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Temporada de huracanes 2017

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EL HURACAN Gilberto se perfilaba hacia el litoral tamaulipeco del Golfo de México el 14 de septiembre de 1988.
Para empezar, la Temporada de Huracanes en México se divide en dos grandes categorías que tienen que ver con el área geográfica: La del Pacífico y la del Atlántico
domingo, 2 de abril de 2017
Por: LaPrensa/Reporte
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La Prensa/Reportaje

Para empezar, la Temporada de Huracanes en México se divide en dos grandes categorías que tienen que ver con el área geográfica: La del Pacífico y la del Atlántico.

Para este año, en la vertiente del Pacífico que abarca desde Tijuana, al norte, hasta la desembocadura del Suchiate, al sur, la temporada de huracanes 2017 empieza el día 15 de mayo y termina el 30 de noviembre.

A estas alturas del año, la Comisión Internacional que se encarga de designar los nombres de las tormentas tropicales ya emitió la lista para la parte nororiental y central de la vertiente: Adrián, Beatriz, Calvin, Dora, Eugene, Fernanda, Greg, Hilary, Irwin, Jova, Kenneth, Lidia, Max, Norma, Otis, Pilar, Ramón, Selma, Todd, Verónica, Wiley, Xina, York y Zelda.

Para la parte sur de la vertiente: Akoni, Emma, Hone y Walaka son los nombres aprobados.

Para fines prácticos a los habitantes del norte de Tamaulipas nos preocupa e interesa más lo que pueda ocurrir en la vertiente del Atlántico, desde el Municipio de Matamoros por el norte, hasta Chetumal, en la frontera sur con Belice.

Inicia oficialmente el día 1 de junio y termina el 30 de noviembre.

De conformidad con los registros que se tienen disponibles, entre 1981 y el 2010 el número promedio de tormentas tropicales nombradas por año es de 12.1, de las cuales 6.4 fueron huracanes, y de éstos, 2.7 alcanzaron categorías mayores (3 o más en la Escala Saffir-Simpson).

La actividad más alta fue la del 2005, con 28 fenómenos tropicales, de los cuales 15 fueron huracanes y 7 de ellos, fueron de alta intensidad.

Por el contrario, en 1983 se registró la actividad más baja con sólo 4 tormentas tropicales, dos de ellos, huracanes poco intensos.

Al 13 de diciembre del 2016, casi por terminar el año, se habían registrado 14 tormentas tropicales con nombre, y de ellos, 6 fueron huracanes con 3 de mayor intensidad.

(El número total de tormentas tropicales en ese año fue de 15).

Por otra parte, los nombres para los fenómenos meteorológicos que se presenten en el 2017 ya fueron asignados: Arlene, Bret, Cindy, Don, Emily, Franklin, Gert, Harvey, Irma, Jose, Katia, Lee, Maria, Nate, Ophelia, Phillipe, Rina, Sean, Tammy, Vince y Withney.

ALTA ACTIVIDAD

Ya que la Naturaleza parece comportarse de manera cíclica, se espera que la Temporada de Huracanes 2017 esté por arriba del promedio.

Una página especializada en el análisis de este tipo de fenómenos destaca que el año pasado la actividad ciclónica fue superior al promedio histórico (12.1), ya que se presentaron 15 fenómenos tropicales; no obstante, ésta fue relativamente pacífica hasta septiembre, mes en el que típicamente se presenta la mayor actividad en esta vertiente.

"Octubre fue muy activo, con el huracán Matthew convirtiéndose en un ciclón de larga duración que destruyó partes del Caribe, como también de las Bahamas, antes de pasar por la costa este de la Florida, castigando al Estado con vientos fuertes y mareas tormentosas significantes".

(Fuente: Interestaterestoration.com).

Con dos meses de anticipación, agencias y grupos pronosticadores de huracanes ya empezaron a hacer sus primeros cálculos con respecto a la Temporada de Huracanes 2017.

Así, el Proyecto Meteorológico Tropical, que emitirá su primer pronóstico hasta mediados de abril, publicó una discusión preliminar donde se evaluaron posibles escenarios.

El primero de ellos es el que otorga un 60% de posibilidades de tener una temporada superior a la media, un 30% cercana a la media y un 10% por debajo de esa línea.

Dicho pronóstico se basa en el hecho de que las temperaturas de la superficie en el Atlántico Norte estuvieron en general más cálidas de lo normal, y que el fenómeno de El Niño, en el Pacífico, no tendrá efectos importantes en ésta vertiente.

A pesar de que las predicciones que hacen las agencias en base a los datos de los océanos suelen ser acertados, nadie puede decir correctamente lo que va a pasar desde meses antes de que ocurra un fenómeno.

PREVENCION

En Reynosa, por lo pronto, autoridades de los tres órdenes de Gobierno ya empezaron a tomar acciones de prevención ante posibles contingencias meteorológicas.

El jueves 30 de marzo se reunieron representantes de dependencias relacionadas con la prevención de ese tipo de fenómenos y la remediación de sus efectos, como la Presidencia Municipal, Protección Civil, Cruz Roja, Secretaría de Finanzas, DIF, Secretaría de Salud, Ejército, Policía Federal, Comisión Nacional del Agua y COMAPA.

César Rolando Martínez López, encargado del área de prevención de la Coordinación Municipal de Protección Civil apuntó que con las acciones planteadas en el Programa Municipal se pretende eficientizar las capacidades preventivas y operativas del Sistema Municipal de Protección Civil, e identificar e incrementar el conocimiento de los riesgos a los que se encuentra expuesta la población de Reynosa.

Y los fenómenos hidrometeorológicos son el tipo de contingencia más común en ésta zona del país.

Martínez López puso algunos ejemplos de cómo los ciclones tropicales afectan a Tamaulipas.

En el caso concreto del huracán Behula, éste fue un fenómeno que surgió el 5 de septiembre de 1967, siguió una trayectoria casi rectilínea desde su formación en Las Antillas, hasta su entrada al Golfo de México y su impacto Matamoros-Brownsville.

Alcanzaba rachas de viento de hasta 260 kilómetros por hora, por consiguiente, fue catalogado como un huracán de categoría 5 en la Escala Saffir-Simpson.

La presión mínima fue de 923 hecto pascales (hPA), causó daños por 217 millones de dólares, 58 muertes directas y una gran devastación a su paso.

Al llegar al Golfo de México, entre el 17 y el 20 de septiembre, Behula cobró fuerza inusitada, impactando el norte de Tamaulipas con velocidades de hasta 260 kilómetros por hora.

Está clasificado como el tercero más grande en el Atlántico.

Carlos Nuño Robles, integrante de la Sociedad de Historia de Reynosa subió a You Tube un documental con imágenes impactantes de los efectos del Behula en Reynosa.

“El 20 de septiembre de 1967 golpeó a Reynosa y a la región el ciclón Behula, relata.

A las 6 de la mañana tocó tierra en la desembocadura del río Bravo y alrededor de las 11 dejó sentir su fuerza en toda nuestra ciudad, lo que ocasionó que se interrumpieran los servicios de energía eléctrica, agua y telefonía.

En la refinería se tomaron medidas preventivas. Se apuntalaron torres, bodegas, tanques de almacenamiento y todo aquello que pudiera ser arrancado o dañado por los vientos huracanados.

Los comercios y las viviendas protegieron las puertas y las ventanas con chapas o tablas de madera y con cintas adheridas a los cristales.

Había temor, pero también curiosidad. Para muchos de nosotros era la oportunidad de vivir por primera y quizás por última vez un fenómeno de esa naturaleza.

Por eso, a pesar de todas las advertencias mucha gente salió entre el aguacero y los ventarrones a observar el famoso huracán que ya había ocasionado muchas muertes a lo largo de los miles de kilómetros de travesía”.

A pesar de los pronósticos y de las advertencias tempranas, ningún lugar está a salvo de la furia de un huracán.

De acuerdo con la tabla de categorías Saffir-Simpson, los daños potenciales que pueden provocar están relacionados con la fuerza del viento.

Así, los de Categoría 1, como lo fueron Agnes, Boris, Carlota, Cosme, Danny, Vince y Joyce, sólo produjeron pequeños daños en estructuras de viviendas, en barcos y casas flotantes no ancladas, arrancaron algunos arbustos y causaron inundaciones en zonas costeñas.

Los de Categoría 2, como Alex, Diana, Erin, Fabio, Irene y Catarina, dejaron tras de sí daños en tejados, puertas y ventanas de edificios, importantes daños en vegetación e inundaciones en comunidades costeras.

Los de Categoría 3, como Alberto, Alicia, Bonnie, Bud, Isidore y Sandy, causaron daños estructurales en edificios pequeños, destrucción de casas móviles, inundaciones severas en zonas costeras y ligeras en poblaciones de tierra adentro.

Los de Categoría 4, tales como Danielle, Dennis, Earl, Frances e Igor, causaron daños generalizados en estructuras, desplome de tejados, erosión en playas e inundaciones severas en poblaciones cercanas a la costa.

Los de Categoría 5, como Behula, Allen, Andrew, Dean, Gilberto, Iván, Katrina, Mitch y Wilma, provocaron destrucción total de tejados en edificios, inundaciones severas, daños en instalaciones eléctricas y evacuación de la población costera.

Entre Julio y Agosto del 2010, en Reynosa, los efectos del huracán Alex se dejaron sentir luego de su paso por San Fernando y su llegada a Monterrey.

La creciente del río Bravo arrastró más de la mitad de La Playita.

Fenómenos naturales anteriores y posteriores han causado pérdidas materiales de moderadas a graves en las partes bajas a consecuencia de la carencia de un sistema de drenaje pluvial efectivo.

 

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