambre antes de proseguir su difícil camino en busca de mejores condiciones de vida.

 

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