Ma. Teresa Medina Marroquín

Orbe

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¿Viene una nueva era?

miércoles, 1 de junio de 2016
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Hoy miércoles uno de junio los candidatos de todos los partidos políticos, incluyendo independientes, culminan sus campañas.
A partir de mañana este contingente que busca el poder político guardará silencio, esperando el veredicto de las urnas.
Se acabó el ciclo donde hubo de todo:
Verdades, mentiras, realismos, acusaciones, difamaciones, absurdos, recorridos afanosos de prosélitos, melodramas, grandes concentraciones, enormes decepciones y escenarios escandalosos.
Y, sobre todo, mucho dinero de los contribuyentes derramado en “proyectos políticos” que bien sabemos fue tirado a la basura, mientras tanta gente padece desempleo, miseria y hambre.
Tampoco se duda que hubo aspirantes a la gubernatura, alcaldías y diputaciones locales de Tamaulipas que logaron captar las voces y recogieron los sentimientos del pueblo.
Estos serán -muy posiblemente- los que el próximo domingo se harán acreedores al mayor número de boletas y votos y representatividad convirtiéndolos en nuestros próximos gobernantes.
Una constelación y suma cuantitativa y cualitativa, eso se espera, de líderes reconocidos y ratificados por la ciudadanía, dispuestos (según dijeron) a desterrar esas ausencias estatales que tanto daño han provocado a la entidad.
Y a cumplir, desde luego, los sueños de la población, haciendo fluir las oportunidades (que no espejismos) esperadas por largo tiempo, sin ser avasalladas por la corrupción y proclividades indeseables.
Ahí radica la gran esperanza de las campañas y sus efectos de contribuir ya en los hechos a resolver con seriedad los grandes problemas que la democracia violenta nos ha traído desde hace más de dos décadas.
Comenzando con los magnicidios de Luis Donaldo Colosio y Rodolfo Torre Cantú, hasta la pérdida de tantas vidas de otros demócratas que si bien es cierto no fueron tan conocidos pero igual contribuyeron a que el horizonte social se expandiera a mayores expectativas.
La gran pregunta es si Tamaulipas iniciará una era de democracia con seguridad pública y personal como de justicia y desarrollo equitativo, o si sólo continuará con esa mal llamada democracia con pobreza e impunidad.
¿Podrán los nuevos líderes ser capaces de darle a la gente lo que inéditamente prometieron?
¿Incluyendo su participación en los delicados temas de las finanzas y sus respectivos presupuestos sociales?
¿El próximo gobernador del estado, para empezar, logrará fortalecer y consolidar el sistema de instituciones acusado hasta ahora de coparticipar en esa tragedia de corrupción de la que muchos perdieron -¡qué pena!- toda esperanza?
Mientras aparecen las respuestas, es justo reconocer que bien que mal (y esto último expresado por los críticos irracionales) las elecciones a celebrarse el próximo domingo 5 de junio en Tamaulipas serán completamente libres y plurales.
Como pocas veces en la historia de este importante estado han coexistido todas las fuerzas políticas, alentando a una ciudadanía participativa.
Quienes quisieron intervenir lo han hecho y lo continuarán haciendo, así sean partidos parasitarios y candidatos ridículos y oportunistas.
Nadie quedó excluido, y el Gobierno estatal a cargo del ingeniero Egidio Torre Cantú pasará a la historia como una administración que se negó a coaccionar contra opositores, respetando un juego político-electoral democrático, aunque sin negar, desde luego, su filiación priista.
La gran pregunta que ahora está en el aire de todos los tamaulipecos y de quienes fuera de la entidad observan el proceso electoral, radica en qué candidato ganará la Gubernatura.
Y quién de estos, principalmente Baltazar Hinojosa Ochoa y Francisco García Cabeza de Vaca sufrirá menos el rechazo y la desconfianza de las mayorías.
Añádase a este contexto si la democracia resultará a partir del 1 de septiembre la gran panacea que vendrá a sanar todas las enfermedades sociales, o si sólo quedará como un tremendo fraude desesperanzador que empeorará el actual estado de cosas.

Antes lo hemos dicho: la democracia no es un método diseñado por los dioses, pero sí por mujeres y hombres inteligentes cuyo anhelo fue inaugurar una nueva era de justicia.

¡Feliz miércoles!

 

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