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¿Reynosa, Texas?

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Una extensión de aproximadamente doscientas hectáreas, casi del tamaño de la Zona Centro puede quedar del lado americano con una nueva creciente.
domingo, 2 de agosto de 2015
Por: Jesús Rivera
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Reynosa está en riesgo de perder una parte de su territorio.
Como se ha demostrado a lo largo de varios siglos, el río Bravo es uno de los más cambiantes del mundo, ya que en el último tramo de su cauce, desde Miguel Alemán hasta Matamoros, sus aguas corren sobre sedimentos de arcilla y arena del Cuaternario, el período geológico más reciente.
El pedazo de tierra que puede perderse para siempre pertenece al ejido Los Longoria, localizado al norponiente de la ciudad.
Una extensión de aproximadamente doscientas hectáreas, casi del tamaño de la Zona Centro puede quedar del lado americano con una nueva creciente.
Los cambios en la trayectoria del río no son nuevos y se han dado a través del tiempo,-asegura el historiador Martín Salinas Rivera, Cronista de la Ciudad.
Lo más común es que ocurran desplazamientos, tanto hacia el norte como hacia el sur.
El ejemplo más reciente de cómo cambia la configuración del río con las crecientes ocurrió en el 2010.
Tras el huracán Alex, hubo necesidad de derivar las demasías de las presas por el río, causando una avenida controlada.
No obstante, miles de hectáreas quedaron bajo el agua, incluyendo asentamientos ubicados cerca del cauce, como Los Patos, parte del patio de importaciones temporales de vehículos de la Aduana y poblaciones localizadas al nororiente.
Casi un mes después, cuando las aguas volvieron a su nivel, el centro recreativo La Playita casi había desaparecido.
De hecho, la mitad del terreno fue "tragada" por el río, aunque el límite internacional se conservó y, por lo menos en este caso, México no perdió un sólo centímetro de su territorio.
Pero las cosas pueden ser diferentes en los meandros del ejido Los Longoria.
Un meandro es una curva prolongada de un río, y el tramo que abarca los municipios de Díaz Ordaz y Reynosa es el que más tiene.
En especial llama la atención el meandro de Los Longoria.
Si se observa un mapa de esa parte, pueden apreciarse en la parte de arriba dos arcos bien definidos.
Esa parte de México se perdió durante el huracán de 1933.
A lo largo de este tramo del río, en el lado de los Estados Unidos se puden observar otros "arcos" que también constituyen evidencia de dichos cambios.
Para 1854, cuando se firmó el primer tratado de límites entre ambos países, ya el río había sufrido una serie de modificaciones.
Por ejemplo, entre los años 1920 y 1930, parte de lo que hoy es Hidalgo, Texas, pertenecía a Reynosa, a la familia de Medardo González.
Había en ese lugar una enorme ladrillera, ya que el material arcilloso del suelo era ideal para la fabricación de tabiques.
La creciente asociada al huracán del 33 hizo cambiar el cauce del río y la corriente se movió varios cientos de metros hacia el sur, quedando ese lugar en territorio americano.
En el poblado Río Rico, a unos ochenta kilómetros al oriente de Reynosa, se cuenta la historia de un norteamericano que tenía una tierra de labranza, también por aquellos años.

Resulta que con un trascabo niveló parte del banco de arcilla y arena, así que la corriente del río, buscando el punto de menor resistencia, partió el terreno y una porció de él quedó en el lado mexicano.

EL RIESGO

Hay un "cuello" en el meandro del ejido Los Longoria que puede sufrir la misma suerte, pero esta vez está en juego un territorio mucho más amplio.
Hacia el norte de la colonia ampliación Carmen Serdán, cerca de la calle Dr. Serapio Cantú Barragán, se localizan varias ladrilleras aún activas y algunos basureros clandestinos formados en los socavones.
Martín Salinas concuerda en que este debilitamiento del suelo arenoso-arcilloso podría convertirse en un factor para un nuevo cambio del curso del río, en una eventual creciente ocasionada por un huracán.
En el otro lado del "cuello", aproximadamente a un kilómetro y medio de distancia, se encuentra el jardín de niños Doroteo Arango, donde la fuerza de la corriente del río está carcomiendo poco a poco el talud.
Hace dos décadas, autoridades de la Comisión Internacional de Límites y Aguas anunciaron que los taludes que presentaban signos de erosión serían recubiertos con piedras lajas para frenar el impacto de la corriente, pero no se le dio seguimiento al proyecto, posiblemente por el elevado costo.
Salinas Rivera, en su calidad de historiador, accedió a dar una entrevista sobre el tema.
Reveló, en primer lugar, que "somos parte de la frontera, tenemos un límite que es el río.

Es parte no sólo de lo histórico, sino también de la geografía. Tiene una serie de puntos que hay que considerar, de lo que representa el río como límite entre los dos países2.
Agregó que a nosotros nos ha tocado vivir en una de las fronteras más inestables, hablando de la cuestión geológica y geográfica, porque el río se encuentra en un lecho de arcilla y arena.
"Nos toca vivir en los sedimentos del Cuaternario, que es lo más moderno de la tierra y no es un lugar estable.

El río cambia constantemente de cauce, inclusive, es un río que es meándrico, que va haciendo curvas. Desde Miguel Alemán se va abriendo, estamos en un delta, lo que es el delta del río Bravo.

Es un área geográfica donde al río ya no le entra agua, en sí, sino que va a causar arroyos o desagües hacia el mar y empieza a abrir un abanico".
De Miguel Alemán hacia abajo, los sedimentos pertenecen al período Cuaternario, aproximadamente de hace dos millones de años, el que a su vez descansa sobre un lecho del Terciario.
El historiador, quien es también encargado del Archivo Histórico Municipal, dijo que antges de la construcción de las presas los cambios de trayectoria del río eran algo común y corriente.


En determinadas épocas del año, la llanura que se ubica entre río Bravo y Valle Hermoso se llenaba de agua.
"Los cauces han ido cambiando, por ejemplo, lo que ahora es El Culebrón era parte del cauce hace miles de años, y está a más de cinco kilómetros del cauce actual.

Hay el área de aquí, de La Mesa, que es al sur de Progreso, hay un cause, precisamente un meandro abandonado, un curso abandonado del río, como a tres kilómetros del río actual.

Aquí arriba, en el área de Reynosa-Díaz tiene una serie de cauces o lagunas. La mentada laguna Pajaritos, que era famosa, eran cauces abandonados a los que ahora se les da otros usos, donde se cultiva camarón",-dijo.

RECUBRIMIENTO

Aunque no eliminaría el riesgo de erosión de los meandros, el historiador recomienda que en los puntos donde la fuerza del río impacta se pueda colocar un revestimiento con piedras lajas .
Como ya se dijo, en el ejido Los Longoria hay un "cuello" con dos puntos de impacto cuyo proyecto de revestimiento abortó por alguna causa.
Salinas dijo que "en este caso, en determinado momento puede cortarse porque es sedimento de arcilla y arena, si no se toman ciertas precauciones o se tiene cierta visión de lo que puede pasar.

(Colocar piedras) es algo momentáneo, porque el río manda y no va a respetar lo que le pongas. Tarde o temprano te lo puede cortar, pero sí, tener la precaución o estar conscientes de que pueda pasar algo y se pueda perder parte del territorio.

Lo que hay que evitar es que no haya pérdidas de vida o daños a las personas que están viviendo ahí".
Citó el caso de la escuela Doroteo Arango, amenazada por la erosión que causa el río en los taludes la cual, en caso de ser afectada, tendría qu reubicarse a un lugar más seguro.

 

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