Cómo procesa tu cuerpo la pérdida

(EL UNIVERSAL).- El dolor se siente. Y uno pensará que todo está en la cabeza, pero el proceso en realidad es mental Y físico. Cuando pierdes a alguien, sea una mascota o a un ser querido, tu cuerpo sufre de manera diferente, y el riesgo de desarrollar enfermedades en general se multiplica.

• Tu corazón: Los infartos son más comunes gracias a la trifecta que incrementa la presión sanguínea, ritmo cardíaco y coagulación.

De hecho, un pequeño estudio descubrió que el riesgo de tener un infarto se multiplica 21 veces en las siguientes 24 horas después de la muerte de un ser querido, y se mantiene elevado por la siguiente semana.

El síndrome del “corazón roto” desafortunadamente es real, aunque raro, y, por suerte, casi nunca es fatal. Sucede cuando el ventrículo izquierdo del corazón se debilita de repente.

Es más común en mujeres, pero también sucede en momentos de felicidad extrema (extrañamente).

• Glándulas adrenales: Anticipa noches de insomnio y problemas de digestión por los próximos 6 meses porque las glándulas adrenales producirán más cortisol de lo usual.

Y es que la hormona del estrés es reconocida por causar problemas con el sueño y la digestión.

• Sistema Inmunológico: Tus vitaminas serán mucho menos efectivas. La tristeza y el dolor bajará tus defensas muchísimo.

Y si tomas medicinas o te vacunas, éstas serán menos efectivas en general.

• Cerebro: Un 7 a 10% de las personas que pierden a un ser querido no sobrellevan los sentimientos con tiempo. Si empieza a afectar su vida diaria por más de 12 meses, podrían estar sufriendo de algo más complicado como un desorden de conducta.

La falta de concentración provocará lagunas mentales. Y a comparación de otras personas que pasan por lo mismo, tú podrías empezar a sufrir de estrés crónico asociado por menos materia gris.

• Cuerpo completo: El estrés normal persiste en el cuerpo, y en el caso del dolor complicado, tu cuerpo se comportará de manera similar, pero diferente.

Suben los niveles de inflamación, los cuales han sido asociados con cáncer, enfermedades del corazón… y diabetes.