Pendientes: uno es suficiente

El más sobrio de los "looks" puede transformarse con las joyas acertadas. Esta temporada, la tendencia acentúa el rostro con pendientes tamaño XXL, en cristal, plumas o piezas geométricas, pero siempre en singular.

UN "MUST" ÚNICO

Los piratas fueron los primeros en utilizar el pendiente en solitario, casi siempre como un aro de oro, utilizado como amuleto contra los naufragios y como símbolo de los peligrosos viajes superados.

Hoy en día, este complemento se sube a la pasarela con este mismo ADN canalla y como parte de los "looks" de las principales firmas de moda. Tory Burch, Dior o YSL, lo han utilizado en sus propuesta de otoño/invierno hasta convertirlo en el "must" de la temporada.

La inspiración transita por diversos imaginarios: Givenchy opta por el reino animal con pendientes en forma de cuerno, Louis Vuitton retoma el imaginario de los bucaneros con un aro del que se desprenden varias figuras geométricas, y Celine propone un collage de elementos sin orden ni concierto.

Alargados hasta el infinito, el pendiente supera su largo habitual y toca el hombro, destacando por encima del resto de accesorios y luciendo un amplio y variado elenco de materiales.

En ocasiones también acortan su largo y aparecen en forma de "earcuff", un nuevo tipo de pendiente, que en vez de tener forma de guirnalda, ocupa parte o la totalidad del cartílago.

PLUMAS Y CRISTALES EN SOLITARIO

El "menos es más" no va con el pendiente en solitario. Un complemento que sigue la línea del estilo barroco que ha impregnado el universo de la joyería en los últimos años, con piezas recargadas, inspiradas en la época del Romanticismo.

Cristal de vivos tonos, que forman preciosos mosaicos de coloridos destellos; plumas que retrotraen al imaginario de los nativos norteamericanos, metales preciosos como oro y plata, y juegos de figuras geométricas inspirada en la estética Bauhaus, cuelgan de sobrios lóbulos.

Pero no todo vale: los pendientes solitarios deben incluirse en el "look" con seguridad y maestría, para que no parezca que simplemente el otro pendiente ha quedado olvidado en el joyero.

Adecuadamente incorporado, el pendiente en solitario aporta un toque fresco y joven al estilo. Es importante que no parezca casualidad, y en ocasiones, es necesario acompañarlo con un pendiente mucho más minimalista y de reducido tamaño, como una pequeña perla o un cristal de Swarovski.

PENDIENTE, UNIVERSO DE FANTASÍA

Los pendientes son uno de los elementos de joyería "que más fantasía ha acumulado a lo largo de su historia", explica la conservadora de la colección de joyas del Museo del Traje de Madrid, María Antonia Herradón, y habitualmente, ha estado ligado, a "las modas de los peinados y los escotes".

"La joya -explica- es un elemento que se ha utilizado a lo largo del tiempo para llamar la atención y mostrar la riqueza que uno tiene, aunque indica muchas cosas más.

No deja de se un modo de llamar la atención, significarse y decir '¡Aquí estoy yo!'".

DE LA PASARELA A LAS CELEBRITIES

Como todo "must" que se precie, a las celebrities les ha correspondido un papel fundamental en el auge de este complemento. En 2009, Angelina Jolie lució un alargado pendiente solitario cuajado de brillates en el estreno de "The Curious Case of Benjamin Button" en Berlín, y años después (2004) Emma Watson acompañó un sobrio traje de noche negro que llevó a los Globos de Oro, con un alargado pendiente en la oreja izquierda terminado en una perla.

Actrices, modelos y cantantes se han apuntado a esta moda en sus numerosas apariciones en la alfombra roja: Jennifer Lawrence utilizó un "ear-cuff" de brillantes de la firma Ana Khouri en la premier de "The Hunger Games" en París y Mary-Kate Olsen acompañó su vestido de Dior vintage con un solo pendiente de entramado geométrico en la última gala del Met.

Celia Sierra.

Efe-Reportajes.