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El triunfo del método ''KonMari''

Fotografía facilitada por editorial Sunmark de la japonesa Marie Kondo, cuyos populares libros como ´´La magia del orden. Herramientas para ordenar tu casa... íy tu vida!´´ en los que da consejos para deshacerse de las pertenencias innecesarias, se han convertido en un verdadero fenómeno internacional, que ya ha alcanzado 33 países. EFE
"La magia del orden", el libro superventas de Marie Kondo, triunfa en Francia, el país de Descartes, con sus secretos para alejar el caos del entorno más próximo.
jueves, 27 de agosto de 2015
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Además de un éxito para la editorial First, es ante todo un "long seller" al que se le augura larga vida. El sueño de todo editor, pues medio año después de estar en el mercado, "La magia del orden" vende una media semanal de entre 2.000 y 3.000 ejemplares.

Este fenómeno editorial, que promete en su contraportada "cambios espectaculares" en la vida de sus lectores, contabiliza más de 2.600 millones de compradores en treinta países.

"De ellos, más de 50.000 en Francia, pues a diferencia de Estados Unidos, donde era un título esperado del que se vendieron más de 300.000 en las primeras seis semanas, la promoción solo comenzó en Francia cuando llegó a las librerías", explica la directora editorial de First, Marie-Anne Jost-Kotik.

Los medios, el boca a boca y las redes sociales, con un sinfín de entradas, vídeos, clubes de fans y ejemplos varios, hicieron el resto por el método de esta joven treintañera que, según la revista "Times", es en 2015 una de las 100 personas más influyentes del mundo.

La autora sitúa en el precoz origen de sus éxitos un libro descubierto de niña, "El arte de tirar", de Nagisa Tatsumi, cuyas enseñanzas empezó a practicar cuando era todavía una colegiala.

Ese atípico interés infantil le llevó, antes de cumplir 20 años, a fundar una consultora y a ser hoy una mediática gurú del orden.

COINCIDENCIAS CARTESIANAS

El hecho de que en algunos países hispanos se le conozca como el "Método Descarte" no tiene nada que ver con las ideas del filósofo, matemático y físico francés del siglo XVII, sino más bien con su inspiración Zen y Feng Shui.

En cambio, a cierta escala, el libro destila nociones familiares para el lector francés, inesperados nexos con la racional metafísica de René Descartes (1596-1650), aunque el desorden casero de la aprendiz Kondo diste mucho del macrocaos original, y el orden individual del engendrado por las inabarcables leyes cósmicas.

Así, la estructura del superventas y la del "Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias" presentan claras coincidencias según los expertos en Francia: ambos autores empiezan por resumir la trayectoria personal que les condujo a sus respectivos descubrimientos y defienden la duda metódica, frente a los métodos previos establecidos en sus propios ámbitos.

Donde el filósofo sugiere "dividir cada dificultad en tantas partes como fuere posible" antes de abordar un problema, la consultora enseña a estructurar las pertenencias propias en tantas categorías y subcategorías como se precise.

De ahí que suenen "muy Kondo" sugerencias cartesianas como las de "conducir con orden los pensamientos, de los objetos más simples y fáciles de conocer a los más complejos", y "hacer recuentos y revisiones tan integrales como para estar seguro de no omitir nada".

"Ordeno, luego existo".

Es más, la idea de que "la verdadera vida empieza tras ordenar tus cosas", pilar sobre el que asienta todo su poder el sistema Kondo, es un eco no tan lejano del célebre "Pienso, luego existo", clave del racionalismo occidental desde que Descartes estipuló que ese era "el primer principio de la filosofía que andaba buscando".

La voluntad divulgadora es otra propiedad común entre el libro japonés y el aclamado tratado escrito en francés -y no en el latín culto de su tiempo- para darle el mayor alcance posible.

Eso sí, a fin de evitar una persecución como la sufrida por Galileo (1564-1642), el filósofo aseguraba no dar consejo alguno en su libro, sino limitarse a hablar de los temas de su interés.

Eran otros tiempos. La guía personal, animadora de televisión y conferenciante no sólo aconseja sin dudar, sino que promete a sus practicantes grandes y positivas sorpresas existenciales.

A cambio, el educando debe actuar con la contundencia de una operación quirúrgica y el entusiasmo que procuraría un viaje de placer, además de prever un periodo de vida consecuente, que es mejor no supere los seis meses como máximo.

"Ordene un poco cada día y no terminará nunca de ordenar", asegura.

Las categorías establecidas tampoco servirían de nada sin una estrategia precisa, que empieza con la ropa, pasa por libros, papeles y objetos diversos y, sólo al final, afronta los recuerdos más personales y queridos.

Los más difíciles de 'descartar'.

Entre el "Discurso" científico y metafísico del XVII y el "manifiesto místico sobre el desprendimiento de las cosas que no necesitamos", como lo definió el "The Wall Street Journal", las diferencias son también profundas.

En especial, desde la tercera parte de ese tratado que analiza la consistencia de la luz o el alcance de la investigación científica. Sin contraponer, claro, la vida propia que brinda Kondo a cualquier objeto inanimado con las demostraciones de Descartes de la ausencia de alma animal, el contenido del mundo y la existencia de Dios.

¿ME HACE ESTO FELIZ?

Para no desviarse un ápice de su tema único y central, Kondo pide a sus seguidores que averigüen, objeto por objeto, sea grande o pequeño, caro o barato, nuevo o viejo, si realmente les hace feliz poseerlo.

A juzgar por el CD que vende la marca Kondo en Japón a quien desee alcanzar el orden prometido, la música de Bach y algunos valses de Chopin pueden ayudar en el proceso.

La escritora sugiere ir rápido, pero tomar en las manos cada prenda, libro, foto o papel que se posea y hacerse la pregunta mágica diseñada para puentear la razón, la culpa y los argumentos utilitarios: "¿Me hace esto feliz?".

El trabajo no termina ahí: mientras el adepto se deshace sin piedad de sus pertenencias, más o menos históricas, debe agradecerles el lugar ocupado hasta ese momento en su vida, hablarles como si fuesen viejos amigos.

Sólo después de haber llenado múltiples bolsas de basura, vaciado armarios y cajones, recipientes y álbumes de fotos, podrá encontrar un lugar para cada elemento que haya decidido, en plena consciencia, conservar.

Es el momento de aprender ciertas técnicas esenciales como el plegado vertical de las prendas y el uso preferente de cajones y cajas de zapatos, elemento fetiche este último del orden Kondo, poco amante de los productos de almacenamiento que tanto abundan en el mercado y que considera verdaderas "trampas".

Para esta experta enemiga de la superposición horizontal de enseres, imposibles de mantener en orden -asegura-, lo importante es reunir cada categoría establecida en un único y mismo sitio de la casa y poder vislumbrar su contenido desde el primer golpe de vista.

No destierra, sin embargo, los armarios de gran profundidad, muy típicos en Japón, aunque recomienda utilizarlos y decorarlos "como si fuesen pequeñas estancias".

Cartesiano o no, su método funciona, hasta tal punto que algunos especialistas se preguntan si es la ilustración de un posible punto de inflexión en la era de la acumulación.

Por María Luisa Gaspar.

EFE/REPORTAJES

 

Comentarios

  • El triunfo del método konmari
    por Gloria vales , 08/09/2015 16:09
    DesaprueboApruebo
    +0

    Me gusto mucho el artículo. Es muy útil y te hace mirar las cosas materiales de una forma diferente.

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