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Geopolítica latinoamericana, incomprensible sin la Cuba de Fidel

La madrugada del 25 de noviembre de 1956 zarpó, desde las costas de Veracruz, el yate Granma. En él viajaron 82 hombres, entre ellos Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara
sábado, 26 de noviembre de 2016
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CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 26 (EL UNIVERSAL).- La madrugada del 25 de noviembre de 1956 zarpó, desde las costas de Veracruz, el yate Granma.

En él viajaron 82 hombres, entre ellos Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, con destino a la costa oriental cubana. Desde el municipio de Niquero emprendieron la estrategia para derrocar al dictador Fulgencio Batista, que vio el fin de su mandato el 1 de enero de 1959.
Fue el 25 de noviembre, pero 60 años después, cuando el comandante en jefe Fidel Castro Ruz terminaba sus días en territorio cubano.
La historia y la geopolítica latinoamericana no tendrían referente si la Revolución Cubana no hubiera triunfado.

De la mano de Fidel, el “Che”, Cienfuegos y los cientos de guerrilleros voluntarios se logró construir una nación independiente del dominio estadounidense.
La Cuba de Fidel fue parte del paradigma político que polarizó al mundo durante el siglo XX: comunismo contra capitalismo.

A partir de la revolución cubana las insurgencias latinoamericanas se vieron cobijadas y respaldadas.
Chile conoció el gobierno de la Unidad Popular en 1970 encabezado por Salvador Allende que, pese a plantear una vía diferente de organización política a la cubana, llevó a las naciones a enfrentarse a un enemigo común: Estados Unidos y los bloqueos económicos que les fueron impuestos.

La salida de Castro y de Allende fue centrar los esfuerzos económicos en las industrias locales fuertes, la cañera en Cuba y la minera en Chile.
Los movimientos sociales de los años 60 gestados en nuestro país se vieron fuertemente influenciados por dos acontecimientos, la Revolución Cubana y el asesinato del “Che” Guevara.

Gracias a movilizaciones estudiantiles, de trabajadores y de campesinos, México pudo debatir y aprobar la primera reforma política del país en el año de 1977, en la que se legalizaron los Partidos Comunista Mexicano, Popular Socialista, Socialista de los Trabajadores, Demócrata Mexicano y el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana.
La revolución sandinista en Nicaragua, que derrocó al régimen de Anastacio Somoza Debayle, tampoco se entiende sin el apoyo del régimen castrista.
Uno a uno, los gobiernos de izquierda latinoamericanos se fueron sumando a la órbita de La Habana.

La llegada de Hugo Chávez a Venezuela, Evo Morales a Bolivia, Michelle Bachelet a Chile, Lula Da Silva y Dilma Rousseff a Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Ollan Humala en Perú, fueron vistas con buenos ojos por el régimen cubano.
El fallecido Fidel Castro era el último bastión latinoamericano de la revolución, con su muerte empieza un nuevo camino para el continente americano y su vida política.

Un panorama incierto ante la relación del país caribeño con Estados Unidos y una configuración geopolítica aún no descifrada.

 

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