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El Monzón de América del Norte: ciencia que no conoce fronteras

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Zonas de trabajo de campo para estudios del Monzón y zonas áridas de la Universidad Estatal de Arizona.
De qué depende la disponibilidad de agua en la región fronteriza entre México y Estados Unidos?
lunes, 5 de febrero de 2018
Por: Karla Navarro
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Ensenada, Baja California. 5 de febrero de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- ¿De qué depende la disponibilidad de agua en la región fronteriza entre México y Estados Unidos? Uno de los fenómenos climatológicos que responden a esta interrogante es el Monzón de América del Norte.
El Monzón de América del Norte es responsable de la convergencia de masas de aire húmedo durante el verano sobre la región que comprende la Sierra Madre Occidental y porciones de la península de Baja California en México, y los estados de Arizona y Nuevo México en el suroeste de Estados Unidos.
Por su relevancia para la disponibilidad de recursos hídricos en una región desértica, el Monzón de América del Norte es motivo de estudio para científicos atmosféricos, hidrólogos y oceanógrafos en ambos lados de la frontera.
Especialistas del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y la Universidad Estatal de Arizona (ASU, por sus siglas en inglés) colaborarán en el desarrollo de estudios en torno al Monzón de América del Norte.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Cuauhtémoc Turrent Thompson, investigador del Departamento de Oceanografía Física del CICESE, explicó que una de las principales tareas identificadas para realizar al corto plazo por científicos del CICESE y la ASU es la actualización del catálogo de bases de datos observacionales que son de utilidad para estudiar el Monzón.
Extender las redes observacionales meteorológicas —que son de mayor densidad en territorio estadounidense— para que haya mayor cobertura en México e integrar las redes de ambos países es otra de las tareas que se han propuesto realizar al corto plazo.
“En ese sentido, hay esfuerzos del lado mexicano.

El que tengo más presente está utilizando la tecnología de GPS, a la cual se le agregan sensores adicionales que permiten deducir de una torre de GPS la cantidad de vapor de agua atmosférico que está encima de la columna de esa torre; esa red observacional está teniendo un impulso reciente en México y lo que veríamos es integrar redes observacionales en ambos lados de la frontera”, expuso.
Turrent Thompson comentó que en lo que se refiere a tareas específicas, buscarán financiamiento para proyectos de modelación numérica sobre el Monzón de América del Norte, enfocados en estudiar los procesos físicos involucrados en la etapa inicial de la temporada monzónica.

“Cómo es que ocurre la secuencia de eventos que lleva a que pueda empezar a llover en Sonora y Sinaloa y luego, que esa lluvia se propague hacia el norte de la región de interés en Arizona y Nuevo México”.
Zonas áridas de la frontera
El estudio del Monzón de América del Norte no es el único tema en común entre los científicos de Arizona y Baja California, también se han dedicado a conocer los procesos ecológicos que ocurren en zonas áridas, incluyendo los patrones de precipitación y los efectos de especies arbustivas invasivas en pastizales desérticos.
El doctor Rodrigo Méndez Alonzo, investigador del Departamento de Biología de la Conservación del CICESE, apuntó que Arizona cuenta con un grupo de especialistas que conformaron el Centro de Estudios Globales de Zonas Áridas.
“Nosotros hemos trabajado ya varios años en ambientes mediterráneos, en el Departamento de Biología de la Conservación y desde el Laboratorio de Plantas y Ecosistemas, ya conocemos más o menos el funcionamiento ecológico de estos ambientes —de este lado de la frontera— y grupos de investigación de la ASU han hecho lo propio con ambientes del otro lado de la frontera”, indicó.
El investigador del CICESE consideró que los estudios de ecosistemas áridos de México y Estados Unidos han creado oportunidades para integrar información dentro de un marco geográfico temporal más amplio, por lo que buscan aprovecharlas.
Zonas áridas y Monzón, una perspectiva regional
Estudiar un fenómeno climatológico estrechamente relacionado con la lluvia, como es el caso del Monzón de América del Norte, pareciera ser un tema distante de las zonas áridas; sin embargo, para los científicos del CICESE y la ASU, ambos temas están más relacionados de lo que aparentan.
“No son temas tan diferentes si los consideramos como un sistema entero desde la región, porque los ecosistemas en sí responden al Monzón y los ecosistemas tienen una influencia sobre el Monzón, por lo tanto, estudiar ecosistemas áridos, la oceanografía y las ciencias atmosféricas relacionadas con el Monzón van de mano en mano”, afirma el doctor Enrique Vivoni, profesor de la ASU en las áreas de hidrología y recursos hídricos.
Mencionó que en el verano de 2017 se hicieron experimentos en campo con una red hidrometeorológica de tecnología GPS, conformada por 25 estaciones instaladas en el norte de México y al suroeste de Estados Unidos.
“Los GPS nos dan el total de agua integrado en la columna atmosférica y se tienen 25 sitios, que tienen distancias grandes entre cada sitio, y empiezas a ver el desplazamiento de esa onda de vapor de agua que se mueve gracias al Monzón; luego se hicieron mediciones de campo donde se cuantificó la cantidad de vapor de agua que provenía de los ecosistemas”.
Enrique Vivoni señala que los ecosistemas reciben lluvia que procede originalmente de una fuente oceánica, pero al recibir la precipitación, los ecosistemas áridos la procesan, enverdecen, crean biomasa y liberan vapor de agua, integrándose a la dinámica del Monzón.
“A mí me gustaría hacer, en conjunto con el CICESE, ese tipo de estudios regionales, de gran envergadura, con grandes implicaciones para ambos países, para entender mejor no solo la dinámica científica de cada uno de estos procesos sino también tratar de dar a la sociedad nuevas herramientas que nos ayudan a manejar estos recursos oceánicos, recursos de agua y estos recursos ecosistémicos”, enfatiza.
Instituto transfronterizo
Para Enrique Vivoni, la colaboración entre el CICESE y la ASU es inminente: “Las dos instituciones tienen lazos casi naturales, por los temas en los cuales somos fuertes, históricamente y al momento, nos complementamos de varias maneras”.
Es por ello que se definieron los ecosistemas áridos y el sistema del Monzón como los primeros tópicos que promoverán el acercamiento entre un grupo de aproximadamente 30 investigadores, 15 de cada lado de la frontera.
Pero las aspiraciones de colaboración no pretenden ser temporales y los investigadores de ambas instituciones se han propuesto diseñar una ambiciosa propuesta para la creación de un instituto transfronterizo dedicado específicamente a temas relacionados con ciencias de la Tierra, biología de la conservación y oceanografía física.
“Para juntos construir un esfuerzo que nos ayude a hacer ciencia que no respete la frontera, hasta cierto punto, que se olvide o que borre la frontera, que podamos entender los procesos físicos, climáticos, ecológicos, desde un punto de vista más regional”, concluyó Enrique Vivoni.

 

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