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Visita abuelita fantasma a pescadores de Altamira

¡Es un llanto!, un gemido, un lamento que anuncia su llegada y su presencia sobre la margen, pero ¡jamás! es vista fielmente la media noche de cada 1 de noviembre
viernes, 30 de octubre de 2015
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Altamira, Tamaulipas.- Cuenta la Leyenda, que los pescadores de la orilla de la Laguna de Champayán tienen una “abuelita” que los visita año con año, sobre todo a media noche del 1 de noviembre.


Justo en el momento que bajan las almas que viven en el limbo, por sus provisiones colocadas en altares.

Los trabajadores en la pesca, diariamente recorren el Tamesí y la laguna señalada a buscar su producto, de donde procede su manutención y la de sus familias.


Hacen sus paradas ahí justo, justo en los ejidos Martín A. Martínez, Cues de Palmas Altas y también en el Camalote.

Su horario de pesca inicia al amanecer, cuando el astro rey se asoma desde el horizonte.

Pero cuando terminan, durante el crepúsculo, saben que el acercarse a la orilla de la Laguna de Champayán, exactamente donde termina el asfalto de las calles Hidalgo, Mina y Morelos en la zona centro, entre sombras estará ella.

Sin ser identificada por alguno de ellos, sin un nombre por el cual la puedan llamar, saben que ella lo hará.

¡Es un llanto!, un gemido, un lamento que anuncia su llegada y su presencia sobre la margen, pero ¡jamás! es vista fielmente.

Solo explicaron a Hoy Tamaulipas que, cuando atracan, la escuchan de entre la flora, de entre la oscuridad que brota, de entre el celaje…No grita, pero si llora como si acabase de ser increpada, entre sollozos, pide abrigo a los marineros.

Los hombres, entre ellos Pedro y Pablo, comentan al momento de erizarles la piel “Es mi abuelita, la abuelita de todos y lo sabemos por su forma peculiar, la vemos entre la bruma, camina despacio, lo hace cansada, encogida”.

La luna es la única que la conoce lealmente, “es la misma que una sola ocasión la presentó a todos, atónitos vimos cómo sus manos reflejan sus años y su rostro blanco y rugoso solamente sollozó….

Quisimos en ese momento dejar nuestras lanchas y correr, pero fueron unos segundos que nos parecieron años, cuando se dispersó la ancianita”.

Desde ese momento la bautizaron como la “Abuelita de los Pescadores”, aunque también aseguran que vecinos de las calles señaladas la han escuchado no precisamente el 1 de noviembre, sino en diferentes testimonios, dicen, aseguran que sus patios, en la esquina donde acaba su propiedad, está ella gimiendo, clamando en silencio algo perdido, algo desconocido.

Agencia HT

 

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