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Menores se fugan para evitar regaño

iromi y Sebastián aprovecharon el momento en que su primaria fue desalojada, por la alerta sísmica, para irse de “pinta”. Querían evitar el regaño de sus padres al escuchar que fueron llevados a la dirección por besarse.
miércoles, 29 de junio de 2016
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CIUDAD DE MÉXICO, junio 29 (EL UNIVERSAL).- Hiromi y Sebastián aprovecharon el momento en que su primaria fue desalojada, por la alerta sísmica, para irse de “pinta”.

Querían evitar el regaño de sus padres al escuchar que fueron llevados a la dirección por besarse.
Tras el sismo de 5.7 grados ocurrido el lunes, alumnos y profesores de la escuela Maestro José Vasconcelos, situada en la delegación Azcapotzalco, regresaron al plantel.


Al llegar a su oficina, la directora se dio cuenta de que no estaban Hiromi y Sebastián, así que los buscó por todo el colegio. Después de un rato contactó a los padres de los niños para informarles que no los encontraba; también los reportó a las autoridades como extraviados.


Preocupados por no saber de sus hijos, papás bloquearon el Circuito Interior a la altura del Eje 2 Norte Eulalia Guzmán. A las 22:30 horas comenzó la protesta de 150 padres, alumnos y vecinos de la colonia Atlampa, para exigir a las autoridades la búsqueda de los menores de 11 y 12 años.


Para hallar a los menores se implementó un dispositivo en el que participaron 60 elementos del sector Cuitláhuac. “Era una consigna encontrarlos, como esto ocurrió en nuestro perímetro teníamos la obligación de localizarlos”, reconoció en entrevista el oficial Pérez.


Al circular sobre la avenida Cuitláhuac y Ferrocarril Central, a bordo de la patrulla DF525P1, los agentes Ramón Pérez y Marco Antonio Guzmán detectaron a los menores.


Estaban cerca de unos puestos de comida, frente a la tienda de autoservicio de la colonia Victoria de las Democracias. “Se veían muy tranquilos, portaban su uniforme de la escuela y sus mochilas”, comentó Pérez.


Poco pudieron preguntarles, pues por indicación de sus mandos debían ser cautelosos para que los niños no se asustaran y no volvieran a escapar.


“Llegamos en plan de amistad a preguntarles su nombre y lo único que nos dijeron era que tenían hambre, así que fueron con mi compañero a comprar algo”, señaló Pérez.


De su bolsillo Marco Antonio Guzmán les compró algo de comer.
Los menores contaron a los policías que pasaron la noche en un parque y al sentir hambre fueron a buscar algo para comer.

Después de desayunar, Hiromi y Sebastián fueron llevados con sus padres y posteriormente al Capea, donde se levantó la denuncia de la desaparición.

EL UNIVERSAL

 

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