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Por: Alejandra Chavana
“Hola amigo, te ofrezco el reemplazo de tus limpiavidrios, que ya están muy gastados. Los vendo en 240 pesos, pero por ser a ti, te los dejo en 200 pesos”, es la frase inicial del vendedor, quien porta una mochila con todos los accesorios a vender.
Después ofrece al cliente una prueba gratis del producto. El vendedor instala el par de limpiaparabrisas en el automóvil. Los ajusta, corta e instala a la medida.
Posteriormente, procede a hacer el cobro del servicio con una frase similar a “listo amigo, van a ser 400 pesos. Como te comentaba, el costo individual es de 200 pesos”.
Por lo que el cliente se ve en la penosa necesidad de pagar la cantidad al doble del precio originalmente ofrecido, o en su caso, no especificado. Con suerte, el cliente logra negociar el precio, y si no, debe pagar los 400 pesos.
Cabe mencionar que no se reemplaza completamente el accesorio, sino simplemente el plástico que contiene el limpiavidrios, que se daña con el uso o con los rayos solares.
Es importante señalar que, en algunos comercios, el limpiaparabrisas tiene un costo individual de 75 pesos (el más económico), por la pieza completa.
El producto incrementa su precio dependiendo de la calidad y marca.
La estafa de la instalación del producto consta en la falta de claridad y especificación del costo final.